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El tiempo transcurrió como de costumbre, y en medio de aquel fuerte invierno que azotó el pueblo Kihyun se mantuvo ocupado atendiendo a muchas personas que sufrían los efectos del frío estremecedor, pero al final del día nunca más se sintió solo. Y es que, ahí detrás de sus ajetreados días y agendas, una persona estaba siempre a su lado, en silencio, nada más brindando su poderosa compañía.

Desde aquella primera invitación, Kihyun pensó que las cosas podrían llegar a ponerse tensas en algún momento, pues a fin de cuentas eran desconocidos qué se habían quedado juntos por una compasión espontánea, pero se dio cuenta que estaba muy equivocado.

Su relación con Shownu fluyó increíblemente bien desde el día uno. Jamás interrumpía su trabajo, hacía lo que le pedía, cuando sus cansados turnos terminaban se sentaban a tomar un poco de té y a conversar sobre la vida. Y aunque Shownu era un hombre de pocas palabras, era muy bueno escuchando y respondiendo en el momento justo.

De vez en cuando Shownu se ausentaba, y Kihyun llegaba a preocuparse de que algo le sucediera en el trayecto pero debido a que empezó a pagarle por sus servicios, no quiso decir nada para que el hombre no saliera de la casa, porque después de todo era libre de hacer lo que quisiera.

Quizá en el fondo solo estaba aterrorizado de pensar que cuando consiguiera suficiente dinero se iría para siempre de su lado y volviera a dejarlo sólo, como estaba antes.

A veces se sentía egoísta, pero no se culpaba de querer un poco afecto, sobretodo si podía ser mutuo.

Esa noche, después de acabar con su trabajo Kihyun fue en busca de su compañero de vivienda, pero resultó que no estaba ahí. Lo buscó en su habitación, en el baño, en la cocina y hasta afuera pero no parecía haber rastros de Shownu.

El corazón del doctor se abrumó inmediatamente y antes de pensar en cualquier cosa, su ánimo decayó notoriamente.

¿Se había ido sin decir nada?

¿A donde fue?

Cuando su mente comenzó a pensar en los mil motivos por los que él pudo haber hecho eso, la puerta principal de la casa hizo su característico sonido y unos pasos firmes se escucharon sobre el suelo de madera.

El doctor miró en dirección hacia la imponente figura del hombre y vio que Shownu estaba quitándose su abrigo exterior para dejarlo colgado en un perchero. Entonces lo vio.

—Oh, ya estas aquí. —dijo el tranquilo Shownu. —Pensé que llegarías en un par de horas.

Kihyun se quedó en silencio un momento, fingiendo que su corazón alborotado estaba en paz después de tener tanto temor.

—No estabas. —susurró. —Pensé que te habías ido sin despedirte.

Shownu frunció el ceño.

—¿Por qué haría algo así? —cuestionó confundido. —Es más, ¿A donde crees que iría?

Un profundo suspiro salió de su pecho y se sintió un poco molesto consigo mismo por haber pensado así de Shownu. O bueno, en realidad no sabía por qué se sentía tan enojado.

—No importa. Iré a dormir. —dijo antes de guiar sus pasos en dirección a la habitación.

El mayor lo detuvo por el brazo y lo miró con confusión.

—¿No vas a tomar el té? Fui a comprarlo con prisas porque me di cuenta muy tarde que ya no quedaba más. —comentó. —No pensé que no quisieras tomarlo. ¿Está todo bien?

Los labios de Kihyun se movieron, pero al final no pudo soltar más que una vaga mentira.

—Sí, sólo estoy cansado. —comentó antes de finalmente irse a la habitación sin mirar atrás.

Shownu no lo detuvo, quizá porque no quería molestar o tal vez porque sentía que no tenía otro motivo más que el té para exigir la presencia del doctor, así que simplemente procedió a preparar una taza de té, la tomó estando de pie y en silencio. Hasta que finalmente se fue a su habitación sin hacer o decir nada más.

El doctor lo vio todo desde su puerta entreabierta a la distancia, y aunque se sintió tonto por dejarlo beber el té solo, sintió que no podría con la vergüenza de salir después de haberse ido con una excusa tan tonta.

A la mañana siguiente, con mal humor y un par de ojeras Kihyun se dirigió al mercado para poder abastecer su alacena, ya que el té no era la única cosa que hacía falta en casa. En sus días ocupados era difícil poder salir a comprar, y tampoco quería pedirle a Shownu que saliera sólo, no importaba el motivo.

El más alto como siempre estaba callado y elegía cuidadosamente la comida, sobretodo las verduras. Parecía tener mucha experiencia en eso, a diferencia del doctor que simplemente comía lo que podía.

Y mientras Kihyun dejaba que el experto se encargara de la comida a elegir, una mirada fija cautivó su atención. Ni siquiera era en su dirección, pero precisamente ese fue el problema.

Un hombre de más o menos su misma estatura, cabellera negra como la noche y una mirada penetrante estaba viendo a Shownu con tintes de ilusión en su expresión. Incluso si esta persona estaba de la mano con otro hombre, no podía dejar de ver a Shownu.

Y de repente la gota que colmó la paciencia de Kihyun fue cuando descaradamente soltó la mano de esa persona, y comenzó a caminar casi con prisas en busca de tener un encuentro cercano con Shownu, quien seguía absorto en las compras a unos metros de distancia.

El hombre avanzó entre la gente, pero justo antes de que llegara siquiera a acercarse, Kihyun no pudo evitar su enojo y acabó interponiendose en su camino con determinación.

Ambos se miraron fijamente con el ceño fruncido, como si quisieran examinar más allá de lo que podían ver.

—¿Qué se te ofrece? —preguntó el molesto Kihyun.

La otra persona lo miró de arriba a abajo y negó con la cabeza.

—De ti no quiero nada. —dijo con seriedad. —Apártate de mi camino.

En el momento que el hombre iba a rodear al doctor para avanzar hacia su objetivo, el otro lo agarró por el brazo con fuerza y lo hizo retroceder para volver a conectar las miradas.

Y de repente, una tercera voz
se unió a la conversación.

Y de repente, una tercera vozse unió a la conversación

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Need Of Freedom  [Monsta X] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora