Golpe

4.4K 406 18
                                    

Después de un día largo y agotador, llegué a casa y me encerré en el despecho a seguir trabajando. No es que quiera volver a una rutina muerta, sucede que mantener mi cabeza ocupada en otra cosa que no sea Melanie, me ayuda demasiado para calmar los nervios que afloran en mí cada que la pienso y miles de cosas cruzan por mi mente.

Leyendo pausadamente el contrato de licitación para la construcción de la Srta. Wilson, mi teléfono empezó a sonar. Al ver un número desconocido y, además, extranjero, el corazón estalló dentro de mi pecho de nervios y felicidad. Sintiéndome un completo adolescente tomé la llamada, pero para mi sorpresa, la hermosa sonrisa de Melanie me dejó sin palabras por unos segundos. La luz que da en su perfil, más lo descubierto de su pecho mostrando ante la cámara más de lo que debería. La pluma negra descansando sobre el medio de sus senos, y el collar que le regalé el día de su cumpleaños rodeando su cuello.

—Hola, Sr. Keith... — ronroneó—. Te he extrañado mucho.

—También te he extrañado mucho, bonita.

—Perdóname por llamarte a esta hora, pero no lo había podido hacer hasta que no compré una nueva línea, mientras terminaba de instalarme y amoldarme al nuevo horario... han sido semanas largas, pero me tranquiliza poder verte.

—No te preocupes, te entiendo. Ya deberías estar dormida, Mel. Tienes que descansar.

—No podía dormir, más cuando te tengo en mis pensamientos — mordió su labio inferior—. No es tan tarde, el único que no está descansando como se debe eres tú. ¿Qué haces tan tarde por fuera de la cama?

—Tengo mucho trabajo, mi amor. Pero pronto iré a la cama.

—Son las dos de la mañana, Keith. Deja todos esos papeles ahí y quiero ver cómo entras a la cama.

Solté una risita.

—¿Qué esperas?

—Está bien. Ya voy — me levanté de la silla y con la sonrisa más tonta del mundo caminé en dirección a mi habitación.

—Acuéstate — ordenó.

—Debo cambiarme primero. ¿Qué tiene Londres que te ha puesto mandona?

—Pensé que mi novio ya no se trasnochaba, pero me equivoqué. Eso es malo para tu salud; debes dormir.

—Estas semanas que no hablamos me tenían estresado. Necesitaba escuchar tu voz para poder estar en calma — confesé.

Nos quedamos viendo a través de la pantalla y ella fue la primera en desviar la mirada.

—Lo siento.

—No, no es tu culpa, bonita. Con el tiempo nos acostumbraremos a hablar así — me tiré en la cama de espaldas y sonreí—. ¿Cómo te ha ido?

—Muy bien, cada día aprendo cosas nuevas. Y ni que decir en la técnica, muchos me sobrepasan, pero el profesor dice que mi talento es innato, por lo que pronto les tomaré ritmo. ¿Puedes creer que el profesor sea latino? — se encogió de hombros—. Duerme, mi amor.

—Me alegro mucho por ti. Por supuesto que eres extremadamente buena, por algo te dieron la beca, ¿no? Me hace feliz verte.

—¿Te puedo llamar en la tarde? Ahora debes descansar, Sr. Keith — sonrió ladeado—. Sueña con los angelitos.

—Llámame a la hora que tú quieras, sabes que siempre te atenderé. Cuídate mucho — no quería dejar de verla, pero el cansancio y la suavidad de la cama me hizo dormir tan pronto la video llamada se cortó.

No hubo día en el que no habláramos por video llamada por largas horas, siempre teniendo un tema diferente que abordar. Con Ml simplemente no puedo aburrirme, ella encuentra la manera de que todo se vea justo como su sonrisa; hermosa, cálida y genuina. La distancia nos ha puesto un obstáculo, pero día a día hemos tratado de no sucumbir ante la depresión y la lejanía.

Existe la necesidad del cuerpo, más cuando el sexo se ha convertido en mantra, pero la fidelidad es una sola. Muchos días me despierto o me acuesto con la terrible necesidad de sentirla, pero trato de ver el lado positivo de nuestra distancia y las ganas se esfuman. Otras veces, no se puede evitar y termino tocándome pensando en las curvas de su cuerpo, en los gemidos tan finos que gritaba en mis oídos y en el calor y humedad de sus entrañas. Solo ella sabe cuanta falta me hace.

Los meses se fueron lentamente en el tiempo, cada día caminando en un sendero que no tiene final, pero que a su vez cuanta con algunos límites; entre ellos, caer en la traición, o en nuestro caso el olvido.

Desde que acepté abrir las puertas de mi corazón a otra mujer que no fuera Elena, mi ser, mi alma, mi vida y todo aquello que desprende mi interior y mi exterior, va a amarla, cuidarla y protegerla de todo. No podremos estar casados y tener hijos, incluso nuestra relación ha crecido en la distancia de nuestros cuerpos. Pero el amor que siento por Melanie, es fuerte, genuino, único y sin mentiras. Siempre he amado con todas las fuerzas de mi ser, entregándome completamente en vida a la persona que ab hacerme feliz con su presencia y su amor. Además, Melanie es una mujer por la cual vale la pena amar y luchar cada día. Sin importarte los años que nos separen, siempre la voy a esperar para seguir amándola.

—Tengo algo muy importante que decirte, Keith — me dijo ella a través de la pantalla.

A lo largo del año que llevamos juntos, he aprendido a diferenciar cuando está feliz o tristeza. Ahora en su expresión no noto ninguna de las dos. Pensé que estaría emocionada por regresar a casa, pero hay algo extraño en su mirada. Sé que algo está pasando.

—Dime, bonita. Te escucho — fue inevitable no sentirme nervioso y un poco temeroso.

Aunque hemos hablado muy bien a lo largo de todos estos meses, el miedo de que ella conozca a alguien mucho más joven y que sí le de amor y tiempo ha crecido con el pasar de los días. A veces suele tener a miedo de que me diga que todo terminó.

—Falta muy poco para que el curso acabe, ¿no?

—Sí, un par de semanas para ser exactos.

—Me han propuesto quedarme...

Aquel golpe no me lo esperaba. No escuché las siguientes palabras que salieron de su boca. Lo único que en mi mente se reprodujo una y otra vez era que su profesor le estaba dando una buena oportunidad de trabajo con él, enseñando para el instituto junto a él, tocando al lado de él; todo con él. ¿Luego está pasando algo que yo no sé? Imaginé una y mil cosas para nada bonitas. 

El frío hielo pasó por mi piel, haciéndome estremecer con aquel roce tan quemante y agonizante. Era una posibilidad, una de la cual mi cerebro había bloqueado para no pensar en ello. Pero la realidad es otra.

—Eres libre de elegir tu camino, Melanie. Si es lo que quieres hacer para el resto de tu vida, todos respetaremos y apoyaremos tu decisión. Piensa en ti y en lo que deseas hacer una vez termines tus estudios. Las oportunidades se dan una sola vez en la vida, por lo que te dejo libre para que no tengas quien detenga aquellos grandes pasos que quiere dar — colgué la llamada, sintiendo el corazón bombear cada vez más fuerte y rápido.

Llevando la mano al pecho, desajusté la corbata y tiré de ella, tratando de encontrar un poco de aire en el espacio tan reducido, solo y frío en el cual me encuentro.  

Pasión Secreta[En Físico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora