Tiempo

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—Entonces un pequeño, pero significativo cambio llegó de momento; se quitó la horrible barba de su cincelado rostro. Luego, con el pasar de los días, aunque no lo notara, empezó a echarse más de la cuenta esa loción tan varonil que desprende de su cuerpo. Las sonrisas eran cada día más amplias y frecuentes. Las miradas vacías a la nada y tristes adquirieron un brillo descomunal de jovialidad. Dejó de beber. Dejó de trabajar por largas semanas seguidas. Dejó de llorar como niño en búsqueda de protección. Dejó de vagar por la casa en busca de su amor perdido. Dejó de sentirse solo y vacío. Dejó que su corazón sanara poco a poco con la gracia y belleza que una chica joven con enormes virtudes y de gran corazón calara en su vida — negó riendo ligeramente—. Pensé que estaba loca cuando lo vi tirarte una sonrisa coqueta. Creí ciegamente que me estaba enloqueciendo cuando lo vi irse detrás tuyo con una preocupación tatuada en su rostro. Me dije muchas veces que solo era parte de mi imaginación... duele que no hayan confiado en mí. Sinceramente, ahora que lo pienso, hubiera soltado a reír aquella mañana que llegaste preciosa y bien follada por mi padre, sin saber que era él quien te había mostrado el sexo más salvaje de tu vida en medio de un callejón. Hubiéramos reído juntas viendo la cara pálida de papá.

—Quise hacerlo muchas veces, créeme, pero tu papá tiene miedos y temores que aún le hacen un hombre casi inaccesible. Uno de ellos era tu reacción al enterarte. Él no quería ser juzgado ni odiado por su propia hija, por eso mantuve mi silencio, aunque me estuviera matando poco a poco. Teme a que lo incrimines por haber fallado a la memoria de la Sra. Elena, que en paz descanse — me senté junto a ella y me perdí en la divina vista que nos brinda la Srta. Libertad y los rascacielos de fondo—. No importa que no me perdones a mí, prométeme que no lo vas a despreciar; él no podría soportar perder a lo que más ama en la vida, y para ser sincera, yo no sería capaz de ver como sufren un padre y una hija por mi culpa. Es humano, y tiene miedo a todo lo que ahora es nuevo para él; amar, ser feliz, divertirse, vivir, incluso de ilusionarse con lo incierto. Nosotros nunca quisimos esconderte lo nuestro; sin embargo, lo hicimos. Sabes que la sinceridad siempre ha sido una de mis cualidades, y ahora que lo sabes — giré la cabeza hacia ella, encontrándome con su curiosa mirada—, el gusto por tu padre nació después de aquella noche. Luego de eso, él era el único dueño de mis pensamientos, apoderándose hasta de mis más sucios sueños. Me dejé llevar por esa atracción sexual hasta que me perdí entre sus brazos, muy consciente de que él nunca iba a corresponder mis sentimientos. Cada beso era una gran culpa para él. A veces pienso que me aproveché de su soledad para ganarme, aunque sea un pequeño espacio en su vida, por ello me pareció mantener un secreto con él; donde solo éramos él y yo, olvidando cada golpe de tristeza que en nuestra alma había. Pero inevitablemente me enamoré, y la carga de ese secreto se volvió más fuerte. Ahora que lo sabes, no me avergüenza ni mucho menos me arrepiento de haber saltado a sus brazos para rescatarlo y él rescatarme... Sí, lo quiero como no te imaginas — me sinceré—. Supo cómo arrebatar mi corazón.

—Y él te quiere — no preguntó, afirmó dándome una leve sonrisa—. Se le nota a simple vista.

No supe que más decir, por lo que solo nos mantuvimos en silencio por largos minutos. El peso de ese secreto cayó de mis hombros al no verme rechazada por ella, aunque aún falta mucho para que logre aceptar mi relación con su padre.

—Volveré — cortó el denso silencio entre las dos—. Me quedaré unos días en casa de Bri, por favor dile que me dé un poco de espacio. Sé cuan insiste es cuando se lo propone.

—Le diré que no se moleste en llamarte, sé que con Bri estarás bien.

Ella se levantó del suelo e hice la misma acción. El frío nos siguió acariciando la piel, lentamente calándose entre nuestros huesos y haciéndonos temblar ligeramente. Katie no dijo más palabras, se adentró la habitación, tomó sus dos maletas y antes de salir me dio una mirada por encima del hombro.

—Que lo acepte no quiere decir que los haya perdonado. Ahora me siento muy herida y decepcionada tanto de ti como de mi padre; sin embargo, no los voy a juzgar tan cruelmente, puesto que los humanos cometemos errores. Y, para ser sincera, su único error no fue haber confiado en mí, no quererse en secreto — desapareció de mi vista en tan solo un parpadeo, dejándome con un sabor amargo en la boca del estómago. 

Luego de tomar mis maletas fui a la habitación de Keith, pensando en cada una de las palabras que Kat me había dicho y una sonrisa triste se extendió en mi rostro. La indescriptible sensación de saber que ella ha aceptado mi relación con su padre no le encuentro palabra alguna; solamente puedo pensar en lo muchas cosas que juntos podremos hacer de ahora adelante. Ahora que Kat sabe que nuestro amor se genuino, no habrá quien interrumpa. 

Dejé dos golpes en la puerta, y rápidamente ese hombre el cual me tiene muy enamorada, salió para estrecharme entre sus fuertes brazos. Sus ojos denotan una gran tristeza. más su aliento a alcohol me da a entender lo ansioso que se encontraba. 

—¿Dónde estabas, bonita?

—Hablando con Katie. Ella lo acepta, pero no nos perdona el hecho de habernos ocultado de ella. Sé que el tiempo apremia, pero estoy segura que a base de actos sinceros podremos ganarnos su confianza de nuevo...

—Voy a hablar con ella. Necesito que me escuche. 

Rodeé su cintura, pegándolo más a mi cuerpo y descansé mi mejilla en su pecho, sintiendo contra mi piel los furiosos latidos de su corazón. 

—Se ha ido con Bri — susurré—. Dale tiempo, cuando esté lista podrán hablar tranquilamente. Ahora descansemos, ¿sí? Aunque ha sido un día maravilloso, este pequeño viaje ha llegado a su final. 

—Tomemos una ducha juntos — nos adentramos a la habitación, y con esa sutileza tan característica de él, me desnudó por completo el alma para luego brindarme su inmensa e infinita pasión.   

Pasión Secreta[En Físico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora