Capítulo 38: Relaciones sexuales en el cuartel (Parte 1)

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El campamento militar más grande del mundo estaba a sólo dos horas de la mansión. A mitad del camino, habían puestos de guardias estrictamente vigilados por todas partes, y el control era tan cuidadoso que incluso los coches que entraban tenían que ser sustituidos por coches especiales del ejército. Las cosas que traían eran revisadas varias veces y escaneadas con aparatos de última tecnología para asegurarse de que no hubiera problemas antes de ser devueltas.

Los alienígenas eran buenos para disfrazarse. Durante el momento más álgido de la guerra, una vez se infiltraron en los cuarteles y arrojaron armas bioquímicas, por lo que la mayoría de las personas en el campamento se convirtieron en zombis que perdieron la voluntad, sufriendo grandes bajas en el enfrentamiento. Desde ese momento en adelante, los cuarteles eran como barriles herméticos de hierro, y durante el período de cierre, nadie podía entrar sin una orden de alto rango.

Yan Yuchun y los demás solo pudieron tener la oportunidad de entrar por dos motivos, La primera es que Xavier ocupa un alto cargo de autoridad, y la segunda es que el cuartel aún no ha llegado a un periodo de cierre completo.

Sheng Xiu se reunió con ellos en la entrada del cuartel militar, y cuando Yan Yuchun lo vio, se sintió un poco avergonzado al pensar que ese  inteligente joven podría saber el motivo de su visita y evitó deliberadamente sus ojos. Sin embargo, Sheng Xiu no tenía ninguna intención de burlarse de él y sólo dijo con calma: "Señor Yan venga conmigo, tío Rong quédese aquí un rato primero. Yo bajaré en unos minutos para acompañarlo a cenar".

El tío Rong asintió, y Yan Yuchun tomó las cosas que había traído mientras subía con Sheng Xiu. Este edificio era obviamente una zona de dormitorios, todas las puertas estaban abiertas y se podían ver las camas en el interior, los edredones y todo lo demás estaban pulcramente dobladas y el suelo estaba extremadamente limpio como si no hubiera nadie viviendo allí. Este tipo de ambiente le recordó a Yan Yuchun el refugio antibombas, ellos vivieron en un lugar similar cuando se refugiaron por motivos de guerra, pero no era para nada tan ordenado como este lugar.

Sheng Xiu lo llevó hasta el tercer piso y abrió una de las puertas cerradas con sus huellas dactilares, para luego hacer un gesto de invitación: "El Señor Almirante vive aquí, volverá pronto. Señor Yan, puede entrar primero".

Yan Yuchun dudó un momento y dijo suavemente: "Muchas gracias". El interior era un poco más estrecho de lo que esperaba, con sólo una cama contra la pared, una mesa y un pequeño armario, no había ni un poco más. Sin embargo, eran claros los rastros que confirmaban que este lugar pertenecía a Xavier, pues el olor de su cuerpo aún estaba en el aire. Cuando Yan Yuchun lo olió con agudeza, viéndose rodeado por ese aroma, la lujuria en su cuerpo comenzó a inundarse de nuevo.

Dejando las cosas que tenía en las manos sobre la mesa, Yan Yuchun miró con curiosidad la habitación. Fijando su mirada en unos cajones, se acercó para abrirlos y para su sorpresa también había casi nada en ellos, todos parecían vacíos, era obvio que esta habitación sólo se utilizaba para dormir, y lo más probable es que el otro hombre sólo volviera cuando estuviera cansado.

En ese caso, debe estar muy ocupado, ¿no?

Antes de que pudiera pensar mucho en ello, la puerta se abrió y en el momento en que se dio la vuelta, un hombre alto entró con una brisa de verano, y sus ojos se iluminaron visiblemente al verlo.

El encapuchado Xavier dio a Yan Yuchun una sensación de desconocimiento, frunció el ceño con desconfianza y antes de que pudiera verlo bien, Xavier se acercó a él, le tendió la mano y le rodeó la cintura con sus brazos, riendo suavemente: "Mi querido tío, ¿no me reconoces?".

Al oír el tono familiar de burla, Yan Yuchun se sonrojó avergonzado y se quejó: "Hace unos días que no te veo, ¿por qué sigues siendo tan impúdico? Ni siquiera te has vestido correctamente" Sus ojos apenas pudieron alcanzar el pecho del hombre, donde tres botones permanecían desabrochados, dejando al descubierto su clavícula.

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