Parte 11

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Aunque el plan inicial era que no supiera a donde se dirigían, el ruido de los aviones, los pasajeros y la voz áspera de la cabina avisando el destino, lo habían destruido. Lo que ella ni se imaginaba era lo que le esperaba detrás de aquellas puertas que la habían protegido durante todo el vuelo.

Aunque el viaje en coche era corto, Stana no perdía momento para preguntar, algo a lo que Nathan respondía con pequeños besos por su cuerpo, tratando de sobornarla, haciéndola a veces más ansiosa.

Hawai siempre ha sido un lugar para enamorados, encerrando en sus playas y pequeñas islas, la magia y la complicidad de los cuerpos, haciéndolo inolvidable. Junto a su diversidad paisajística, clima tropical cálido y varios volcanes activos crean una sensación de reto, plenitud y exploración, algo que ambos tienen en sí.

Cuando llegaron al lugar donde su sueño empezaba a realizarse, con la plena necesidad de ser uno todo el momento y gritar sus sentimientos, "The Modern Honolulu", realizaron el Check-in.

Antes de que Stana pudiera moverse un centímetro más, Nathan la tomo por atrás, pudiendo ahora besarla sin más, volviendo a probar el sabor de sus bocas, gritando. Aunque había algo que ella no se esperaba, se dejó llevar.

El tomo un pañuelo que tenía en el bolsillo, tapando sus ojos con cuidado, sin lastimarla, aunque logrando que no hiciera trampa.

Recorrieron todo el pasillo, ella con la ayuda de Nathan, sosteniendo su cuerpo, con algunos susurros en su oído, logrando que ella sintiera más ganas por llegar.

En el preciso momento en el que la puerta se abrió, Nathan volvió a dar luz a los ojos de esta, mientras Stana experimentaba una nueva sensación.

Sus ojos estaban hipnotizados con la presencia de algunos pétalos de rosas, debajo de sus pies, creando un pequeño camino. Mientras que lo recorrían, observando las velas y flores que también lograban un ambiente inexplicable. Algo la detuvo, aún sin que ninguna palabra se pudiera escapar de sus labios. Ahí frente a ella, un hermoso corazón, junto a un Te Amo encerrado en él.

Nathan estaba un poco asustado, no sabía que ella estaba pensando en aquel momento.

- ¿Que pasa? ¿No te gusta? - preguntó.

- ahora, por fin, ella se giró, recorriendo de nuevo los pocos pasos que tiempo atrás los separaban - Esta hermoso - él sonrió - Gracias - sus manos disfrutaban de su piel, pasándolas por su pelo para después atrapar sus labios en los de el - No sabía que fueras tan romántico.

- Y no lo era. - la señaló - Tú eres la que me hace ser así - esa sensación de ser especial, creaba en ella una felicidad enorme. Siempre tuvo miedo de ser solo una más en su vida, ahora todo eso era distinto, sintiéndolo suyo, solo suyo y pudiendo ser testigo de los grandes cambios que había ocasionado, cualquier duda desaparecía.

Entonces después de eso, ambos no necesitaban nada más, solo la sensación de sus cuerpos, juntos. Con unas pocas miradas de aprobación primero, ambos se sumergieron en un mar de sensaciones, quitándose las telas que interferían en el roce total de sus pieles. Siempre con sus manos inquietas, revolucionando con electricidad, al instante del contacto. Sus cuerpos envueltos en fuego, destruían el pequeño corazón que tiempo atrás lo había iniciado todo.

Los pies de Stana ataban la cintura de Nathan, sin dejar que separaran, con un movimiento continuo, rápido y lento, por momentos. Creando una lluvia dentro de sí. Con sus caderas juntas, bailando la misma música. Sus manos y bocas creaban un juego de poder, a veces siendo él el amo, otras ella, aunque siempre con el mismo objetivo, saciar la pasión que llevaban dentro y que siempre habían ocultado.

Y Si Te Quedas, Qué? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora