Parte 9

1.2K 48 5
                                    

El teléfono de Stana empezaba hacer un ruido fuerte dentro de aquella habitación, de la cual lo único que quedaba eran dos amantes, después de una de sus mejores noches.

Aun con sus ojos cerrados y sus pies enredados a los de Nathan, tomó la llamada.

- Stana

- ¿Te desperté? - era Tamala.

- Un poco - río - ¿que necesitas?

- Nada, es que ayer Nathan te andaba buscando como loco, me pregunto dónde estabas, por cierto... ¿a donde fuiste?

- A caminar, necesitaba pensar. Ah! Ya he hablado con el - lo diviso a su lado, casi dormido, también.

- ¿Segura que solo era eso? Él se veía alterado, no sé, como si algo hubiera sucedido.

- Si Tam, en el foro te cuento.

- Bueno vale, después nos vemos.

- Hasta luego.

Mientras ella ponía el móvil de nuevo en su sitio, Nathan preguntó:

- ¿Quién se atreve a despertar a mi novia tan temprano?

- Era Tam - entonces capto la indirecta - ¿tu novia? Que yo sepa señor Fillion usted no me ha pedido que sea su novia - como sus pies aún estaban juntos, ella empezó a recorrer con el empeine los suyos, subiendo cada vez más. Con una sonrisa pícara en su cara.

- Es verdad. Pues señorita Katic, ¿quisiera ser usted mi novia? - comenzó también el juego, con sus manos acariciando su abdomen, logrando que ella se erizara.

- Pues, tendré que pensar en su propuesta - estaban más cerca.

- No se demore mucho, ya que tengo muchas que quisieran que yo les propusiera eso - ahora Stana acariciaba su oreja, de una forma seductora.

- Lo tendré en cuenta.

Nathan quería más. La pego de un solo moviendo junto a su cuerpo, aun desnudo de la noche anterior. Poseyendo sus labios con fuerza y pasión, ocasionando que ella volviera a rendirse. Era lo que más le gustaba, saber que ella disfrutaba tanto como el, logrando volverlo loco en solo instantes.

- ¿Tendrás un momento antes de ir a trabajar para hacer el cuarto round?

- Seguro.

Sus manos inquietas aun trataban de rozar cada parte de su cuerpo, sintiendo el fuego que soltaban cuando sus pieles se interceptaban.

Volvieron a disfrutar de los movimientos de la otra noche, aun sintiéndolos nuevos, cada uno era especial, distinto y los trasladaba a otro universo.

Después ambos tomaron rumbos distintos, Nathan fue a casa de Krista, mientras ella se dirigía al estudio.

- Hola amor - le dio un beso en la frente, sentándose a su lado.

- Hola - sonrío - ¿Pudiste hablar con Krista? – él no dijo nada - Nathan..

Y Si Te Quedas, Qué? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora