Need Of Freedom [Monsta X]

C: 05

Había pasado algún tiempo, no sabían cuanto exactamente pero tampoco es que les interesara demasiado saberlo. Lo único de lo que ambos estaban seguros es que con el pasar de las semanas, no podían evitar acercarse mutuamente, buscar la calidez del contrario y de vez en cuando robarse un par de besos sin ser vistos por los mayores de la familia.

No planeaban ser rebeldes pero probar los labios del contrario a diario se había convertido en un hábito que si no cumplían, los hacía sentir ansiosos e incompletos porque sólo estando juntos se complementaban.

Cazaban juntos, comían juntos, dormían casi juntos y en general la mayoría de cosas que hacía uno, lo hacía el otro también. Por ejemplo el hecho de salir del refugio con alguna excusa para finalmente encontrarse en el lugar preferido de Minhyuk, que se trataba de un pequeño valle con flores de todos colores. Aquel lugar era tan hermoso que parecía haber salido de alguna pintura de Monet.

Cada vez que estaban ahí se acostaban en el suelo, manteniendo sus formas humanas y gracias a que los tallos de las flores eran lo suficientemente altos para cubrirlos, era el lugar perfecto para estar sin ser descubiertos por los celosos mayores.

En aquel día, mientras el sol del día agonizaba dando sus últimos tintes de luz, Jooheon estaba sentado en medio de la flores que lo cubrían hasta la altura de su pecho, mientras que Minhyuk estaba recostado sobre sus piernas, con los ojos cerrados.

— Joohoney... —susurró Minhyuk para finalmente soltar una risita que captó la atención del contrario, quien se dedicaba a peinar el cabello de Minhyuk, decorandolo con algunas de las flores más pequeñas del lugar— te queda bien, porque eres como una abejita que busca las flores de mi cabeza. No sales de ahí todo el día...

Jooheon sonrió ante la confesión. Sabía que era muy probable que apareciera seguido en la mente de Minhyuk, no porque creyera que él era alguien extraordinario sino porque cada vez que estaba con Minhyuk, sentía que aquello era mutuo.

— Me queda... —admitió con una sonrisa mientras miraba a su acompañante quien permanecía recostado en el suelo, usando sus piernas de almohada— sólo si tú llevas las flores...

El mayor sonrió con los ojos cerrados y suspiró.

— Dices eso porque no hay nadie más aquí... Si lo hubiera seguramente te fijarías en otro que no fuera yo... —aseguró haciendo un puchero.

Al escuchar tal respuesta, Jooheon automáticamente dejó de peinar la rubia cabellera del mayor y se acercó a su boca para dejar un suave beso al revés en aquel puchero que se había formado a causa de una suposición que a criterio de Jooheon, era irreal.

— Claro que no, he convivido con personas antes y nadie me había atraído. Solo tú. —admitió sin pensar en el peso de sus palabras le daban a la conversación.

Jamás había mencionado a su nueva familia que él literalmente se había criado entre humanos y animales, pero a ese punto le parecía que él era algo irrelevante.

Minhyuk abrió los ojos y lo miró casi asustado.

— ¿Has estado con humanos antes? —preguntó sorprendido a lo que el menor simplemente respondió con un asentimiento— ¿Cómo fue? ¿Cómo son?

Jooheon miró hacia arriba en busca de alguna respuesta congruente a esas preguntas.

— Pues... Qué te digo, son idénticos a nosotros... —se encogió de hombros— solo que ellos son así todo el tiempo. —explicó— generalmente son muy amables si aparentas ser como ellos, aunque no estoy seguro de cómo reaccionarían viéndonos como depredadores...

— Wow... —susurró casi impresionado pese a la poca información recibida— debe ser genial... —se sentó en las piernas de Jooheon como lo hacía normalmente cada vez que sus celosos padres no estaban viendo, entonces se acurrucó contra él y suspiró— quiero conocerlos algún día... Quiero estar con ellos y saber que se siente...

Jooheon sonrió mientras acariciaba su espalda, entonces lo acomodó para que quedara bien sentado sobre su regazo y se aseguró de que lo mirara fijamente.

— No quiero que vayas donde ellos... —respondió colocando sus manos firmemente en la cintura del mayor— si alguien te mira, te toca o te quiere dañar... Creo que tendré que matarlos.

Minhyuk soltó una risita avergonzado.

— Opino lo mismo... —respondió con fingida altanería mientras acariciaba el rostro de Jooheon— con lo que me costó encontrarte...

El menor sonrió y miró fijamente a Minhyuk, quien estaba viéndolo de igual manera. No eran pocas las veces en que sus palabras parecían agotarse y eran reemplazadas por aquellas miradas cargadas de lo que querían decirse y no pronunciaban, pero a esas alturas ninguno podía esconderlo y ya no sabían como lidiar con algo tan evidente.

— Mi corazón quiere salirse de mi pecho ahora mismo tan solo con verte... —admitió Jooheon en un susurro— es como si tu presencia me diera todo lo que necesito para estar aquí, feliz y con ganas de sonreír sin una razón... —acarició la mejilla de Minhyuk mientras miraba directo a sus labios— No tienes idea de todo lo que pienso cuando te observo... Y solo...

No pudo continuar. No porque no habían más palabras, sino porque su boca fue callada con un beso que le decía sin palabras que sí tenía una idea de lo que sentía, porque aquello era mutuo.

A partir de ese momento ambos supieron que no había nada más por hacer. Eran el complemento del otro y no había marcha atrás. Aquella vez que sus labios se unieron la sensación era diferente, sentían que podrían volar si quisieran y aunque si pudieran hacerlo literalmente, aquello era emocional. Estaban teniendo una descarga de sentimientos, adrenalina, emocion y sobre todo aquel sentimiento que llamaban amor.

Y mientras la brillante luna comenzaba a hacer su aparición, ellos continuaron besándose, amándose, acariciandose y por primera vez, entregándose el uno al otro, sin restricciones, sin prejuicios y sin preocupaciones. Así, cuando la luna brilló con más intensidad, sus cuerpos eran uno al igual que sus enamorados corazones.

Y en aquel momento, eran felices.