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Alexander

¿Alguna vez has sentido que el tiempo pasa lento cuando quieres lo contrario, pero es al revés cuando quieres que algo termine rápido?
Rebuscado, pero era exactamente como me sentía en este momento.

Desde que vimos el cuerpo de Jasper desplomarse dentro de nuestra casa, todo fue en cámara lenta.

El pobre diablo estaba demasiado lastimado, con lesiones en todo el rostro, sangre seca en la ropa y perdió el conocimiento a causa de ello.

Nos tomó solo un minuto que Neo arrojará su bolso al suelo y que los tres lo subieramos al vehículo, dirigiéndonos al hospital. En el camino derrapamos varias veces, pero no nos llevó ni cinco minutos llegar al lugar y pedir ayuda para Jasper.

Lo atendieron de urgencias, haciendo alguna operación por la terrible hemorragia que tenía en el abdomen. La pérdida de sangre casi lo mata, y por eso había perdido la reacción cuando llegó a la puerta de casa.

Los médicos solo supieron decirnos que las heridas no eran recientes, y junto con la infección, la pérdida de sangre y los dolores, era un milagro que hubiese podido dar un solo paso.

El diagnóstico del ex camarero era casi trágico, las primeras veinticuatro horas serían cruciales, y dependía de como reaccionara a la intervención quirúrgica y medicamentos.

Y ahí es cuando el tiempo pasaba lento.

Me acomodé en la silla que estaba en el pasillo del hospital, haciendo lo único que podía en este momento, esperar.

Sasha era la única que entró para quedarse con Jasper. A pesar de que aún no sabíamos que pasó con él, ella no lo pensó ni un segundo para sentarse junto a la cama donde estaba el hombre inconsciente.

— ¿Cuanto paso? — Preguntó Neo a mi lado

Mis hermanos estaban igual que yo. Desesperados porque el hombre se despierte y hablé, siendo la última persona que vio a Ekaterina, tendría mucho que contar. Estaba sentado en medio de Bastián y Neo, esperando que alguien nos dijera algo.

— No lo sé. — Observé el reloj en la pared — Algo de diez o doce horas.

— Tenemos que hablar, chicos…— Susurró Bastián viéndonos

Sí, definitivamente teníamos muchísimo de que hablar. Admito que me estuve comportando como un imbécil, que mi dolor era muy fuerte y el único mecanismo de defensa que encontraba, era la ira. Tenía que admitir que ma amaba, que esa pequeña rubia se había colocado debajo de mi piel, dándome tanta felicidad, que cuando se fue, dejó ese vacío negro en mi pecho, que me hacía comportarme como una basura

Tenía que disculparme con mis hermanos, como el mayor, mi deber era estar para ellos en cada momento. Ser el pilar que los sostenía, como pasó cuando se desmoronaron con la traición de Samantha.

— Ahora no. — Cortó Neo, quizás pensaba que queríamos seguir la discusión

Pero Bastián se veía miserable y culposo, apenado por no darse cuenta las necesidades de los demas, a pesar de que sabíamos que estaba tan hecho mierda como nosotros.

— Es que yo solo…— Bastián se frenó cuando vio un hombre enorme correr en nuestra dirección

Era James, que atravesaba los pasillos, esquivando a las enfermeras y personas que se cruzaban. Neo se puso de pie, seguido de todos nosotros. Nos encontramos justo en la puerta de la habitación de Jasper, su hermano respiraba agitado y tenía el cabello revuelto en todas direcciones.

La Reina de los SaxDonde viven las historias. Descúbrelo ahora