Parte 6

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Con los primeros rayos de sol los ojos verdes de Stana empezaban abrirse, despacio. Junto a su almohada dio unas pequeñas vueltas, cansada pero feliz. Recordó la noche que había tenido, por primera vez podía decirse libre. Aunque pensaba vivir el presente, estaba un poco preocupada por el futuro. ¿Habría hecho bien? ¿Que vendría ahora? ¿La haría sufrir?

Segundos después, aun con sus ojos casi cerrados, adaptándose a la luz que entraba por la ventana de su habitación, tomo su celular.

Mensaje de Nathan.

Impaciente lo abrió.

Buenos días Tana 😘❤️

Ella solo sonrió y decidió contestarle. Cualquier duda se esfumó.

Buenos Días Nate 💕😉

El sintió la misma alegría, se había convertido en un niño, no sabía que decir o hacer. Por primera vez se sentía tímido, había tenido muchas mujeres, sí, pero ninguna era ella.

¿Como dormiste? - preguntó

Bien, aunque estoy un poco cansada - espero un momento, pensando que más le pondría, pero después lo envío sin más.

Me imagino, eres buena a los bolos, creo que me tendré que acostumbrar a perder junto a ti, aunque me gusta. - Stana pudo fantasear con su cara al escribirlo, aunque la última parte no sabía si era ella o perder contra ella, en verdad no le molestaba mucho, cualquiera de las dos la incluían y eso era lo único que importaba.

Pensé que ya lo sabias, nunca podrías ganarme, aunque a lo mejor con algún soborno perdería - borro, escribió, borro. Lo debería mandar o no, al final volvió a dejar que su corazón la guiara.

Pues puedo pagar el soborno y con algunos honorarios, si hace falta 😉.

☺️ Me parece bien, pero tengo que arreglarme para irme al estudio, y creo que tu también tienes que hacer lo mismo. Hasta luego.

Hasta luego, tengo ganas de verte. - ella sintió su corazón latir más fuerte. También tenía ganas de verlo, pero decidió no responder y dejar demostrárselo en otro momento.

Se vistió lo más rápido posible, ya que significaba llevar temprano o mejor dicho, verle. Por primera vez, el miércoles, no tomo la bicicleta o el Subway, podía pasar hasta 45 minutos en el trayecto, y no era lo que quería. Entonces se dispuso a realizar ese recorrido otro día. Al principio no se reconoció, nunca cambiaba su rutina por nada.

Ambos fueron los primeros en llegar, aunque los trabajadores de maquillaje y vestuario ya estaban organizando todo para la jornada.

Nathan la sorprendió en su coche con una rosa. Una que combinaba con sus ojos y ropa. Stana primero la miro y después sonrío pasando sus ojos detenidamente por su cuerpo. Él se incorporó en el asiento del copiloto.

- Espero que te guste - entendió su mano para que ella la tomara - aunque delante de tu belleza no tiene comparación.

- se ruborizó - Muchas gracias - le regalo una de sus sonrisas, unas de las que él se había enamorado, ya que podía convertir cualquier día en felicidad.

Segundos sin ningún movimiento, tratando de entender que sucedería ahora. Nathan no estaba seguro si debía besarla, no quería dar un paso en falso con ella. Stana al verlo confundido, se dio cuenta que tenía que actuar, ahora.

Al verla un poco más cerca de él, lo tomo como una señal. Pasó su mano por su mejilla mientras que ella cerraba sus ojos para sentir el recorrido de la misma, lentamente.

Sus labios se fundieron, tranquilos pero llenos de pasión, tratando de calmar las horas que tuvieron sin sentirse, sin rozarse, pocas pero torturadoras.

El cristal del coche de Stana sonó, alguien estaba en la parte de afuera, aunque no podía divisar que pasaba dentro, ellos sí pudieron saber quién era.

Se separaron rápidamente, Nathan se quejó unos segundo, a lo que Stana le dijo que después pasaría por su camerino, le dio un último beso y salió, no sin antes anunciar:

- Quédate aquí hasta que nos vayamos - le dio las llaves - cuando pase por tu camerino las recojo.

Era Tamala, que ayer se había quedado un poco intrigada. Stana no le había podido contar nada de lo que paso entre ellos.

Ambas salieron en dirección del camerino de esta. Tamala no dejaba de preguntarle cosas, y Stana solo reía ante el desespero de su amiga por saber hasta los más mínimos detalles.

Eres una odiosa, declaraba cada segundo.

Era la primera vez que las grabaciones estaban llenas de miradas cautivadoras, Nathan y Stana no cesaban de hacerse señas o darse algún beso cuando no había nadie observándoles, unos adolescentes escondiéndose de sus padres, parecían. Aunque siempre profesionales.

Quien diría que por fin las imaginaciones de todos eran verdad, ahora si había detrás de aquella química una relación. Aun sin saber dónde iban o que camino recorrerían, pero podían sospechar que lo harían juntos, de la mano.

Momentos después que los productores dieran por cerrado el día de trabajo, Stana se acercó al oído de Nathan, primero mirando por todas partes.

Voy a ir a buscar mis llaves, espero que las tengas cercas. 5 minutos, tu camerino.

Y salió.

Nathan pudo sentir su corazón acelerarse, aunque era casi común cuando estaba junto a ella. Salió casi corriendo, y la espero.

Cuando oyó la puerta abrirse, se levantó y sin más, beso a la persona que estaba delante. No era Stana, sino Krista.

- Woow que recibimiento, amor – dijo aceptando el beso.

- Krista - dijo confundido - ¿qué haces aquí?

- Quería pedirte disculpas por lo del otro día en tu casa, estuvo muy tonto de mi parte, debí creerte. Aunque vengo para que arreglemos las cosas - volvió acercarse a él, enredando sus manos en su cuello, lo beso.

En ese momento Stana vio la puerta del camerino abierta y dijo:

- Nate ba..... - y ahí se quedó.

El, que estaba frente de la puerta aun, pudo observar sus ojos humedecerse, en ese mismo momento su corazón se rompió. No le gusta hacerla sufrir, era lo que más odiaba, aunque siempre lo conseguía. Se separó de Krista.

- Stana - sus ojos estaban llenos de rabia.

- Krista se giró - Pasa por favor.

No se movió.

- No quiero interrumpir, solo quería hablar un momento con él, pero ya veo que está ocupado - decidió continuar su camino a casa, sin Nathan.

- No te vayas - dijo Krista - Ya que estas aquí, quiero pedirte perdón por cómo te trate la otra mañana, no quería, estaba un poco alterada, Perdona.

- No te preocupes, te entiendo - una mirada acechó a Nathan, pudo sentir que su corazón se destrozaba cada vez más - por mi está olvidado - sonrío, o por lo menos eso intento - Hasta mañana - ahora si se fue sin más interrupciones.

- Es súper linda - decía Krista, de nuevo cerca de Nathan - pero por ahora tu y yo podemos - se había puesto coqueta - ya sabes...

- Nathan la separó - Esta noche no, estoy cansado. Además los chicos me han invitado al bar - era mentira, lo único que quería era hablar con Stana y arreglar las cosas. Sabía que a lo mejor no quería verle, pero diviso sus llaves en la mesa, entonces encontró la excusa adecuada - En otro momento - la besó y salió del camerino.

Y Si Te Quedas, Qué? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora