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Después de mucho tiempo de silencio, podía escuchar en la lejanía un traqueteo extraño pero constante, su cuerpo se movía levemente y a pesar del fuerte sonido extraño, aún podía percibir otro sonido más. Uno angustioso. Uno de llanto.

Luchó con la pesadez que abrumaba sus ojos, y no fue hasta después de mucho tiempo e intentos fallidos que por fin pudo enfocar un poco su entorno. Estaba en algo que parecía ser una habitación oscura, no habían paredes alrededor, sino barrotes gruesos de los cuales estaban amarradas unas gruesas cadenas que lo mantenían atado.

En aquella habitación no habían muchas más cosas, pero tampoco estaba sólo.

Delante de él estaba un león bastante familiar y un oso que pese a estar encadenado, se estiraba cuanto podía para consolar al león que rugía y gemía con dolor, como si estuvieran desgarrandole el alma hilo por hilo.

Wonho, ¿por qué lloraba?

¿Qué ocurría?

¿Dónde estaban?

En medio de su aturdimiento, el tigre blanco intentó levantar su cuerpo del suelo donde había permanecido sabra Dios por cuanto tiempo, pero en cuanto intentó levantar su propio peso, su cuerpo entero flaqueó y volvió a caer al suelo, estruendosamente.

En ese momento fue que los otros dos lo notaron, y aunque él todavía no salía de su aturdimiento, no pasó mucho tiempo para que de repente escuchara retumbar algunas cadenas con ímpetu y viera al león acercarse a él a toda prisa, emitiendo una fuerte luz roja de su cuerpo, como si quisiera hacerlo polvo en ese preciso instante.

No iba a defenderse en lo absoluto aún cuando ni siquiera sabía qué era lo que había hecho mal, pero afortunadamente las mismas cadenas que los oprimían fueron su salvación. Al llegar al límite, las cadenas obligaron al león a detenerse a solo centímetros del tigre blanco y su plan no pudo ser ejecutado.

Cuando Jooheon volvió a mirar a Wonho, esta vez estaba más cerca, notó que las cadenas envolvían su cuello y cada una de sus extremidades, haciéndolo parecer totalmente miserable.

— W-Wonho... —habló con dificultad sintiendo que incluso su lengua no era capaz de obedecer sus ordenes correctamente— ¿Qué... Ocurre? —aunque cada palabra dolía en su garganta por su terrible estado, sentía que tenía que hacer una pregunta más— ¿Minhyuk...?

Al escuchar ese nombre, las cadenas de Wonho volvieron a tensarse tan fuerte que pudo escucharse el sonido en el aire, casi como si quisiera romperlas.

— ¡¿Te atreves a preguntar por él?! —gritó todavía forjeceando con las cadenas— ¡Tú..!

Quería decir mucho, pero al verdad era que su tristeza y su debilidad eran más grandes que su enojo por Jooheon.

Claro que estaba molesto con él. Casi podría jurar que lo odiaba.

Si Minhyuk nunca se hubiera encontrado con él, a esos tiempos todavía fueran la bonita familia de tres que siempre fueron y que nunca necesitaron estar cerca de los humanos para ser felices, pero desde que Jooheon llegó, Minhyuk hizo todo tipo de tonterías hasta llegar a tener que separarse del grupo para dar a luz a sus cachorros.

Antes de saber acerca del estado de Minhyuk, Shownu y Wonho tambien cayeron en la inconsciencia debido a los sedantes usados por los humanos, por lo que a esas alturas lo único que podía pensar era en que su bebé había quedado totalmente desprotegido a merced de esas bestias llamados humanos.

Era más que obvio que Minhyuk defendería a los cachorros de esas personas, pero si incluso ellos siendo tres, acabaron encadenados dentro de una jaula del vagón de un tren, todo lo que podía esperar era que Minhyuk sufriera su mismo destino, o en el peor de los casos; que hubiera sido aniquilado frente a sus recién nacidos.

— ¿No lo recuerdas? —preguntó Shownu desde el otro lado de la jaula, totalmente decaído.

Jooheon en medio de su aturdimiento intentó pensar correctamente pero aunque no podía poner en sus pensamientos, algo dentro de sí lo estaba alertando a despertar con rapidez.

— ¿Donde está? —preguntó poniéndose de pie torpemente debido a su debilidad y al movimiento del vehículo que lo hacía tambalearse— ¿Donde están? —volvió a preguntar, esta vez mirando a su alrededor, confundido.

Los mayores lo observaron en silencio, ninguno tenía dudas de que Jooheon todavía seguía aturdido por el efecto de las drogas. Al parecer, en un intento por arrebatarle su libertad, lo sedaron tanto al punto de una sobredosis y nadie tenía la certeza de que aquel tigre despertara, pero aún así decidieron llevarlo con ellos, en caso de que si pudiera despertar.

Cuando los mayores despertaron y se dieron cuenta de la situación, y aunque no fueran capaces de cambiar de forma por el increíble agotamiento que sentían, creyeron que Jooheon no despertaba simplemente porque era más débil, pero al verlo en un estado tan deplorable, casi dando vueltas en circulos, tropezando consigo mismo y murmurando en voz baja hacia Minhyuk en busca de los cachorros, no pudieron evitar sentir lástima y agobio.

— Jooheon... —le llamó Shownu nuevamente con voz aparentemente calmada— siéntate y descansa.

El mareado Jooheon pretendió no escucharlo y siguió hurgando con la nariz entre unas cajas de madera que estaban cerca de él, en busca de ellos.

Su familia.
Su pareja, los cachorros que esperó por meses y cuidó junto a Minhyuk.
Los quería, ¿donde estaban?

— ¡Qué te sientes! —le gritó Wonho entre la frustración, agobio y enojo— ¡No están aquí!

No fue hasta ese momento que el tambaleante Jooheon giró la cabeza hacia Wonho, notando el semblante de aquel león afligido bajo la luz de la luna que se colaba entre los fuertes barrotes.

¿No estaban?

— Minhyuk... —susurró volviéndose a poner de pie después de haber caído por más de una docena de veces— Minhyuk tiene que comer... La luna... Él tiene hambre cuando sale la luna... —murmuró en medio de su aturdimiento y avanzó queriendo salir de la jaula, hasta que las cadenas se tensaron y lo obligaron a caer de nuevo— los cachorros... Minhyuk tiene que comer...

Los mayores miraron la escena con aflicción y aunque Jooheon todavía no entendía lo que ocurría, su corazón estaba abrumado al punto de encogerse dolorosamente, como si quisiera arrugarse por su propia cuenta.

— Jooheon... —susurró la voz triste y apacible de Shownu— él... Ellos... Ya no están...

En ese momento los ojos del tigre blanco se posaron en el oso, sus pupilas se contrajeron y se dilataron un par de veces antes de que aquella mirada se tornara borrosa y húmeda. Su cuerpo no estaba en las mejores condiciones y su cabeza tampoco, pero en medio de toda la confusión que sentía entendió el significado de aquellas palabras y se rompió.

Esa noche, mientras un viejo tren
de circo avanzaba en la oscuridad,
se escuchaban los tristes alaridos de
un tigre blanco, pidiendole a la luna llena que le devolviera lo único que tenía.

Esa noche, mientras un viejo trende circo avanzaba en la oscuridad,se escuchaban los tristes alaridos deun tigre blanco, pidiendole a la luna llena que le devolviera lo único que tenía

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Need Of Freedom  [Monsta X] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora