Detalles

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KEITH

Estuve mucho tiempo en completa soledad, que ahora que veo un atisbo de buena compañía, los recuerdos más dolorosos y los temores más impactantes de mi persona se hacen presente de golpe. Elena fue mi primer amor, la única mujer a la que prometí amar frente a un Dios hasta la muerte; y, realmente creí que nuestra unión duraría un mundo, pero el destino nos separó para siempre. Ella fue mi comienzo en la vida, pero también fue el final de ella. Cada segundo a su lado lo tengo guardado en lo más profundo de mí como el mayor de los tesoros. Jamás olvidaría el amor tan grande que sentimos el uno por el otro.

Ahora que no está a mi lado puedo comprender que la ausencia de ella ha sido por algún motivo; quizás no para un bien, pero tampoco ha sido para un mal. Lo que más ansiaba era su paz y su tranquilidad; ahora está descansando de esa bomba silenciosa y tan poderosa que explotaba con fuerza en su interior. El cáncer la consumió en un solo pestañeo; no nos dimos cuenta de cuándo y cómo pasó, sino hasta el momento en donde ya no había nada más que hacer. Ella luchó lo que tenía que luchar ante un veneno tan mortal como lo es el cáncer, ahora descansa de un sufrimiento que no merecía.

Recuerdo los últimos de sus días y la sonrisa que, aunque débil, siempre mostraba hacia nosotros y lo mucho que me decía del valor de cada persona que se atravesara en mi camino para darme un poco de felicidad o tristeza. Elena era una mujer muy optimista, siempre recalcando lo mejor hasta de lo más malo. Sus palabras siempre fueron órdenes claras, y es ahora en la sonrisa de otra mujer que comprendo el significado de ellas. Y no es que lo haga por la promesa que le hice antes de morir; se trata de que, desde que Mel se implantó en mi camino de forma diferente, he sentido más momentos felices que tristes. Va llenando de a poco un vacío que creí infinito.

Observé a Melanie dormir y sonreí. Es inútil tratar de negar lo mucho que me gusta. Con solo escuchar su voz, hace que mi corazón se salte varios latidos. Tiene un algo que envuelve a una red de olvido en tiempo y espacio. Debo convencerme a mí mismo que sus ojos bonitos y su sonrisa tímida y sensual me gusta mucho; sin embargo, lo que más me cautiva es su determinación, su fuerza, su madurez y la firma en que ve la vida. Es la primera mujer que en cinco años logró despertarme de la muerte.

Tal vez sea ella la mujer que Elena puso en mi camino para ser feliz... sacudí la cabeza, esbozando una sonrisa estúpida ante el giro que tomó mis pensamientos. Es poco el tiempo que llevo conociendo su verdadero yo, pero es más que suficiente para volverme loco.

Volví a acostarme a su lado y la abracé atrayendo su cuerpo al mío. Dejé una estela de besos por su cuello y hombro, haciéndola remover entre mis brazos.

—Se está haciendo de noche — murmuró—. ¿Por qué no me despertaste antes?

—Te ves muy linda cuando duermes, y no quise despertarte — dejé mis labios sobre su piel, deleitándome con el aroma de su perfume—. Aún tenemos algo de tiempo, ¿o tienes algo que hacer?

—Tengo una cena con mamá y Roberto.

—Entiendo.

—Aunque para ser honesta, me encantaría quedarme aquí. No soy muy fan de las celebraciones, pero tampoco puedo hacerle un desaire a mi mamá. Se esfuerza mucho este día...

—Igual mañana te veré de nuevo. No olvides nuestra cena — sonreí.

—Nunca la olvidaría.

Nos quedamos un poco más abrazados, hablando del hermoso atardecer que se extiende en el lago, aunque esté el cielo nublado. Una vez regresamos a la casa, tomamos una ducha y se me hizo imposible no tomarla de nuevo allí. Melanie es una adición; una inyección de adrenalina a mi corazón.

Al regresar a casa me encontré con Katie y su novio. Me sorprendió un poco, pero el chico me agradó enseguida. Además, noté amor genuino en las miradas que se dedicaban en completa complicidad. Mientras ellos se encontraban en su burbuja, mi mente se perdió en las curvas de una hermosa chica, con un arete muy sensual en su ombligo y un tatuaje que es de infarto, más por el lugar tan escondido en el que se encuentra.

Estando acostado en mi cama, pensando en la suavidad de sus besos y la calidez de su ternura, el sonido de mi celular me sacó de mis pensamientos. Al abrir la bandeja de los mensajes, una sonrisa se implantó en mis labios al ver el contenido del mensaje.

«Pasé un gran día a tu lado, y espero que mañana sea mucho mejor. Ten una linda noche, Sr. Keith. Sueña con los angelitos» escribió ella, dándole el cierre perfecto al día que pasamos juntos.

«También disfruté mucho de este día. Y, en el único ángel negro que voy a soñar, es contigo. Descansa, bonita» respondí, cerrando los ojos y sintiendo una calidez y paz que hace mucho no sentía en mi pecho.

Al día siguiente, me encargué de preparar todo para la cena en la noche en el antiguo apartamento de Gabriel donde planeo llevar a Melanie. Ella, por su lado y como cada año de costumbre, estuvo durante el día con Katie. Es muy poco lo que he hablado con ella, además de que, tenerla en la casa y enfrente de mí y no poder robarle, aunque sea un pequeño beso, me está pasando factura. 

Me siento muy nervioso, y no es para menos, hace años que no preparo este tipo de detalles. No sé cómo vaya a reaccionar Melanie en cuanto vea la cena, pues es tan poco lo que conozco de ella. Solo espero que, este día tan poco memorable para ella, pueda tener un poco de olvido y felicidad.

—Soy tu mejor amigo, ¿no piensas decirme a quién vas a llevar a mi apartamento y más cuando lo has mandado a decorar tan... raro? — inquirió Gabriel por milésima vez—. Ya sabes, tengo que asegurarme de que no sea ningún desconocido.

Suspiré, debatiéndome en si es o no muy pronto para contarle.

—Solo son un par de velas, no es cosa del otro mundo.

—Claro. Velas, flores, una mesa para dos... por supuesto, detalles irrelevantes y poco importantes — ensanchó una sonrisa maliciosa—. Seguro le gustará a ese precioso ángel negro. 

—No hables tan fuerte, Gabriel— miré hacia las escaleras con miedo a ser descubierto, y soltó una risita contagiosa—. No es cosa del otro mundo. Tu solo dedícate a ser buen amigo como siempre; prestándome tu apartamento vacío, sin hacerme tanta divina pregunta.

—Bien lo has dicho; no es cosa del otro mundo — su sonrisa creció—. Estás dando pasos muy grandes en poco tiempo. Me siento muy feliz por ti y este avance que una vez vi como un imposible. El divino angelito está haciendo un buen trabajo.

—Solo nos estamos conociendo... además, es muy complicado.

—No es momento ni lugar para hablar de eso. Ya tendremos el tiempo para pensar con calma el paso más fuerte a seguir — suspiró—. Disfruta mientras puedas de ella. Lo mereces; mereces ser feliz después de tanto tiempo encerrado en esa soledad y tristeza. Ahora bien, lárgate y termina de preparar la sorpresa a esa preciosa chiquilla que te ha volado hasta la conciencia. Yo me aseguraré de llevar sana y salva al bello ángel.

Pasión Secreta[En Físico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora