Ekaterina
Recordaba perfectamente a la mujer frente a la barra. Con su cabello de fuego y sus ojos astutos, vestida de encaje negro y rojo, con unos increíbles tacones de quince centímetros de alto.
Todo en ella gritaba alta sensualidad y placeres garantizados. Era la clase de mujer que aspiraba a ser, con toda esa seguridad que destilaba a juego con su imagen. También era la misma mujer que me dijo en mi primera semana de trabajo, que observaba todo como si fuera mierda.
No entendía muy bien porque Sasha estaba en alerta, como si fuera un gato frente a un gran lobo. O loba, en este caso quedaría mejor. Era extraño, porque ella siempre era jovial y divertida, incluso con aquellos clientes pesados que querían probar suerte con una chica joven y hermosa.
— Aunque tu no, yo tengo muy buenos recuerdos del tiempo que compartimos juntas. — Mencionó la tal Samantha
— Lo dudo, cada segundo de mi vida cerca tuyo fue una mierda. Al igual que la de ellos.
Sasha dio un paso adelante, con toda la postura de quien se está preparando para una pelea, una bastante violenta a decir verdad. No sé quién era esta mujer en la vida de mi amiga, pero si ella había lastimado a Sasha, simplemente no podría ser tan buena.
— Tengo increíbles recuerdos con ellos. — La pelirroja me miró de arriba a abajo y sonrió — Debo decir que algunos muy excitantes.
— ¿Hay algo en lo que pueda ayudarla?
Traté de ser cordial con la mujer. Por más que tuviera asperezas con Sasha, no dejaba de ser una clienta. La mujer me observaba como si fuera la reina del mundo, y yo un trapo de piso al que debía pisar porque debajo mío estaba el barro.
— No, realmente. Vine a saludar a la niña, pero puedo retirarme ya.
— No soy una niña. — Las mejillas de Sasha estaban rojas de la ira, y solo le faltaba un mínimo impulso para saltar sobre la pelirroja — Y no eres bienvenida aquí, no sé como mierda hiciste para entrar.
Los labios pecaminosamente carmín se curvaron en una sonrisa cínica.
— Yo pagó la membresía como cualquier otro cliente, puedo estar en donde me dé la gana. — Ella desvió la mirada desde Sasha a mí — Recuerda que tengo más derechos que cualquier otro cliente aquí, tuve sexo en cada rincón de este lugar, beneficio de ser pareja de los jefes.
¿Pareja de los jefes?
Parpadeé varias veces para enfocar bien la mirada, no estaba entendiendo el rumbo de la conversación. Ella era una mujer digna de salir en las tapas de las mejores revistas, si se paraba junto a mí, despertaba todas las inseguridades que tenía.
— ¿Los jefes?
— Sí, querida. Los hermanos Sax.
Se me trabó el oxígeno en la garganta, haciendo un sonido estrangulado. Este espécimen totalmente erótico, ¿era la ex pareja de mis hombres?
Ni siquiera me detuve a pensar en el hecho de que los considerara como "mis hombres", solamente podía sentirme pequeña delante la mujer que tenía unos increíbles zapatos y un aspecto arrasador.
Sasha tomó la delantera, siendo la primera en hablar por mí.
— Ahora ella es su mujer, así que deja de decir estupideces, Samantha. — Sasha Prácticamente estaba rugiendo como una leona, molesta y territorial — No se puede vivir solo del pasado.
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La Reina de los Sax
RomancePrimera entrega de la serie "Los Placeres de Masium" Ekaterina Petrov no tiene más alternativa que huir de su lugar natal. Por un estúpido acuerdo de su padre, ella queda en medio del fuego cruzado y solo puede esconderse del otro lado del mundo. In...