Necesidad

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Por más en que trataba de no pensar en ese último encuentro con Melanie, cada día se me hacía más imposible. Sus besos son como una especie de tortura; y, no sé sí esté bien o mal sentir tanto por ella. Por mi parte aun sentía algo de culpa, más por el mismo hecho de ser la amiga de mi hija y todo lo que hemos ocultado. En cambio, Melanie no ha regresado a la casa y tampoco volvió a la oficina. Supe por Katie que ella no ha respondido a sus mensajes. En cierto modo, me siento muy culpable. No fue mi intención haber arruinado su bonita amistad. Cada vez me siento peor. Estas últimas semanas he pensado mucho en si ir o no a hablar con Melanie y solucionar todo.

—¿Todo está en orden, Sr. Morrison? — inquirió la Srta. Wilson después de un largo silencio entre los dos—. Que no me diga nada, me inquieta un poco.

—Todo está en perfecto estado.

—Qué bueno — sonrió—. Entonces, usted dirá cuando empezamos con la construcción.

—Cuanto antes mejor. Gabriel es quien quedara a cargo de ahora en adelante. Cualquier duda e inquietud que tengan, puede avisarnos enseguida — firmé en el campo destinado y cerré la carpeta—. Emma le hará llegar la copia del contrato a su oficina lo más pronto posible.

—Oh, muy bien. Me alegra firmar con una constructora como la suya. Sé que nos entenderemos a la perfección.

—En mejores manos no puedes estar — insinuó Gabriel con ese típico tono malicioso de él—. Sonará atrevido de mi parte, Srta. Wilson, pero nos encantaría que se uniera a nosotros a la celebración del cierre del contrato.

—¡Me encantaría, por supuesto!

Enarqué una ceja en dirección a Gabriel, quien solo se dedicó a encogerse de hombros y ensanchar esa sonrisa tan irritante para mí. ¿Desde cuándo celebramos los cierres de los contratos? Me pregunté, volviendo la mirada a la capeta sobre mi escritorio.

—¡Perfecto! El viernes tenemos una cita. Les deseo un buen día — palmeó mi espalda antes de salir de la oficina y dejarme completamente solo con ella.

—El Sr. Mackenzie es muy entusiasta.

—Lo es... — murmuré.

Y también sé con qué fin está haciendo toda esta ridícula salida. La Srta. Wilson se fue unos minutos después en los que no dije nada. Para ser honesto, la mujer me pone incómodo, y no porque me guste o algo por el estilo, sino porque simplemente no me pasa del todo.

Al salir de la oficina me desvié por sí solo de camino, no tenía pensado llegar a la cafetería donde Melanie trabaja; sin embargo, allí me encontraba a una distancia prudente esperando a que su turno acabara. Con cada segundo que va corriendo el corazón mi corazón se va agitando cada vez más. No tengo por qué estar acá, ni mucho menos tendría por qué estar tan nervioso ante una aparente charla, pero algo en el fondo de mí me dice que lo correcto es hablar y solucionar nuestro problema de una vez por todas.

—¿Qué rayos estoy haciendo? — iba a encender el auto cuando la vi salir de la cafetería.

Pensaba acercarme, decirle todo lo que por mi mente estaba cruzando en ese momento, pero me quedé helado al verla igual de bonita a la última vez que la vi. No lleva una falda larga, pero el pantalón ajustándose a sus curvas la hacer ver igual de atractiva... Mi corazón se saltó varios latidos tras verla subir a un Audi rojo. No tiene que importarme lo que haga con su vida, ella es libre de salir y de verse con quien ella le plazca, ¿no? Entonces, ¿por qué me molesta tanto? Y me molesta a la vez este sentimiento tan contradictorio que siento en el pecho.

Regresé a casa sintiéndome igual o peor de molesto de lo que me encontraba hace unos días conmigo mismo. Todo lo que por mi mente pasa es; Melanie, y tenerla tan mentida en el pensamiento me asusta mucho. Nunca antes me había sentido tan atraído por alguien, es como si una parte de mí la necesitara con gran urgencia, mientras la otra me recriminara porque sabe que este deseo que siento hacia ella está mal.

Aún sigo amando a mi esposa, ella es la única mujer que debe estar en mis pensamientos día y noche, pero últimamente su recuerdo se transforma en el de una chica alegre, inteligente y sin temor a jugar por lo que desea. Lo que siento por Melanie es solo pasión, es un deseo que despertó en mí al estar tan muerto. Es normal tener necesidad de ella, cuando he pasado años sin intimar con una mujer, ¿no?

—Llegaste temprano — dijo Katie una vez abrió la puerta.

—Llegué hace poco, mi amor...

—Buenas noches, Sr. Keith — saludó Melanie seguida de Katie y cortando mis palabras de tajo.

Mi corazón explotó al verla, pero no supe interpretar esa reacción del mismo tras escuchar su dulce voz.

—Después de días sin venir, esta ingrata por fin decidió visitarnos. Será que ya no le gusta estar cerca de nosotros, ¿tú qué crees, papá? — bromeó Katie, pasando su brazo por encima del hombro de Melanie. 

Pasión Secreta[En Físico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora