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El sol brilló intensamente desde temprano, aunque si era sincero, había perdido la noción del tiempo y estaba muy aturdido como para tratar de adivinarlo. Todo lo que recordaba era su plan y lo que había hecho la noche anterior al huir de aquella casa despavorido en medio de la noche junto al león.

Al pensar en él, sus ojos se abrieron de repente y ardieron por la intensa iluminación, pero no le prestó demasiada atención y en cambio procedió a incorporarse para entender el entorno en el que se encontraba, pero grande fue su sorpresa al encontrarse con unos pequeños ojos marrones que lo observaban fijamente.

El delgado se agitó al ver al hombre musculoso que estaba a su lado observándolo de tal manera como si quisiera leer su reacción sin perderse ningún detalle, pero su corazón terminó de acelerarse cuando vio que la ropa que vestía, era similar a la que él portaba, o sea el uniforme de los sirvientes de aquella casa.

—¡¿Quién eres?! —preguntó recogiendo una rama cercana, tomando desprevenido al otro hombre. —¿Él te envió por mí? ¡Prefiero morir antes que volver a ese horrible lugar!

En ese momento intentó golpear al hombre musculoso, pero como era de esperarse, la rama fue sostenida por una mano suya sin ninguna dificultad.

—Cálmate. —le pidió con una cara de afecto que Hyungwon no supo comprender. —No voy a hacerte daño, además nadie me envió. Al contrario, yo...

El delgado forcejeó tratando de recuperar la rama, pero fue en vano.

—¡No voy a creerte! —dijo con el corazón estrujado. —¡No puedo confiar en nadie, porque nadie ha sido bueno conmigo!

Aquellas palabras parecían simples, pero parecían arder en su garganta con el amargo sabor de la soledad.

Wonho soltó un suspiro audible y soltando la rama, se giró para mover algunas cosas que tenía sobre una fogata improvisada.

—Igualmente confiaste en mí. —susurró sin mirarlo.

Hyungwon se quedó estupefacto con la escena, pues en un principio se alarmó mucho creyendo que sus planes habían sido arruinados, pero cuando le prestó más atención a su entorno se dio cuenta que no era tan malo. Aquel hombre estaba ahí desde mucho antes que él despertara, así que supuso que si hubiera querido hacerle algo ya lo habría hecho, además parecía que estaba dentro de un pequeño refugio improvisado que lo protegía un poco de la interperie.

Sobre la fogata habían algunos pescados cocinandose y las cosas que había traído de la mansión estaban cuidadosamente apiladas a su lado, siendo el único faltante una muda de ropa simular a la de los sirvientes, que por lo menos ya sabía donde estaba.

—¿Quién eres? —volvió a preguntar, pero esta vez con mucha calma.

Wonho lo miró de reojo y trató de evadir la pregunta con otro tema.

—¿No estás hambriento? Ven aquí. —le llamó haciéndole una señal para que se acercara, pero cuando Hyungwon fue hacia él, mantenía esa mirada de miedo y confusión en su rostro, lo que le dejó un muy mal sabor de boca al mayor y decidió que era mejor darle un poco de información al chico. —Me llamo Wonho. —dijo con desinterés. —Te vi desmayado en medio de la nada mientras salía a cazar y te ayudé. —el delgado de repente miró hacia su ropa y luego a sus ojos como si estuviera interrogandolo, y Wonho se sintió obligado a poner una excusa. —Tomé prestada la ropa porque la mía estaba peor que esta. —dijo avergonzado. —Te ayudé así que merecía algo a cambio, ¿no?

Hyungwon no le prestó demasiada atención a ese asunto trivial, además no es como si considerara esa fea ropa como un tesoro, sólo la trajo consigo en caso de que necesitara un cambio. De hecho lo que más le preocupaba ni siquiera era algo material, sino lo que era considerado un animal salvaje y peligroso.

Need Of Freedom  [Monsta X] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora