Extra 7: La carrera de Fu Rong

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Fu Rong había experimentado varias veces del sexo y todos los hombres reaccionaban más o menos igual ante él -todos actuaban con gran urgencia-, pero seguía sintiendo que los movimientos de este teniente eran demasiado feroces.

El grueso y largo órgano sexual presionaba su vientre como si quisiera atravesarlo, con una fuerza tan feroz que realmente se sintió un poco asustado. Las lágrimas salieron de sus ojos y su cuerpo se tensó por la excitación, no pudo evitar que un grito de lujuria saliera de su garganta, y el doloroso y placentero goce inundó sus pensamientos, haciéndole querer suplicar piedad, "Sea más gentil... Señor Teniente... ah..."

Al escuchar su petición de clemencia, la fuerza del hombre no disminuyó, sino que lo penetró con ímpetu mientras lo levantaba. La sensación de ingravidez hizo que Fu Rong entrara en pánico por un momento, e incluso utilizó inconscientemente sus brazos para rodear el cuello del otro hombre, y pronto se vio inmovilizado contra la pared mientras el Teniente comenzaba a follarlo en esa posición. Era raro que a Fu Rong se lo cogieran en esta posición, después de todo, una postura así requería de gran fuerza, y aunque era delgado, seguía pesando más de cien libras, lo que un hombre promedio no podía permitirse.

Pero el teniente actuó con mucha facilidad, forzándolo a abrir sus piernas, sacando la larga y gruesa hoja de carne de su húmedo agujero y empujándola dentro de nuevo con fuerza.

"Ooh..." Fu Rong sospechó que su cavidad uterina fue empujada hasta deformarse, y todo su coño se llenó con la vara del otro hombre, esta vez en un sello realmente apretado. Estaba tan jodido que le temblaba todo el cuerpo y tenía las piernas separadas al máximo, tratando de resistir los azotes de aquella carne monstruosa. Fu Rong no se atrevió a suplicar más y sólo pudo contenerse con todas sus fuerzas. Poco a poco, el intenso placer se extendió desde la unión y empezó a disfrutar realmente del sexo.

Había que decir que las habilidades sexuales del teniente no eran muy buenas, era como un martillo sin rumbo, sólo enviando su pene al agujero de Fu Rong sin descanso, pero sin saber si era porque estaba muy dotado esos simples empujones también hacían que Fu Rong disfrutara del placer como nunca.

"Tan bueno... Señor Teniente... Ahh... se siente bien... " Fu Rong gimió en voz baja, con la espalda rozando la suave pared y la parte inferior de su cuerpo apretándose contra la polla del otro hombre. No supo cuánto tiempo pasó, pero de repente le dolía el hombro, mientras su agujero cosquilleaba. La sensación de querer chorrear llegó rápidamente, la vara frente a él no pudo aguantar el correrse, y en ese instante su cavidad uterina se llenó también de los fluidos corporales del otro hombre.

El dolor en su hombro continuó, mientras que la mezcla de placer y dolor hizo que todo el cuerpo de Fu Rong se desorientara ligeramente. Cuando volvió a sus cabales, fue justo a tiempo para ver que el hombre levantaba la cabeza y lo miraba fijamente con una mirada gélida.

Fu Rong se quedó atónito por un momento y giró la cabeza de lado para ver las evidentes marcas de dientes en su hombro, no pudo evitar sentirse un poco asustado y su cuerpo se estremeció.

¿Sería asesinado por él?

Tan pronto como surgió este pensamiento, no pude detenerlo. Aunque Fu Rong no creía que fuera a hacer pasar un mal rato a una prostituta militar, lo cierto es que no era más que una prostituta, y con el título de Teniente General, sería muy fácil hacer desaparecer a alguien como él. Pensando en esto, Fu Rong se volvió más y más temeroso, no se atrevió a enfrentar la mirada del hombre, pero instintivamente quiso salvar su vida, así que susurró, "Señor Teniente, usted, ¿puede bajarme?... yo, soy bastante pesado... "

El hombre no dijo nada, y sólo después de unos segundos se movió, pero lo que hizo fue tumbarlo en la cama y luego retirar sin contemplaciones su vara embarrada de semen de su agujero.

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