Epílogo

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Todo volvió a ser como antes e incluso mucho mejor desde que Melanie regresó; ahora sí podemos vivir nuestra relación frente al mundo, como tanto ella lo quería en un principio y por mis miedos permanecimos queriéndonos en secreto. Salimos como una pareja común y corriente, ganándonos miradas llenas de sorpresa y de odio. Para algunas personas, nuestro amor es un sinónimo de lo "tabú", solo por el simple hecho de que ella más joven que yo y que es la mejor amiga de mi hija. Mientras Katie y la madre de Melanie acepte lo nuestro, lo que digan los demás me importa muy poco. Hacemos todo juntos, porque ella tiende a quedarse en casa algunas semanas, pero sigue negándose a dormir a mi lado. Por lo que prefiere pasar las noches con Katie, teniendo sus clásicas conversaciones de chicas hasta altas horas de la noche.

Podría decirse que después del paso de la tormenta, todo desastre que quedó se restauró con tiempo, dedicación y amor. Estamos mejor que nunca, viviendo llenos de ilusiones con nuestro presente. No hay nada más entre nosotros; ni un pasado ni un futuro; solo nos dedicamos a disfrutarnos y amarnos ahora que nos tenemos y podemos hacerlo. El futuro es mi día de mañana, y si sigo con vida y a su lado, no necesito pedir absolutamente nada más para ser feliz.

Con la mudanza de Katie me siento nostálgico, porque aún no creo que mi pequeña princesa sea una mujer totalmente hecha y derecha e independiente. Haciendo de tripas corazón, le he deseado lo mejor en su camino y en su vida, aunque la extrañeza sea inevitable. Terminé de cerrar la última caja y me quedé viendo la habitación vacía, recordando el primer día que llegamos a esta casa.

—Has tomado la mejor decisión, papá. Esta casa nos formó como familia, pero también nos dio muchas tristezas... y nos dejó un vacío muy grande —suspiró—. ¿Cómo te sientes?

—Me da algo de nostalgia, pero me siento bien... es como si estuviera cerrando aquel círculo de vida que pensé que no tendría salida. También pienso que para empezar de cero lo mejor es irme de esta casa.

—Yo también pienso lo mismo. Quedarte tu solo aquí no es buena idea — me abrazó unos segundos—. Me vas a hacer mucha falta, papá.

—Y tú a mí, cariño. Sabes que puedes volver cuando quieras, siempre te voy a recibir con los brazos abiertos.

—¿Crees que voy a desestimar la oferta de dormir en el faro? Por Dios, es la mejor de las vistas, pero sería algo incómodo al invadir su nidito de amor — bromeó—. Ven a visitarnos, papá.

—Claro, lo haré.

—Lo haremos, Kat, lo haremos — corrigió Melanie entrando al cuarto—. Ya está Bri afuera con el camión de mudanza.

—Ahora sé quién es quién — Kat soltó a reír.

—¿De qué? — preguntamos al unísono.

Mi hija esbozó una sonrisa maliciosa y se encogió de hombros.

—Quien es el pasivo de la relación.

—Estar tanto tiempo con Margot te afectó muchísimo, Katie — se quejó Mel sonriendo.

—Ella nos enseña lo básico, aún nos falta mucho para llegar a ser como ella.

—Ojalá eso nunca suceda, por el amor de Dios — entró Gabriel junto la chica antes mencionada—. Yo te amo, Kat, pero si te pareces a ella, dejarás de ser mi sobrina favorita.

—Soy la única — sonrió.

—Bueno, el punto es que no quiero verte convertida en bruja dominante y fea.

—Calla el hocico, maldito perro pulgoso — gruñó Margot.

—¿Ves lo que sucede con tipas como ellas? Además, está loca.

Pasión Secreta[En Físico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora