Vínculo

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MELANIE

Perdida en mis pensamientos, empecé a jugar con el collar que cuelga de mi pecho, y los recuerdos de aquel cumpleaños tan diferente llegó a mi mente. Desde mi último cumpleaños, donde mi padre aún se encontraba junto a nosotras, no había sido tan feliz como ese día y en manos del hombre que amo.

¿De verdad es amor lo que siento por él? No sabría decir a ciencia cierta si lo es o no, lo único que tengo claro es que le roba latidos a mi corazón y suspiros de añoranza e ilusión a mi ser. Él llegó para hacerme sentir y vivir lo que el destino me quito y un hombre no supo entregarme en su debido tiempo. Había jurado que Rubén seria mi primer y único amor, pero me equivoqué cuando descubrí con Keith cientos de sentimientos que jamás sentí estando a su lado. Eso de amar para siempre al primer hombre que te entregas, no fue un hecho para mí.

Observé a detalle la pequeña flor de Aciano bañada en un intenso color purpura; inconsciente o no, Keith me demostró amor con tan lindo detalle de su parte, aun sin tener en claro sus sentimientos hacia mí. Ahora que en su mirada veo amor, es inevitable no querer congelar el tiempo para que nunca acabe. Cada día nos convertimos en un solo, siempre queriendo estar juntos el mayor tiempo que sea posible. Las noches a su lado son tan cortas, y los momentos en el día son apenas un parpadeo que nos satisface, pero que nos deja con un vacío cuando hay que marcharnos por distintos caminos. Sea ha convertido en una necesidad; no me veo estando sin su tierno cariño.

A mi mente llegaron varios recuerdos de cuando era niña y el impulso de ir al cementerio me invadió. Ahora que tengo tan seguro mis sentimientos por Keith, es necesario hacerle una pequeña visita a la Sra. Elena y a mi padre. Me da tristeza y no me siento para nada bien al pensar que, para ser feliz, ellos tuvieron que marcharse.

Tomé mis cosas y salí de la biblioteca de la universidad, pensando en cada una de las palabras que debo decirle a la mujer que más amó Keith, y una disculpa por no haber ido a visitar a mi padre en los últimos días. Atravesé los pasillos hasta que llegué al estacionamiento, pero la figura poco sonriente de Katie llamó mi atención.

Quise salir corriendo y abrazarla como solíamos hacerlo antes; sin embargo, bajé la cabeza y seguí mi camino hasta llegar a mi bicicleta. Frustrada por no encontrar las llaves, empecé a sacar todo de la mochila y una risa divertida sonó a mi espalda.

—Sigues siendo despistada, Mel — levantó el mano de llaves en el aire y rio con gracia—. Las dejaste colgando, como siempre.

—Se me olvida que debo quitarlas — murmuré un tanto consternada—. ¿Cómo estás?

—Bien, en lo que cabe — desvió la mirada—. Volveré a casa, pero aún no he hablado con papá.

—Le hará muy feliz tenerte de nuevo en casa, ha estado muy preocupado por ti. Pero a mí no me engañas, ¿qué ocurrió?

—¡Ah, por un momento olvidé lo bien que me conoces! — la sonrisa que me dio no llegó a sus ojos—. Todo se acabó con Bri.

Me sorprendió, pues desde que empezaron a salir siempre vi el gran amor en sus ojos cada que la miraba sin disimulo.

—No quiero hablar de él — agitó las manos al aire—. ¿Vas a la cafetería?

—No, pesaba ir al cementerio...

—¿Y si vamos al faro y bebemos solo un poco? Claro, si gustas.

—¡Por supuesto que sí! Un par de copas de vino no nos vendrían mal — reí.

—¿Vino? Por favor, yo necesito algo mucho más fuerte. Además, es lo más conveniente para escuchar el romance entre mi amiga y mi padre.

Soltamos una carcajada, luego llamamos un taxi y partimos hacia la casa del lago. De camino, le envié un mensaje a Keith, por lo que nuestra salida en la noche quedó para otro día.

Nos sentamos en el suelo de lo más alto del faro, contemplando el atardecer y bebiendo tranquilamente tequila. Pasar el tiempo con Katie siempre ha sido lo más reconfortante que pueda existir; tanto ella como yo hemos pasado por infortunios en la vida, por lo que es sencillo comprender el dolor de la otra con suma facilidad. Hace mucho ella no lloraba en mi hombro, mientras le desglosaba mis palabras de aliento como tantas veces lo he hecho.

La noche estalló en la tierra, convirtiéndonos en dos chicas que simplemente desean escapar de la realidad y olvidar por pocos minutos todo aquello que nos atormenta y nos hace feliz. Escapar de la rutina es un frescor para el alma. Pasadas de copas, empecé a relatar el inicio de mi relación con su padre, dejando por un momento de lado ese título y permitiéndome por primera vez soltar todo eso que hace mucho deseaba contar. No sé si mi corazón se estremeció de felicidad o nostalgia al verla llorar por la felicidad de nosotros.

—Llamaré un taxi para que volvamos a casa. Mañana amaneceremos muertas.

—Un taxi no es necesario, chicas. Las llevaré a casa, tomarán un buen baño y comerán un poco antes de ir a la cama — la voz de Keith nos sorprendió muchísimo, pero al ver a Kat lanzarse en sus brazos una sonrisa se extendió en mis labios—. Te extrañaba mucho, mi amor.

—Y yo a ti, papá — se aferraron el uno al otro, demostrando cuán grande es el vínculo de un padre con su hija. 

Pasión Secreta[En Físico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora