Hay frases que siempre tendremos con nosotros; palabras que te envuelven y te llevan a un lugar mejor, donde los recuerdos son los únicos testigos. Últimamente, eso era lo que hacía Stana, recordar para no vivir la realidad, para no ser parte de un mundo donde el amor de su vida tampoco lo era; y su pequeña era la única que la mantenía en pie.
Ahora comprendía el verdadero significado del siempre y el nunca en sus palabras...todo era falso, nada era para siempre, y la muerte de Nathan se lo hizo saber. El futuro, dejo de importarle, porque mañana a lo mejor no estaría en aquel mismo lugar, con la misma persona; y el presente se convirtió en lo único constante.
Aunque era consiente que su recuerdo, y el tenerlo tan presente le hacía daño, ya había vivido mucho sin el, y no estaba dispuesta a perderlo otra vez; mentalmente. Al saberlo, y divisarlo en todos lados, lograba que se sintiera protegida y aterrada, a la vez. Pero como le diría a su corazón que ya, que deje de latir...? Era imposible.
Otra vez, lo sintió, pero esta vez a través de los cristalinos ojos de su pequeña, ella era toda el. La forma en que sus manos frotaban sus mejillas, y se colocaban debajo de su cabeza, solo por costumbre, o como giraba varias veces antes que su cuerpo dejara de sentir, y soñara...era su pequeña, su mini-Nathan.
* Flashback *
- Stana, me he enterado de lo ocurrido... - decía Mark.
- Pues si, la vida está llena de contradicciones. Yo quería morirme, y le estaba dando luz a otra personita. - tocó su vientre.
- Siento mucho lo de Nathan, también.
- Sus ojos ya no mostraban la misma luz, ni su boca el mismo reflejo. - Y yo, no sabes cuando.
- Sé que será difícil para ti la situación ahora, pero aquí estaré para lo que necesites. Eres conocedora de mis sentimientos, y si quieres podré ser un padre para ese criatura. - sonrío.
* Fin del Flashback *
La dejo, y tomó su bolso. A pesar de lo renuente que había estado en asistir a aquella cena, no sólo porque era en la antigua casa de Nate, sino porque su cuerpo solo quería estar en la cama, no tenía ganas, tampoco, de pelear con Mark. Las cosas no estaban bien, aunque disimulaban, pero nunca lo amaría.
Saludo a algunas personas, desconocidas para ella. Era importante, porque el presidente de ABC se estaba debatiendo entre la vida y la muerte, pero las reuniones porque si no le molaban nada, todo era apariencia.
- Hola.. - saludó a la única mujer, de aquel lugar.
- Hola...
- Stana Katic, mucho gusto. - le extendió la mano.
- Kate Morrison. - la saludó, y pensó. - Pero yo te conozco.
- No lo creo... - frunció el ceño.
- En realidad no comprendía si era la misma que su Nate tanto había hablado. - Eres actriz, verdad?
- Oh! Era actriz.- Después de su pérdida, lo dejo atrás. No podía verse actuar con otro que no fuera Nathan, y recordar todos sus momentos en el plató; como sus vidas habían cambiado, con solo una mirada.
- Por eso....Mi padre es Willian Morrison...
- no la dejó terminar. - El presidente. Siento mucho lo que está ocurriendo.
- Gracias. - sonrío. Es más guapa de que lo que Nathan me ha hablado. Si tenía celos, pero porque ellos habían construido, en tan poco tiempo, una relación sólida, a pesar de los obstáculos. Quería algo así para ellos, también. - No te gustaría volver a actuar?
- Lo he pensado, pero estoy dedicada a mi hija. - no le iba a explicar en ese momento sus sentimientos.
- Tienes una hija?
- sonrío. - Si.
- Mark interrumpió - Amor, puedes acompañarme un momento?
- Si, claro. - respondió Stana, aunque sus deseos no lo eran. - Hasta ahora, Kate.
Camino unos segundos, pero la pelirroja mujer, mayor ya, la detuvo.
Quizás era ella...?
- Me permites un momento. - Miró a Mark.
- la tomó del brazo, un poco fuerte. - Pero no te demores mucho.
La siguió hasta el próximo piso, donde todo era igual a como imaginaba; menos los cuadros. Había sido difícil volver a aquel lugar, volver a ver sus sueños marchar. Acarició la azul pared del cuarto de baño, cerrando los ojos.
Sintió el sudor correr por su frente, mientras que Nathan la agarraba, sin piedad. Sus besos recorrieron todo su cuello, a la vez que sus manos rozaban sus pieles húmedas. Su voz resonó en su oído, logrando que su cuerpo se estremeciera.
- Estas bien? - preguntó, una voz familiar.
- Volvió a la realidad. - Si, te estaba buscando a ti. Te he visto antes. Que haces aquí, después de tanto tiempo?
- Kate, es parte de la familia. - respondió Cookie.
- No lo sabía...
- Hay varias cosas que nunca supiste de Nathan.
- Porque me tratas así? Pensé que todo era como antes?
- Stana...
- la rabia en los ojos de ella, lograron que todo volviera a dolerte. - Sabes, yo también sufrí con la muerte de tu hijo. No fuiste la única que lloraba todas las noches por su ausencia, la que tenía que seguir adelante, yo por nuestra hija, la que lo divisaba a cada momento...
- Nuestra...? Sophia es... - su corazón empezaba a sentir, a entenderla. Aún le creía, pero sus acciones demostraban otra cosa. Al saberla casada, logró que creyera que nunca quiso a su pequeño.
- Es hija de Nathan. Y si, ya estoy cansada de verla con esos ojos tan sinceros y tan reales, como los de su padre, y no poderle decir que fue el mejor. - las lágrimas cayeron por sus mejillas.
- Tengo una nieta.... - sonrío.
- Y es preciosa. Cada gesto que hace, se parece que más a él... - cerró los ojos.
- Siento mucho...
- Nada, te puedo comprender.
- Puedo darte un abrazo? - preguntó Stana.
- Claro.
Ambas se fundieron, con tanto amor, con tanta nostalgia, que se compenetraron al instante.
- Stana.... - Mark volvía aparecer.
- Tengo que irme. - sonrío.
- Puedo ver a mi...nieta?
- Claro. - vio a Stana salir, y desaparecer entre las paredes. Sintió unos pasos detrás. - Te dije que debías confiar en ella.
- Que sea mi hija, no quiere decir, que no halla estado de acuerdo con Mark.
- Por qué ocultas tus sentimientos en ese odio que has creado en tu corazón?
- Ya no la amo...
- Sabes que no es verdad, la sigues amando igual, aunque intentes ocultarlo. - después, también se retiró.
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Y Si Te Quedas, Qué?
FanfictionLe quiero, por como es, por como me mira, aunque no seamos nada. Me duele cuando sus labios no solapan los míos, como sonríe al verla. Quiero decirte, pero tengo miedo a su rechazo, a su cambio y sobre todo a que nunca mas volvamos a ser los míos. N...