Parte 1

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El sol comenzaba a salir por el Este guardado consigo la noche y la oscuridad. Las montañas de Los Ángeles empezaban a brillar con una luz propia. Stana salía de su casa en bicicleta como todos los miércoles. Le encantaba recorrer la ciudad y mantener ese contacto con la naturaleza. Era como un ritual para ella, ese día se levantaba mas temprano para poder disfrutar del viento remoloneando su pelo y el aire chocando su cara.

Recorrió Ventura Fwy despacio, observado a los niños jugar en el parque. Era un poco temprano pero pudo divisar una pareja caminado de la mano junto al lago. Se quedó un momento en aquel lugar pensando en su vida, lo bendecida que era de tener un trabajo, una vida que casi se podía decir perfecta, aunque no lo era. Lo más importante para ella era el amor, pero en esto no tenía la misma suerte. Había tenido amores, claro como todos, pero se podía decir que todavía no encontraba a la persona adecuada, aquella con la cual estuviera dispuesta a enfrentarse al mundo, sin importar lo demás, solo ellos. A lo mejor si lo había hecho pero nunca se había dado la oportunidad, de lo que no estaba segura era el verdadero motivo, miedo al rechazo o al después de...

Continuó su trayecto pero esta vez con algunas preguntas de su vida, cuando iba a ser ella la que estuviera allí de la mano de aquel hombre, cuando se daría la oportunidad de vivir.

En los estudios todo marchaba de maravilla, los actores y el personal hacían su rutina diaria junto con sus bromas, eso era lo que convertía en placer el trabajo, era como un juego para ellos, aunque cuando tenían que grabar siempre dejaban de ser esos niños de nueve años compartiendo unas horas con sus amigos. Nunca había queja, siempre sabían cuando era el momento para los chistes.

Stana estacionó su pequeño vehículo, si es que así se podía decir y se dirigió a su camerino. Ella tenía un amor especial por aquel lugar, era como su casa, ahí pasaba más tiempo que en cualquier otro sitio, siendo este testigo de algunos momentos de debilidad.

Dejo sus folletos, sus materiales en la mesa y empezó a estudiar para las escenas del día. Era una de las mejores del equipo, siempre al día, con todas sus líneas memorizadas. Siempre se envolvía en otro mundo cuando leía, era como si fuera la narradora de cada capítulo, haciéndolo más interesante y excitante, era una espectadora más. El momento se deshizo cuando alguien toco la puerta.

- Stana - una voz masculina, una voz que ella conocía tan bien, la cual hacía que todo lo demás desapareciera por segundos, aunque al final sabía lo que ocurriría, el sueño acabaría y volvería a la realidad. Una realidad que no sabía si era la mejor o si algún día podría cambiarla.

- Pasa Nate, está abierto.

Nathan, un hombre que no solo hermoso por fuera, sino un hombre que tiene un corazón de oro, él era capaz de poner las necesidades de los demás por encima de las suyas, un hombre que nunca esperaba nada a cambio, aunque de vez en cuando se volvía un seductor, uno que a veces odiaba con todas sus fuerzas y que atraía a todas las mujeres a su alrededor, incluso a ella misma.

- Vaya, ya reconoces mis voz Tana - así le decía de cariño.

- Venga ya, creerás que estos 6 años no han sido en vano - río y el momento se convirtió en tensión, aunque últimamente así era casi siempre, no podían estar en un mismo lugar sin dejar que ardiera, a veces las miradas solas podían crear fuego entre ellos.

- Eso espero - Stana no entendió el verdadero significado de la frase o por lo menos no quiso hacerlo - he venido ya que Andrew quiere hablar con nosotros es su oficina en 5 minutos y yo como soy un caballero - ella lo miró con una sonrisa, amaba su forma de ser - vine a informarte.

- Pues muchas gracias caballero - hizo énfasis en la última palabra.

- el se dirigió a la puerta, pero se detuvo un momento - Oye, esta noche los chicos y yo vamos a tomar unas copas para celebrar que solo nos quedan 2 episodios por grabar y me preguntaba si te gustaría ir con nosotros. Las chicas también van.

- ella lo pensó un momento, no sabía lo que era más correcto. Siempre habían compartido momentos juntos, pero desde que Krista iba con Nathan todo había cambiado, los momentos eran más serios y aburridos, quizás era que Nathan cambiaba cuando estaba ella - Quien irá?

- Pues...Seamus, Juliana, Tamala y Jon.

- Krista irá? - desde el primer momento era lo que quería saber.

- No, se quedara en casa con Jake que tiene examen.

- Vale, pues iré con vosotros.

- Qué bien!! - estaba feliz, hace tiempo que Stana no compartía con ellos, siempre decía que estaba cansaba o que tenía que levantarse temprano al día siguiente, aunque sabía que era por Krista - en el mismo lugar a las 8.

Ambos hicieron sus respectivas tareas del día, con algunas escenas juntos en donde escondían sus verdaderos sentimientos, donde encontraban un momento de fantasía en sus vidas. Lo mejor era poder hacerlas como si fueran ellos, viviendo una aventura, sintiendo como los personajes, hablando con el corazón, a veces no era necesaria la interpretación. La química era extraordinaria, muchos se preguntaban que escondían detrás de ella, algún romance o una aventura alocada de amantes desesperados. En realidad no era ninguna de las dos, no por falta de oportunidades, sino por miedo a como terminaría. La relación que ellos tenían era magnifica, se acompañaban, se escuchaban, se apoyaban y siempre estaban par el otro aunque no todos lo veían así, algunos creían que lo que tenían era una montaña rusa, que en cualquier momento podría caer o parar.

Todos los actores llegaron al restaurante. Era hermoso, por eso les encantaba. Tenía un ambiente estupendo, podían pasarte toda la noche en aquel lugar. Unas pocas mesas cerraban la pista de baile, era pequeño pero perfecto. Les fascinaba estar solos, sin tener que esconderse.

Tomaron asiento. Después de tanto tiempo Stana y Nathan volvían a sentarse juntos. Ambos podían sentir la cercanía, casi hasta su respiración.

- Chicos mientras nos traen los alimentos voy a llevar a mi hermosa mujer a bailar - dijo Seamus atrayendo a Juliana con el y desapareciendo inmediatamente. Tamala y Jon realizaron el mío proceso, no eran pareja pero se divertían de vez en cuando.

Ellos dos solos.

Ninguna palabra.

El silencio inundo el ambiente. Nathan solo pensaba como romperlo, volver a ser los mismos de antes.

Tomó valor, se levantó y extendió su mano hacia delante.

- Me concede esta pieza señorita.

Y Si Te Quedas, Qué? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora