Capítulo 28: Situaciones repentinas

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Xavier hizo un "pequeño" papel al bailar tres bailes consecutivos con tres mujeres, ganándose el corazón del público. Había que admitir que Xavier se aprovechaba de su buen aspecto. Usando una sonrisa tan afable, las mujeres inicialmente tímidas, no podían evitar acercarse una a una.

Cuando la cuarta dama se acercó a él,  Xavier sonrió: "Lo siento, estoy un poco cansado, me gustaría tomar un descanso". La mujer estaba obviamente un poco decepcionada y pensando en algo Xavier tiró de Sheng Xiu: " Él puede bailar contigo".

Sheng Xiu no se sorprendió demasiado y rápidamente extendió su mano hacia la otra parte como un caballero: "Por favor".

Xavier caminó entre la multitud hacia Yan Yuchun. Originalmente pensó que Yan Yuchun solo estaba actuando para el publico y que realmente no ayudaría en la cocina, pero no esperaba que cuando llegó frente a él, en realidad estuviera friendo con las mangas arremangadas, incluso se quitó la chaqueta del traje, llevando solo una camisa. La tela de la camisa era un poco gruesa, y como no era blanca, no se veía a través de ella el pecho envuelto en el interior, sin embargo, sí resaltaba su cintura estrecha, lo que hizo que Xavier inexplicablemente se sintiera un poco sediento. La expresión en la cara de Yan Yuchun también era muy sonriente, sin la indiferencia habitual parecía un poco más suave y gentil. Debido al calor que era denso, el sudor como perlas escurría por sus mejillas.

La sartén de hierro era grande y contenía la mayor parte de la carne. Se estaba salteando con una espátula igualmente grande, desbordando poco a poco los ricos aromas, había niños pequeños reunidos alrededor para observar con avidez, aspirando de vez en cuando la saliva que escurría por sus bocas. Xavier se acercó y, al ver los trozos de carne que había dentro, también comenzó a sentir hambre: "No creí que supieras cocinar, ni mucho menos freír".

"Mi madre me enseñó". Yan Yuchun puso algunos condimentos, movió la espátula un par de veces más y tomó un par de palillos. Xavier estaba a punto de preguntar algo cuando Yan Yuchun ya había cogido un trozo de carne con los palillos, se lo llevó a los labios y sopló un par de veces, luego se lo acercó. "Abre la boca".

Xavier abrió inconscientemente la boca, por lo que Yan Yuchun le envió el trozo de carne a la boca y le preguntó con naturalidad: "¿Puedes ayudarme a probarlo por mí para ver si está lo suficientemente salado? ¿Quizás está podrida la carne?"

Sus movimientos eran suaves e íntimos. Xavier nunca había sido tratado así, masticando mientras miraba aturdido, tardó en saborear el trozo de carne en su boca, era realmente fragante y suave. Yan Yuchun lo miró dubitativo: "¿Está bueno?"

Xavier respondió: "Está delicioso".

Yan Yuchun le sonrió. Esta sonrisa no era la habitual sonrisa superficial o de evasión, ni llevaba ninguna burla o desprecio encima, sino que era como el primer derretimiento de la nieve de primavera, demasiado hermosa para describirla. La sonrisa se mantuvo al final de sus ojos cuando Yan Yuchun comenzó a ordenarle de nuevo: "Trae los platos".

Xavier se dio la vuelta y vio la pila de platos sobre la mesa de madera, se acercó y los llevó, rechinando de nuevo los dientes. "Nadie me ha ordenado hacer esto o aquello tanto como tú, mi querido tío, ¿por qué siento que no estoy aquí para disfrutar de la fiesta sino como si me hubieras capturado para hacer la labor?"

"Eres tan quejón". Yan Yuchun arrugó la nariz ante él, un gesto que le parecía divertido e interesante: "¿No solo te he pedido que traigas unos cuantos platos? Hablas mucho".

A Xavier le gustaba pelear con él: "También me dijiste que fuera a bailar con ellas".

Yan Yuchun le echó una mirada de reojo: "¿Ah? ¿Puedes bailar con esas nobles damas pero no puedes bailar con estas mujeres comunes?"

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