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Si se trataba de pérdidas, Shownu podía decir sin miedo a equivocarse que tenía mucho qué contar acerca de ello. No eran solo una las veces que volvió a empezar de cero, y tener que levantarse desde las cenizas cada vez, le robaba un pedacito de su corazón que jamás recuperaba aunque lo intentara.

Como uno de los primeros cambiaformas de la historia, poco sabía incluso de sí mismo. Creció a la interperie sin saber si tuvo una familia o no, o siquiera recordar como llegó a la vida. Más tarde luchó con la busqueda de su propia identidad al darse cuenta que no encajaba como humano, pero tampoco como un animal.

Deambuló por varias zonas y aún a la fecha seguía sin poder darle una respuesta a la pregunta de «¿Quién soy en realidad?»

Cansado de claudicar en dos pensamientos decidió que se forzaría a sí mismo a ser parte de un lado de su naturaleza para encajar de una vez, y fue ahí cuando decidió vivir como un oso salvaje. Todo pareció ir bien con su decisión, vivía libremente, cazaba y cuando menos se dio cuenta, incluso iba a tener sus propias crías.

En el reino animal no había algo como el amor y esas cosas, de hecho lo más similar que había era el apareamiento pero él todavía era mitad humano e incluso las bestias son capaces de sentir la necesidad de proteger a sus hijos, ¿cómo podría él no amarlos?

Cuando los vio por primera vez, se sorprendió de lo increíblemente pequeños y frágiles que eran, sentía que si los tocaba podrían desaparecer, pero por ello decidió ser un buen padre y ayudar a su manada como debería hacerlo. Sintió que por primera vez tuvo una razón para existir, pero jamás se esperó que una bestia de su misma especie arremetiera contra los indefensos y cometiera infanticidio en su ausencia.

Fue ahí cuando supo que jamás podría ser una bestia completa. No podía dejar pasar las cosas y seguir adelante con su vida, sino que al contrario, se deprimió a tal grado que tuvo que irse de ese lugar, y mientras deambulaba sin rumbo se encontró con un niño asustadizo en medio de la nada.

Ese preguntó por qué un humano tan pequeño estaría en un sitio como ese, pero cuando el niño se asustó tanto que cambió de forma a un pequeño león para tener más oportunidades de defenderse, supo que había encontrado a alguien como él y se dio cuenta que quizá los cielos se habían apiadado de su llanto, pues él necesitaba proteger a alguien, y ese pequeño necesitaba ser protegido.

Así fue como una pequeña manada de dos se fortaleció durante un par de años, en los cuales el pequeño humano creció, desarrolló una personalidad inquebrantable y además tenía fortaleza física. Wonho no tardó en seguir sus pasos y traer a un pequeño más a la manada, y ese pequeño también quiso traer a alguien más, y más tarde, antes que cayera en cuenta de todo lo que había pasado, ese pequeño no soloya había crecido, sino que también ya estaba listo para dar a luz a sus propias crías.

De nuevo Shownu sintió que toda su vida tomaba sentido, y que su manada era la razón por la que él vivía, realmente se sentía muy feliz con ello, hasta que los sonidos de armas humanas causaron que su mundo se viniera abajo. Y para cuando reaccionó, ya estaba en una jaula, siendo torturado junto a dos miembros de su manada, y el sueño de conocer las crías de Min, y de ver nuevamente a su pequeño rayito de sol, se había roto.

De nuevo perdió, ¿y qué le quedaba?

En esa nueva vida Jooheon daba todo de sí y era amado por todos, Wonho se rehusaba a hacer cualquier cosa que le pidieran y era odiado por todos, pero a él ni siquiera lo miraban, y sin que sus amigos se dieron cuenta, él fue desechado con la frase: «Es sólo un viejo oso que no servirá de mucho, es mejor sacrificarlo» entonces se preguntó a sí mismo: «¿De verdad mi vida vale tan poco?»

Las personas a cargo de sacrificarlo ni siquiera se tomaron la molestia, pues mientras él yacía encadenado frente a ellos lo único que hicieron fue pelearse por quien sería el que deshiciera del pesado cadaver cuando todo acabara, así que en escondidas simplemente lo soltaron por ahí, amenazadolo con un rifle para que huyera lo más lejos que pudiera, y si moría en el camino, al menos que muriera en otro sitio para que la putrefacción no los alcanzara.

Huyó despavorido por el bosque antes de que aquellas personas cambiaran de opinión o antes de que por diversión tiraran del gatillo en medio de su desesperada huida, y efectivamente su segundo pensamiento fue el más acertado. Mientras corría como podía entre los árboles, escuchó las risas de sus angustiadores y antes de poder reaccionar, el sonido del primer disparo rompió la tranquilidad del silencio y de sus jadeos por el agitamiento.

Asustado trató de seguir huyendo pero el miedo le hacía sentir que sus piernas pesaban demasiado y el sonido del segundo disparo se escuchó, sumado a las risas. A ese le siguieron tres o cuatro más, de los cuales desafortunadamente dos le habían dado.

Cuando estuvo lo suficientemente lejos, el oso se detuvo en un río y lloró.

Había cojeado todo el camino desde que lo hirieron, y no se detuvo hasta que el sol se escondió, y el frío de la noche lo acogió.

Después de vagar por la naturaleza por tanto tiempo, por fin pudo cambiar de forma para poder tratar sus heridas que todavía dolían increíblemente. Tomó su forma humana y vio el agujero en su pierna derecha, y la herida de su antebrazo izquierdo. No eran heridas mortales, pero definitivamente le habían hecho daño, y no sabía exactamente qué hacer.

Quería volver por Wonho y por Jooheon pero, ¿cómo podría hacerlo en ese estado?

Tuvieron que pasar muchos días de dolor intenso y fiebres, de dolor y remedios para que el oso pudiera volver a moverse por su cuenta de forma decente, sólo entonces fue cuando decidió bajar de la montaña en escondidas y buscar a sus seres queridos pero se dio cuenta que el circo se había ido, y él ni siquiera sabía a donde.

En un mundo tan grande era imposible para un oso lisiado poder encontrar a dos personas. Sabía que moriría antes de poder encontrarlos, así que se vio obligado a enfrentar la situación que más temía y odiaba: la pérdida.

Tenía que asumir la realidad.

Había vuelto a perder, así que... ¿Qué le quedaba?

Deambuló en soledad por las montañas un par de meses, sin embargo cada vez era más difícil obtener el sustento diario. A esas alturas ya estaba hambriento, pálido, delgado y lisiado, sinceramente no tenía mucho que perder, así que decidió ir al pueblo y darse la última oportunidad de vida.

Esta vez no se esforzaría, no intentaría crear algo grande, no se tomaría el tiempo de iniciar de cero. Sólo quería deambular, comer algo de buena comida y eventualmente morir, cuando la caridad se agotara.

En el pueblo solía haber bastante gente rica, pero irónicamente eran los más mezquinos y ni siquiera lo miraban cuando pasaban por su lado, era como si se tratase de un feo sapo que se interpuso en sus caminos. Afortunadamente la otra gente era buena y de vez en cuando conseguía comida caliente, y un techo en el cual dormir, aunque se tratara de un establo, un corredor vacío, o un granero.

No fue hasta que un día que deambulaba por el centro del pueblo, cuando los días eran más fríos, pudo sentir el rico aroma de una comida tradicional saliendo de un comedor famoso, que era una bonita cabaña. Con el estómago rugiendo de hambre se acercó al lugar y pudo observar a través de las ventanas como las personas degustaban un humeante plato de comida caliente, que calentaría a cualquiera en esos días fríos.

Pero él no podía permitírselo.

Con una mirada triste observó los humeantes platos y se giró para buscar la basura en busca de las sobras de aquella deliciosa comida que alguien hubiera desperdiciado.

Lo que el oso no notó, fue que a través del cristal una dulce mirada lo observó con compasión. Después de todo, nada dura para siempre.

Ni siquiera los malos momentos.

Ni siquiera los malos momentos

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Need Of Freedom  [Monsta X] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora