Patrimonio Heredado

Capítulo 21: Preservativos por todas partes

El prolongado sexo dejó a Yan Yuchun exhausto y emocionado, casi había dado salida a toda la lujuria que había estado reprimiendo en su cuerpo durante más de diez años. Cuando se corrió por última vez, no pudo hacer otra cosa más que soportarlo, ni siquiera estaba seguro de cuándo se quedó dormido.

Sólo sabía que esta noche había dormido cómodamente, que su cuerpo ya no tenía esos deseos sin ventilar dando vueltas en él, dejando todo su ser satisfecho. Excepto por que se sentía un poco sin aire, no había nada que reprochar.

Le despertó la luz brillante que entraba por la ventana. A Yan Yuchun le molestaba la luz cuando dormía, y su propia habitación estaba provista de cortinas, que se unían correctamente entre ellas todas las noches para que no pudiera penetrar. Aquí, la ventana seguía abierta de par en par y el sol brillaba sin reparo, lo que hizo que se despertara lentamente de su somnolencia. Cuando abrió los párpados, seguía un poco en trance. No podía reconocer la habitación en la que se encontraba. Unos instantes después, los locos recuerdos de la noche anterior le alertaron lentamente, los detalles sonrojantes lo hicieron sentirse incómodo, y cuando giró la cabeza y vio al otro protagonista de la noche, tuvo una sensación aún más escalofriante.

De verdad se había acostado con Xavier, con este hombre desagradable y vulgar.

Yan Yuchun se recriminó mentalmente a sí mismo, pero tuvo que admitir que este hombre era extremadamente poderoso, capaz de satisfacer por completo su deseo sexual, dejando su cuerpo con ese placer todavía persistente incluso ahora. Los dos estaban tan cerca que Yan Yuchun podía incluso ver sus pestañas, tal vez era una característica racial común suya, pero sus pestañas eran realmente gruesas y ligeramente levantadas, lo que le daba un poco de envidia. Ciertamente tenía rasgos faciales muy apuestos, si no fuera por esa desagradable boca y actos...No, si lo hubiera visto antes durmiendo plácidamente sin nunca moverse, Yan Yuchun probablemente pensaría que era un hombre joven noble, con buena educación.

Cuando los sentidos de su cuerpo volvieron a su ser después de despertarse, Yan Yuchun sintió de repente que no tenía sensación en ciertas partes de sí mismo, se movió ligeramente antes de darse cuenta de que, en realidad, estaba siendo presionado por Xavier, y muy probablemente estuviera todas esas partes de su cuerpo adormecido. Frunció el ceño y se esforzó por sacar una de sus piernas debajo del otro hombre, pero sólo después de unos cuantos movimientos Xavier abrió los ojos, y cruzó los brazos para abrazarlo con más fuerza. Su voz era ronca por la inconciencia: "No te muevas".

Yan Yuchun frunció el ceño y su tono no sonó muy agradable: "Es hora de levantarse". Xavier no se inmutó, así que el oriental empezó a moverse, y después de un rato finalmente lo despabiló, sin embargo sus brazos no lo soltaron, en cambio atacó expertamente su pecho con las palmas, frotando la suave carne. Amasó tan duro que Yan Yuchun quiso morderle la mano con fuerza. Después de que Xavier le pellizcará el pezón, surgió una sensación de dolor y hormigueo, naturalmente Yan Yuchun no pudo evitar decir: "No lo pellizques, podrías romper la piel".

"¿En serio?" Xavier retiró un poco las mantas, dejando al descubierto la hinchadez de su pecho. Las hermosas curvaturas originales estaban ahora cubiertas de marcas rojas y púrpuras, los pezones estaban hinchados y erectos, de un rojo intenso y brillante, resultado de una succión excesiva a primera vista. Xavier se quedó mirándolo, la parte inferior de su cuerpo volvió a levantarse y lo tocó ligeramente, burlándose: "¿Cómo puedes terminar tan mal? No creo que la piel se rompa así, después de todo, los chupe muy fuertemente y no parece que haya sufrido gran daño".

Yan Yuchun no se molestó en discutir con él y le dijo en tono tranquilo: "Suéltame, quiero levantarme y ducharme". Aunque había perdido el conocimiento al final, creyó saber que no había manera de que este hombre pudiera limpiar su cuerpo. Podía sentir la pegajosidad en la parte inferior de su cuerpo ahora.