Capítulo 7: Una cama suave y exquisita

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Cuando Yan Yuchun escuchó sus palabras pareció aturdido por un momento, y cuando las entendió con claridad, sus pupilas se ensancharon a simple vista, su cara se puso repentinamente verde y blanca, casi apretando los dientes de forma preocupante, "Por favor, no hagas bromas como esas".

Xavier sonrió agradablemente y se frotó la barbilla, con un tono ambiguo mencionó: "¿Quién sabe si es una broma o no?". Terminó de beber su taza de café y se levantó bruscamente: "Bueno, voy a regresar primero, me mudaré mañana, ¿Puedes tener una habitación lista para mí? Oh, tal vez se necesiten dos ya que mi secretario probablemente se quedará conmigo". Se agachó y se acercó a Yan Yuchun con una fuerte felicidad en su mirada: "Yan, me gustaría que mi habitación estuviera muy cerca de la tuya, tal vez podamos chocar de otra manera".

El cabello de Yan Yuchun estaba a punto de erizarse cuando de repente Xavier se acercó de forma súbita, su cara estaba llena de recelo, abrió la boca pero no pudo decir nada. Xavier, por su parte, se alejó agradablemente y salió, cuando llegó a la puerta, añadió: "Por supuesto, espero que la próxima vez me prepares un par de zapatillas de la talla adecuada, estas son demasiado estrechas."

Yan Yuchun se sentó allí, esperando a que se alejara antes de recuperarse lentamente de su shock. Temblando de ira, la palabra "bastardo" salió de su garganta sólo a medias.

Xavier se mudó al día siguiente, su equipaje no era demasiado, solo lo justo para llenar un coche. Cuando regresó al castillo, vio a Yan Yuchun esperándolo con la señorita Ana y algunas sirvientas. Cuando Yan Yuchun lo vio inmediatamente apartó la mirada de él como si odiara siquiera mirarlo. Xavier saludó a la gente con una brisa primaveral a su paso, y Ana, todavía tímida y curiosa, sólo asomaba la cabeza de vez en cuando detrás de su padre.

Trasladaron el equipaje al piso de arriba y Xavier vio que su habitación, que era el doble de grande que su vivienda original, parecía un poco vacía, la cama no parecía demasiado robusta y el armario era un poco viejo. Miró con perplejidad a Yan Yuchun, quien dijo con rostro inexpresivo: "Ahora que los suministros escasean, sólo puedo pedirle al Señor almirante que sea condescendiente".

Sheng Xiu parecía querer decir algo, pero fue detenido por Xavier. Cerró la puerta, dejando fuera a los demás, y caminó hacia Yan Yuchun con una sonrisa. El hombre de pelo negro noche y ojos oscuros lo miró a la defensiva y retrocedió inconscientemente, terminando bloqueado en la base de la pared por el alto cuerpo de Xavier. Yan Yuchun entrecerró un poco los ojos con sospecha: "¿Qué vas a hacer?".

Xavier apoyó una mano en la pared y sonrió alegremente mientras inclinaba la cabeza: "Pensé que elegirías complacerme de esta manera, mi querido tío, después de todo, tal vez algún día encuentre a la señorita Ana encantadora y me case con ella. Si es así, en el futuro, el dueño de la mansión seguirá siendo un pariente de sangre suyo".

Yan Yuchun lo miró fijamente: "¿Le pedirías matrimonio?"

"Tal vez..." Xavier se acercó lentamente a él, su nariz no tardó en oler una fragancia refrescante, no como un perfume, o gel de ducha, mucho menos como un champú, sino como un tenue aroma corporal que le hizo sentir un poco mejor. No pudo evitar acercarse un poco más, la punta de su nariz casi rozó el cuello de Yan Yuchun. El viudo intersexual parecía estar conteniéndose, la parte posterior de su cabeza estaba presionada contra la pared, todo su cuerpo estaba tenso y sus labios estaban muy apretados. Xavier olfateó imprudentemente su aroma y volvió a rociar su ardiente aliento sobre su piel expuesta, sin poder evitar sonreír al observar los pequeños bultos cubriendo a lo lago de su piel. "Hueles bien, ¿La señorita Ana también tiene este aroma en su cuerpo?".

El ceño de Yan Yuchun se frunció y hubo una advertencia en su tono: "¡Sólo tiene catorce años!".

Xavier retrocedió un poco: "¿No es un poco egoísta utilizar su matrimonio para mantener tu fortuna cuando sabes que sólo tiene catorce años?".

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