Parte 20

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- ¿La señorita Katic? – Stana abría la puerta de su apartamento.

- Si soy yo.

- Entrega especial de parte de la persona que más la ama en el mundo. – él se cubría la cara con un hermoso ramo de flores, tratando de cambiar su voz, un poco. Aunque Stana no estaba demasiado segura, pudo diferenciarlo al momento.

- Ah, debe de ser Marko o Gigi...espera a lo mejor es Mark. – jugó con Nathan.

- No... – sabía que ya lo había descubierto – no, los dos primeros también la aman pero, es de alguien más especial...él es muy guapo, alto...Un partidazo para cualquiera – ella rio - aunque yo solo soy el mensajero, pero ahí está la tarjeta.

- Vale. – se acercó un poco, y tomo la pequeña tarjeta blanca que acompañaba un lirio del mismo color.

Aunque no fue mi intención crear cúpulas en tus ojos o ver como tu sonrisa desaparecía...me siento responsable por lo mismo. Tu amor fue lo mejor que me paso, y no quiero perderlo por nada.

Nathan

¿Me perdonas?

- Lo escribí yo...dijo el caballero pero no por eso deja de ser cierto.

- Una sonrisa se le poso y cerró los ojos por un momento - Supongo que el mensajero espera una propina.

- Pues si...y también que sea muy generosa. – se quitó las flores de la cara y se quedó deleitando su cuerpo. Aunque era temprano, y andaba aun en pijamas, era delineado por un pulóver amarillo sin mangas, mostrando sus hombros.

- Que tonto eres - rio - La puedes poner ahí – señalo una pequeña mesa alrededor del sillón.

Ambos entraron.

- Pues entonces, ¿ya me dará la propina?

- Es que, estaba pensando cuando te merecías...

- ¿Unas pequeñas gomilonas de Canadá ayudaran a elevarla? – sacó un paquetico.

- Eres un sobornador, siempre te gusto torturarme con eso, ¿verdad?

- Pues sí, soy un fanático a torturarte, aunque prefiero hacerlo en otras circunstancias y contigo... – saco una del paquete, dirigiéndosela a la boca, sexy y lentamente, logrando que ella siguiera ese recorrido, mordiéndose el labio.

- Calla!!! – prefirió cambiar de tema - ¿Cuánto más tendría que darte para poder probar una de esas? – señalo donde tenía las demás.

- Pensó – yo diría unos 10 besos más...100 Te Amo y....

- ¿Qué?

- ¿Las quieres o no?

- Eres un bandido pero acepto. Ahora dámelas – estiró su mano.

- Movió la cabeza, denegando – Primero la propina.

- ¿No? Las gomilonas, primero.

- Las tengo yo, así que me das la propina o me las como todas. – tomó otra más.

- Vale... - se acercó a sus labios, sus narices chocaron...y después deposito unos cuantos besos en la cara.

- Eres mala.

- Sonrió – dijiste besos...no en dónde.

- Igual, mala.

- Venga, si quieres te comparto.

- Vale, aunque todavía me debes el resto de la propina. – dijo pícaramente.

- ¿Ah si? Ya no me acordaba – se metió otro en la boca.

Y Si Te Quedas, Qué? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora