12

50.4K 4.2K 1K
                                    


Ekaterina


Prácticamente corrí escaleras abajo, terminando de arreglar mi cabello y que no se notara tanto el hecho de que me jalaron el cabello en un acto sexual.

Ralentice mi respiración para entrar al bar y dirigirme detrás de la barra, donde estaban Jasper y Sasha conversando de algo mientras analizaban una botella. Me puse en mi lugar de trabajo, saludando al hombre con un asentimiento y tomando un trapo para empezar a secar la enorme pirámide de vasos lavados.

Pero toda esa calma no podía durar mucho.

— ¿Me vas a contar qué pasó arriba?

Alce la mirada a Sasha, que se cernía sobre mi hombro a la espera de una respuesta. Jasper estaba detrás de ella, pero en realidad no le interesaba nada de lo que tuviera para decir, solo se enfocaba en la chica.

Jasper parecía un centinela cerca de ella. Silencioso como un depredador, pero atento a cada cosa que hacía. Si era lo que creía, los hermanos tendrían unos cuantos problemas porque Jasper no se veía como la clase de hombre que pudiera ser intimidado.

De hecho, pensaba que era un dominante en toda regla.

— Esto...— Observe detrás de ella y Sasha entendió lo que quería decir, alzo las manos, como cuando se echa a un animal de algún lugar

— ¡Fuera! — Exclamó con fuerza — Estamos por tener una conversación de mujeres.

Jasper seguía con el mismo rostro aburrido de siempre, pero en sus ojos brillaba algo. Claramente a él le gustaba hacerla cabrear.

— Son dos crías, no dos mujeres. Por más reina y princesa que sean.

Se fue con una sonrisa en el rostro, yendo a la bodega e ignorando los insultos de Sasha.

— Me indigna que todos piensen que soy una criatura.

— Solo quiere molestarte. — Sonreí disimuladamente, ella no podía apartar la mirada de la puerta de la bodega, como si pudiera ver a través de ella y fulminarla

Sacudió la cabeza y volvió a prestarme atención, sentí las manos sudadas y la humedad en mis bragas, haciéndome más consciente de la vibración sexual que tenía.

— ¿Qué pasó con el jefe?

— No tuvimos sexo, pero paso algo.

Los colores subieron a mi rostro, no podía ni siquiera decir lo que me había hecho Alexander en su oficina, y mucho menos admitir cuánto lo había disfrutado.

— ¿Qué fue?

— Él...— Tapé mi rostro un segundo y tomé una gran bocanada de aire — Nos masturbo, juntos. Digo, no hubo penetración, pero pasó su pene por mi cuerpo como si fuera sexo de verdad.

— Mi amor, dices "pene" como si fuera un pecado mortal. — Ella rió y le di un ligero golpe en el hombro por estar burlándose de mí — Lo siento, solo me causó ternura. Y déjame decirte que eso también es sexo de verdad. Tienes que entender, y más trabajando aquí, que no hay una sola manera de complacerse y todas son válidas siempre y cuando sea consensuado.

Asentí, dándome cuenta de su punto y que Sasha tenía razón.

— Me gustó. — Murmure en voz baja y jugué con el trapo en mis manos sin mirarla — Me gustó mucho. Me hizo sentir bien, y se preocupó por saber lo que yo quería.

Sasha acarició mi hombro desnudo. Alcé la vista y ella estaba sonriendo, no burlonamente como siempre, sino contenta.

— Me pone muy feliz que puedas tener experiencias buenas, y que eso te haga crecer.

La Reina de los SaxDonde viven las historias. Descúbrelo ahora