Parte 28

406 29 2
                                    

Siempre el día de chicas entre Stana y Tamala, era divertido, atrevido e inolvidable. Compraban de todo, recorrían las calles aledañas y compartían una exquisita cena. Esta vez, a pesar de lo igual que era, todo parecía distinto. Stana no sonreía por las tonterías de Tam como antes, solo se dedicada a que las horas pasaran sin más.

- A ver cariño, ¿Qué te sucede? - la miró unos instantes.

- Nada.

- Tana, por favor, conozco esos ''nadas'' muy bien. Cuéntame.

- Ayer, Nathan y yo discutimos, y nos dimos un tiempo. - Tamala rio. - ¿Qué te parece tan divertido? Estoy hablando en serio.

- Ya lo sé, pero porque le das tantas vueltas en esa cabecita...Nathan no pude vivir sin ti, y muy pronto me darás la razón.

- Pero si he sido yo la que le ha pedido tiempo.

- Ah! Cabezota y terco, también. - volvió a reír.

- ¿Me puedes decir ya que sucede?

- Nada. - se hizo la inocente. Stana la miró con el ceño fuñido, pero ella no le hizo caso. - Ahora viene tu sorpresa.

- ¿Qué es?

- ¿Recuerdas, lo que te conté sobre Alex y yo?

- Sí, pero me dijiste que vivía en Miami.

- Ya, pero está de visita y quedé con el hoy, para que lo conocieras.

- ¿En serio?

- Sonrió - Si!

- Lo quieres, ¿verdad?

- Ay, Tana! Es que es súper atento, y me trata como reina.

- Me alegra que estés feliz Tam, te lo mereces.

- Gracias, - se abrazaron. - pero creo que ya nos tenemos que ir, si quieres conocerlo.

- Vale, puestísima.

Ambas salieron hasta el coche de Tamala, quien después condujo casi media hora. Entraron al restaurante Jon and Vinny's, en realidad nunca había estado ahí, pero era precioso. Todo de madera, pequeño pero acogedor. Lo recorrió con la mirada, hasta que Tamala terminó de conversar con el manager.

- Stana, ¿pudieras ir primero? Es al fondo, es privado.

- Vale.

Lo caminó por todo el lugar, hasta que encontró una cortina. Al abrirla pudo observar unos globos de Feliz Cumpleaños en la mesa, un hermoso ramo de flores rosas, sus favoritas...

Unas velas daban luz a la noche, mientras que el chocolate caí como cascada.

Unas manos la atraparon por el vientre.

- Feliz cumpleaños, amor.

- Sonrió al escucharlo, sonrió al oler su aroma, pero se contuvo y se giró. - ¿Qué haces? - se hizo la enfadada.

- Perdona...

- Pregunte, que hacías aquí.

- Desearte el mejor cumpleaños de todos. - la volvió a tener entre sus brazos.

- Que yo sepa, te había pedido tiempo, ¿verdad?

- Ya, - pensó - pero este tiempo no estaba incluido. Además, alguien me dijo que a lo mejor hoy querías dejar eso atrás, aunque mañana me odiaras de nuevo...

- ¿Si? - asentó - pues estaba equivocada... - se soltó - ni hoy...

- Venga Tana, he preparado todo esto para ti, porque te quiero. Además todavía te tengo una sorpresa.

Y Si Te Quedas, Qué? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora