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Aunque intentó que aquello no lo afectara, Wonho se dio cuenta que no importaba si dentro o fuera de la jaula, ambos estaban en la misma situación. Ambos sufrían, ambos eran esclavos de un tipo despreciable y pasara lo que pasara, ese chico nunca tendría la culpa de nada. Los moretones y heridas causadas por los golpes eran notorios en una piel tan blanca como la suya, sin embargo, nadie podía hacer nada, y menos él.

— ¡Hey! —le gritó un hombre, desviando su atención del chico que estaba sentado leyendo un libro al otro lado de la sala— hora de comer, grandullón.

Fue entonces cuando vio un trozo de carne colgando desde arriba, uno muy enorme.

Su estómago rugió de hambre y aunque quisiera evitarlo, no podía dejar de lado sus instintos. Sin embargo, tan pronto como quiso alcanzar el trozo de carne, lo levantaron impidiendo que lo alcanzara. Aunque se molestó por un momento, sus esperanzas de ser alimentado volvieron a renacer cuando el trozo volvió a bajar, pero el ciclo volvió a repetirse y no fue posible para él siquiera probar algo de la carne.

Su corazón se estrujó de tristeza al escuchar las carcajadas de los hombres por sus fallidos intentos, pero lo que ninguno se esperó fue ver al delgado parado junto a la jaula viendo al león.

— ¿Cuál es la necesidad de usar el sustento de algún ser vivo como entretenimiento? —preguntó con voz ronca y firme.

Los hombres desviaron su atención hacia él y aunque por un momento pusieron una expresión de susto, su arrogancia volvió a salir a flote y sus miradas desafiantes se encontraron con la suya.

— ¿La señora de la casa está lo suficientemente fuerte como para opinar en asuntos que no le interesan? —escupió con la voz llena de burla. Pero Hyungwon no se inmutó en lo absoluto. Al contrario, pareció complacido por el buen uso de las palabras.

— Está claro que no tengo derecho a opinar en los asuntos que no me conciernen... —susurró dando un par de pasos hacia adelante— Sin embargo, ¿cómo podría no opinar cuando unos simples sirvientes se meten con las pertenencias de la señora de la casa? —preguntó con fingida inocencia y desbordando sarcasmo.

Ante la respuesta ellos quisieron replicar, pero antes de que pudieran hacerlo, la mirada atónita de los hombres fue a parar a unos pasos detrás de Hyungwon.

— ¿Qué sucede? —preguntó una nueva voz uniéndose a la charla— ¿De qué se trata esto?

La sonrisa que se pintó en los labios de Hyungwon se borró suavemente antes de girar, sabiendo que incluso si su actuación apenas había comenzado, ya había ganado.

— Esposo... —susurró con voz lastimera, poniendo su mejor expresión de tristeza mientras caminaba cabizbajo hacia el hombre— Pensé que habías dicho que este león era un obsequio para mí...

El hombre lo miró complacido por la forma en la que el delgado lo llamó y además por su sumisión a él, así que no dudó en responder favorablemente ante tal comportamiento.

— Claro que sí mi amor. ¿Cuál es el problema con ello? —preguntó sosteniendo al menor por la mandíbula, en busca de su mirada.

Al saber que tenía toda la atención del hombre que dominaba en esa casa, Hyungwon suspiró aún manteniendo su triste expresión para que fuera notada y tomada en cuenta.

— Estos sirvientes tuyos se niegan a alimentar al león que me obsequiaste con tanto amor, aún cuando se lo pedí amablemente, ellos... —hizo una pausa como si quisiera romper en llanto— parece como si ellos quisieran dejarlo a morir a propósito. —tomó las manos del hombre entre las suyas y se arrodilló frente a él— ¿Merece la señora de la casa ser tratada con tal desprecio sólo por intentar cuidar los regalos de su esposo?

Need Of Freedom  [Monsta X] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora