Parte 21

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La noche volvía a caer con aquellos dos amantes volviendo a ser testigo de esos cambios, mientras que sus brazos recorrían sus pieles desnudas y sudadas. Sin querer separarse, Nathan se levantó por sus pantalones. Lo único que comprendió fue que si se quedaba, no dormiría, y a la mañana siguiente tenia trabajo.

-    ¿A dónde vas?

-    A casa...

-    No, quédate conmigo. - le agarró el brazo.

-    rio - Primero no me perdonabas, y ahora no quieres que me vaya. Eres bipolar, amor.

-    Graciosito. - le dio por hombro - venga por favor, vas a dejar que me quede sola. - supo carita de perrito abandonado.

-    Estas aprendiendo mis tácticas. - sonrió satisfecho.

-    Tengo un bien maestro. - lo besó. - ¿Entonces?

-    Me encantaría, pero no puedo. Esta vez no funcionaran. Mañana empiezo a filmar ConMan, y lo menos que hare es dormir contigo, si me quedo.

-    Pues si, - rio pícaramente - ¿pero mañana nos vemos?

-    Por supuesto. Cuando termine te llamo, ¿vale?

-    Vale - lo besó - Te amo.

-    Yo también. Y acuérdate que todavía me debes una parte de la propina.

-    Gracioso. - le tiró un beso cuando Nathan ya estaba en la puerta de la habitación.

Llego a su casa, y se sintió solo. Después de todo, no se acostumbraba a dormir, sin sentir sus brazos rodeando su cintura o su aroma cerca.

Dejo unas cuantas carpetas sobre la mesa, y se dispuso a ducharse. Pasó por su habitación y entonces vio una sombra, sobre su cama. Era extraño, pero trato de ignorarlo.

Miro una vez pero de nuevo la encontró.

Sus pies fueron silenciosos, hasta que su mano acaricio el mando, arriba de la mesita, para encender la luz.

-    ¿Krista? ¿Que haces aquí?

-    Hola, amor. - se acercó y besó sus labios.

-    Ya hablamos... - se separó lo más que pudo.

-    Sí, pero hemos estado un poco distanciados últimamente, con mis proyectos, y sé que lo único que nos hace falta es un tiempo para los dos, para.... - empezó a desabrochar los botones de su camisa.

-    Por favor...

-    Nate, sé que también deseas esto... - su trabajo con su camisa ya había acabado, ahora se dirigía a quitar también su pantalón.

-    Hablo en serio, lo único que yo necesito es que te vayas. Esto ya se acabó.

-    Shhh!!!! - termino callándolo con otro beso. El no reacciono. - Ves, como lo único que necesitabas era... - lo volvió a besar, ahora con sus manos en el cabello, pegando cada centímetro a él.

-    Basta!!! Vete por favor, y no te rebajes más. -se separó y se acercó  a la puerta de la habitación.

-    Amor, déjate de hacer el de rogar. - volvió a cerrar los centímetros que los distanciaba.

-    Vete ya.

Al fin, no insistió más y salió. Nathan suspiro. Y ahora sí que se pudo duchar, para después cerrar los ojos.

-    ¿Cómo te fue ayer? - preguntaba Mark.

-    Mal.

-    ¿Por qué?

-    Como que por qué? Nathan después del historial que tiene, parece que le va hacer fiel hasta la muerte a Stana.

-    rio - Si, como no. Deja que se canse de ella.

-    Parece que esta vez es diferente. - rectificó.

-    ¿De qué lado tu estas?

-    Del tuyo, claro.

-    Pues entonces calla ya, y vamos hacer el plan B.

-    ¿Vamos hacer? Yo no he visto que hagas nada con Stana.

-    Eso es problema mío. Hoy vas a su casa, y le pides perdón.

-    rio - Si como no...

-    Entonces como vas a realizarlo, si ni si quiera te va a querer ver después de lo de anoche.

-    Es verdad...

-    Claro que es verdad, imbécil.

-    ¿Y tú que harás con Stana?

-    No sé, solo necesito que me llames, y nos ponemos de acuerdo.

-    Vale...voy a llamarlo.

Busco su número por los contactos, y antes de que el contestara, unos cuantos tonos se escucharon.

-    Nathan - confirmó.

-    Soy yo, Krista.

-    ¿Qué quieres? - dijo con menos ganas de seguir hablando.

-    Pedirte perdón.

-    Pues ya lo has hecho.

-    Nate, por favor. Podemos vernos esta noche.

-    No. - contestó inmediatamente.

-    Necesito que hablemos,  - pensó - para que así yo pueda darle punto final a esta relación.

-    ¿En dónde?

-    ¿En tu casa está bien?

-    Krista...

-    Te prometo que será solo para hablar.

-    Vale, a las 10, que estoy trabajando.

-    A las 10 entonces. Hasta luego.

-    Adiós.

El miro su móvil, y decidió enviarte un mensaje a Stana. Creía que no era necesario que le dijera que iba a ver a Krista.

Amor hoy no podré ir. Tengo que grabar varias escenas aun, y llegaré tarde, pero mañana es hasta medio día, así que has planes para nosotros. Te pasare a buscar. Te echo de menos.

Te amo.

Tu Nate

Stana estaba encerrada en el mundo de su televisor cuando su teléfono sonó.

Vale amor, no importa. Mañana te hare algo especial.

Te amo, besos.

Y Si Te Quedas, Qué? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora