Bastián
Ella es hermosa, incluso más que eso. Ekaterina era de esa clase de persona, que le pasarían los años por encima y sería una viejita preciosa. La veía desde el marco de la puerta de su habitación, dormía plácidamente, con los rayos del sol alumbrando su figura desnuda.
Habían pasado dos días desde que nos reunimos en la sala para hablar, donde ella se sinceró con su pasado y nosotros aclaramos la situación ocurrida en el bar. Esa noche tuvimos un gran sexo de reconciliación.
De solo pensarlo, tenía a Bastián Junior asomando por un poco de atención.
La entrega de ella era total, algo que me hacía vibrar el pecho. Ahora podía entender muchas cosas de las vividas estos meses. Quizás a otros les pareciera extraño que en tan poco tiempo Kata tuviera esos apegos con nosotros, aunque lo agradecería enormemente en el interior.
Ekaterina se sentía sola desde la matriz, por eso era entendible que se aferrara como un salvavidas a las únicas personas que la habían tratado con amor. Y si ella tenía la confianza como para abrirse y depositarnos su corazón, haría todo lo posible para que nunca se arrepintiera de ello.
Se removió un poco en la cama y me acerqué, viendo como abría los ojos de a poco. Su mirada somnolienta se enfocó en mí con trabajo.
- Buenos días, reina.
Me senté en la cama junto a ella. Estiré una de mis manos para acariciar su cabello revuelto, provocando que Kata suspiré y cierre los ojos levemente. Estaba boca abajo al colchón, dándome una espectacular vista de su trasero que no era cubierto por las sábanas de la cama nueva en su habitación.
Sí, habíamos cambiado la cama de su cuarto por una más grande, en donde pudiéramos caber todos.
- Buenos días, Bas. - Murmuró con la voz algo ronca por haber despertado - ¿Dónde están todos?
- Neo fue a la consulta con la loquera y Alex dijo que iba a buscarte una sorpresa.
- No me gusta despertar sola.
Sonreí y me metí en la cama junto a ella, sintiendo su cuerpo cálido pegarse del todo al mío. Una cosa que descubrí, es que a ella le gustaba el contacto físico tanto como a mí. Yo siempre tenía la necesidad de acariciar y abrazar, cosa que podría parecer pesado a alguna de mis anteriores conquistas.
Pero con Ekaterina todo era distinto. Ella reaccionaba increíblemente a mi manera de querer, y era algo que me hacía sentir comprendido.
- Nunca vas a volver a despertar sola, mi reina.
Sonrío tiernamente y escondió su rostro en mi cuello. Mi polla la reconoció de inmediato, saltando a la vida y exigiendo un poco de atención de la rubia que se acurrucaba en mi costado. Se removió un poco, pasando una de sus piernas por mi cadera, frotándose contra mi erección que empezaba a palpitar.
- ¿Vienes armado a la cama? - Preguntó adormilada mientras pasaba la palma de su pequeña mano por mi miembro
Carcajee por lo bizarro de la situación, alzando las caderas desnudas para darle mejor acceso a mi piel.
- Tienes que dejar de juntarte con Neo, se te pegan los chistes malos.
- Te encanta cuando hago uno de esos comentarios.
La verdad era que sí. Ella se estaba liberando de a poco, si la daba algo de tiempo, estaría hablando de sexo con total naturalidad.
- ¿Me vas a dar mi beso de buenos días? - Cambie de tema
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La Reina de los Sax
RomancePrimera entrega de la serie "Los Placeres de Masium" Ekaterina Petrov no tiene más alternativa que huir de su lugar natal. Por un estúpido acuerdo de su padre, ella queda en medio del fuego cruzado y solo puede esconderse del otro lado del mundo. In...