Capítulo 46: Tener esperanzas

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Yan Yuchun se levantaba a las cuatro y media todas las mañanas, después de lavarse y vestirse eran casi las cinco, luego tomaba el ascensor central hasta el último piso de la ciudad y agarraba las dos gruesas pilas de periódicos de la ventana de entrada y salida. Llevaba siempre un bolso con él y ponía una de las pilas en su bolso y sostenía la otro en sus brazos. De camino al ascensor, primero echaba un vistazo a la información del periódico.

Los periódicos de hoy seguían llenos de información sobre la guerra. En varias batallas con extraterrestres, el gobierno federal ha perdido y ganado, naturalmente ganaban más a menudo, pero al mismo tiempo, las bajas eran demasiado grandes. También se informó de la posibilidad de que los extraterrestres enviaran gente a infiltrarse en la Tierra para causar pánico con algún virus, por lo que pedían a los civiles mantenerse a salvo en las ciudades subterráneas y prometían que solo lo dejarían volver a la superficie cuando la guerra hubiera terminado.

Después de mirar la nueva lista de fallecidos por segunda vez y confirmar que el nombre de Xavier no estaba en ella, Yan Yuchun dio un pequeño suspiro de alivio. Subió al ascensor y comenzó a distribuir los periódicos piso por piso. Cuando llegó a la última sección, ya eran las ocho de la mañana, justo la hora del desayuno.

El tío Rong también se había ido a trabajar a la cocina solo una hora después de que Yan Yuchun se levantó. El trabajo de Yan Yuchun era ligero y corto, así que normalmente ayudaba en la cocina a mediodía o por la tarde. Había varios comedores en las diferentes sub capas, ya que todos tenían una zona fija para sus actividades, incluyendo para las comidas. Todos llevaban una tarjeta que representaba su identidad, la cual usaban para pasarla por la máquina y recibir las tres comidas diarias. Nadie podía recibir más que eso.

Cuando Yan Yuchun llegó al comedor, la cola era muy larga y sin abusar de algún beneficio se puso al final de la fila. La mayoría de las personas que vivían en esta sub capa eran mujeres, y los hombres eran muy jóvenes o muy viejos, apenas se podía ver hombres en la flor de su juventud, por lo que Yan Yuchun destacaba un poco. Pero todo el mundo ya sabía quién era, y no les parecía ninguna sorpresa.

Los ayudantes se movieron rápidamente, y al cabo de un rato la cola se redujo a más de la mitad, Yan Yuchun pudo ver al tío Rong, que estaba ocupado en la ventana. Cuando era casi su turno, se escuchó un sonido abrupto. Yan Yuchun siguió con la mirada el origen del disturbio, y vio la escena del tío Rong siendo salpicado con la mitad de la sopa de gachas de arroz.

La multitud empezó a agitarse, y cuando nadie entendía lo que pasaba, una mujer gritó de repente con voz estridente: "¿Por qué tocas mi comida con tus manos sucias, cómo puedo comer esto ahora?".

El tío Rong estaba empapado de gachas de arroz, y todo su cuerpo tenía un aspecto desdichado e impotente, abrió la boca y se defendió débilmente: "Yo no... no quería hacer eso".

"¡Fue a propósito! Lo hiciste anoche, y lo sigues haciendo ahora. Como sabíamos que la comida que comíamos estaba hecha por tus manos, ya sentíamos náuseas y queríamos vomitar, pero ¿aun así la tocas directamente?" La voz de la mujer se hizo cada vez más fuertes, gritando como si quisiera que todo el grupo la escuchara. Frunciendo el ceño, Yan Yuchun se abrió paso entre la multitud y, conteniendo su ira, preguntó en voz baja: "¿Qué está pasando?".

La mujer tenía unos cuarenta años, a primera vista se notaba que estaba acostumbrada a trabajar, ya que su piel estaba bronceada y su cuerpo era bajo y gordo. Miró a Yan Yuchun y abrió la boca para reñirle, pero después de darse cuenta de quién era y por ende su estatus, bajó un poco el tono: "Cuando me estaba sirviendo la comida, su dedo tocó la comida, ¿cómo puedo comerlo ahora?"

El tío Rong parecía estar a punto de llorar de ansiedad y explicó en un susurro: "Yo...no tuve cuidado, Xiaochun, sólo quería servir más y mi pulgar tocó accidentalmente el borde del tazón, pero me lavé las manos, te puedo asegurar que mis manos están muy limpias." Como si quisiera demostrarlo, dejó la cuchara y le tendió las manos a la mujer para que las inspeccionara.

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