Inseguridades

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Aquella burbuja de contemplación divina explotó al ver como Jordán pasó uno de sus brazos por sus hombros y estallaron untos en una carcajada mientras la madre superiora negaba varias veces con la cabeza. ¿Qué hace el menor de los Mackenzie en este lugar? Por su vestimenta formal y pulcra, supongo que trabaja con mi bonita en el orfanato.

Para que mentir, sentí un dolor punzante y agudo en todo mi ser, haciéndome imposible, aunque sea mover un solo musculo. Jordán la mira con tremendas ganas de devorarla por completo, mientras que ella ajena a esa ferocidad le dedica una sonrisa brillante que hace ahogar a mi corazón en el fondo de un pozo.

—Que gusto encontrármelo en un lugar de estos, Sr. Morrison. No sabía que fuera benefactor en este orfanato— incluso escuchar esa voz coqueta y chillona hizo que mi día se terminara de joder—. Veo que su novia es una chica muy bella, digno complemento de su atractivo.

—Srta. Wilson, que casualidad — murmuré sin apartar los ojos de ellos—. Mel es una preciosura.

—De eso no me cabe ni la menor duda — aunque quiso disimular en tono agrio en su voz, soltando una risita hipócrita, noté perfectamente el ácido y el veneno en cada palabra—. Fue un placer verlo por acá. Ahora me iré, mi ahijado espera por mí.

—Buena tarde — la vi irse hasta que se encontró con un niño que saltó muy emocionado a sus brazos.

No sé por qué esa mujer me da un ligero aire de que es terriblemente ponzoñosa. Tan solo con escucharla las espinas se siembran como dudas en mi cabeza.

—Muy bonita, ¿no?

—A mí no me parece que sea así — encaré a la chica que me contemplaba con perspicacia—. Para hablar de la real belleza, solo me basta con darle una eterna mirada a la única mujer que es capaz de moverme el mundo con solo un suspiro. ¿Sabes, Melanie Brown? Hoy siento tremendos celos de que vean cuan bella eres.

—Cómo no enamorarme un poco más de ti, ¿eh? — sonrió y volví a soñar aun estando despierto—. Venía a decirte que ya va a empezar mi canción, por lo quiero que estés en primera fila.

Dejé que me guiara a mi lugar en completo silencio, entre tanto disfrutaba de escuchar su hermosa risa cuando apreté suavemente su cadera. Es el lugar más sensible de su cuerpo, que, junto a su cuello, me complace acariciar y besar hasta provocarle temblores y gemidos finos. Ese deseo por ella sigue tan vivo en mis venas y en cada una de mis terminaciones, haciendo que en mi mente se creen imágenes de su cuerpo desnudo entre mis manos y mis labios.

—¿Qué estarás pensando, Sr. Keith? — susurró en mi oído, apretando suavemente mis hombros con sus pequeñas manos.

¿En qué momento tomé asiento? Me vi preguntándome con el ardiente sofoco de su calor.

—En las mil y una maneras de robarte y hacerte mía sin descanso estando muy lejos de este lugar — solté mi pensamiento en voz alta y su risita en mi cuello me estremeció—. Estás jugando con mi poca cordura, Mel.

—Prometo no quitarme el vestido — susurró, provocando ese cosquilleo por todo mi cuerpo—. Te quiero. Espero disfrutes la canción; es especialmente para ti — depositó un suave y húmedo beso en mi cuello antes de salir corriendo hacia la pequeña tarima.

El corazón se agitó de manera abrupta dentro de mi pecho ante las últimas palabras que salieron de su boca. Desde un principio ha tenido la felicidad de ponerme a temblar con su mera presencia, por lo que escuchar una dedicación de su parte es como estar en un fantástico sueño del cual nunca quiero despertar.

Con extrema elegancia y delicadeza, hizo una leve reverencia para el público para luego dirigirse hacia al piano y tomar asiento. Los pequeños se encontraban sentados ordenadamente a un costado de ella, sosteniendo en sus pequeñas manos varios instrumentos musicales. Me sorprendió de sobremanera cuando Jordán alzó un violín y lo puso sobre su hombro.

Como si de una artista experimentada se tratase, Mel empezó a acariciar aquellas teclas con soltura y gracilidad, entonando una melodía tan lenta como rápida, tan suave como violenta, tan llena de pasión como de amor. Encerrada en cada una de las notas mi corazón se estremeció y bombeó al mismo ritmo que aquellas teclas de aquel piano. Seguidamente, el suave susurro del violín la acompañó en cada nota llena de sentimiento, cada vez siendo más poderosa y relajante para los oídos.

Debo admitir que el estridente sonido del violín se unificó a todos los instrumentos acompañarlo en un perfecto ritmo calmo. Jordán derramó magia en cada nota; desgarrando las cuerdas para luego calmar el chillido en suaves melodías. Se veía sumamente concentrado, pero entonces su mirada solo se centraba en aquella mujer frente a sí; como queriendo decirle con aquella melodía todo lo que en sus ojos pude percibir aquel día. Las vagas sonrisas se perdían con las melodías eufóricas que le arrancaba al violín. Melanie lo acompañó, acompañándose y mezclándose entre sí; como si fueran un solo cuerpo y una sola alma.

Entonces todo se derrumbó de golpe. ¿Qué hace ella con un hombre como yo? Melanie tiene una vida por delante, sueños que cumplir y sinfín de experiencias que vivir. ¿Qué hace ella perdiendo lo más valioso de su tiempo con un hombre como yo? Cada inseguridad salió a floté, martillándome la cabeza con la realidad más absurda que pueda existir; ella es tan joven y llena de vida, mientras yo soy un viejo en búsqueda de tranquilidad. Somos tan distintos que, al verla dibujada en brazos de otro, los celos y el egoísmo se pelean a muerte con las ganas de soltarla y dejarla ser libre.

—¡Keith! — me gritó ella a mi espalda, ni siquiera me había dado cuenta que había salido a prisa de la multitud—. ¿Qué te pasa? ¿Por qué te has ido de esa manera?

No sé por qué esa inseguridad aparece en este momento, cuando ella me ha dejado en claro sus sentimientos.

—¿Por qué lloras? — acarició mis lágrimas, borrándolas con la yema de sus dedos.

—Porque eres la mujer más perfecta y hermosa; porque lo mereces todo y yo no te he dado nada más que no sea tristeza; porque, aunque es tan poco el tiempo el que te tengo en mis brazos, siento que te amo. Pero, sobre todo, porque de tan solo pensar que dejes de quererme por alguien que sí te brinde todo lo que yo no puedo darte, muero una vez más.

—¿Qué cosas dices, Keith? — se abrazó a mi cuerpo con fuerza—. Me lo has dado todo en tan poco tiempo. Me siento única en tus brazos, siendo privilegiada en amarte. Es muy precipitado, pero también siento que te amo. Ahora lo entiendo, nuestros ángeles nos pusieron en el camino del otro para unirnos. Ellos son la causa de que todo esto que siento por ti y me quema, sea lo más bonito que haya sentido en mi corta vida. Nunca te dejaré, ni con todo el oro del mundo podrán separarnos. 

Pasión Secreta[En Físico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora