Un nuevo comienzo

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KEITH

Estar con aquella desconocida y beber tequila me estaba haciendo olvidar de todos mis problemas. Margot es una mujer demasiado agradable, alegre y bastante habladora, pero no se ve mala persona. Ha hecho que este día sea un poco mejor con su buen humor. Sé que debería estar festejando el triunfo de la mujer que amo, pero una parte de mí no lo acepta por el simple hecho de arrebatármela de mi lado.

Las copas una detrás de la otra, cumplieron con su mágica labor de embriagarme. Nunca me había reído tanto con una mujer en la vida. Margot me recuerda tanto a Gabriel; su humor, las ganas de querer hacer feliz a los demás, las palabras sin sentido y las groserías que fluyen como si no fuesen pecado decirlas. Podría jurar que es la versión femenina de mi mejor y único amigo.

—¿Te molesta si llamo a un amigo para que venga por nosotros? Así no podré volver a casa ni mucho menos llevarte a la tuya — le pregunté a ella.

—Mientras sea guapo y esté soltero, llámalo que aquí lo recibo bien abierta.

Negué con la cabeza, soltando una risita un poco incomoda.

—¿Tan pronto te quieres ir, Keith? Pensé que la estábamos pasando bien. Hacía mucho no encontraba alguien que escuchara mis estupideces.

—Y la estoy pasando bien, solo que no suelo beber tanto y me siento muy mareado — rebusqué mi teléfono en los bolsillos, y al no encontrarlo, recordé haberlo dejado en el despacho—. Mierda.

—¿Qué pasa?

—No traje el teléfono conmigo.

—Ah, toma — sacó el suyo y me lo entregó—. Pediré un par de cervezas.

Me sorprendió muchísimo la manera en la que ella bebe sin parar, además de que mezcla los tragos sin importarle nada. Sin poder decirle que dejara de beber, Margot se levantó y se dirigió a la barra, donde empezó a hablar animadamente con el barman. Marqué el número de Gabriel, y al no recibir respuesta, seguí insistiendo un par de veces más sin éxito. Extrañado, insistí una vez más, pero de nuevo me mandó al buzón de mensajes.

—¿Ya viene tu amigo?

—No contestó las llamadas, supongo que tendremos que irnos en taxi — la vi tomarse un largo trago de su cerveza—. Deberías dejar de beber, ¿no crees?

—Es el único día por mes que me permito beber como si el mundo se fuese a acabar. ¿Brindas conmigo?

—¿Por qué lo haces?

Borró la sonrisa de su rostro y se quedó perdida en la nada por breves segundos.

—Hace dos años sufrí un accidente de auto, en el cual mi recién esposo falleció... ¿Sabes? La vida es una irónica de mierda. Nos mudamos a esta ciudad para empezar nuestra vida juntos, y unos minutos después de habernos casado, un camión nos embistió. Fui la única en sobrevivir, pero hubiera deseado haber muerto junto a él... — secó las lágrimas que se arremolinaron en el borde de sus ojos y tomó un largo trago de cerveza, casi dejando la botella vacía.

—Lamento mucho tu perdida, Margot. Espero de todo corazón que logres sanar, aunque no sea fácil dejar el dolor de lado, sé que podrás salir adelante en tu vida.

—Es imposible — negó —. No solo por el hecho de haber perdido una pierna, sino porque todos nuestros sueños murieron aquel día. ¿Tú lo lograste? ¿Olvidaste a tu esposa tan fácilmente?

—No, me tomó cinco años para volver a comenzar. Y nunca la olvidaré, ella, a donde quiera que vaya siempre está conmigo. Me negaba a traicionarla, pero entonces un nuevo amor me abrió los ojos de la forma más bella y tierna que pueda existir. Ella me dio un amor diferente, pasional y sobre todo especial. Antes me sentía culpable, pero es lo que Elena quiso para mí; poner en mi camino a la mujer que amaría por el resto de mi vida.

Pasión Secreta[En Físico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora