Parte 47

184 12 1
                                    

- Hola esposa.  -  dice Mark con un ligero énfasis en la última palabra.

- Que haces aquí? - la rabia que experimentaba el cuerpo de Stana aumentaba cada segundo.

- Vine a dar un paseo,  aunque dicen que es un lugar más para románticos...  - se ríe.

- Claro,  y nosotros somos tontos. -  Nathan le empuja hasta el pasillo.

-Conste que eso lo has dicho tu. Por cierto, como quiere que te llame... El amante, el sustituto, el otro... - la sonrisa no desaparece de su cara en ningún instante.

-Mejor callate.  - le agarra la camisa.

-Si lo haré, -mira a Stana, quien esta perdida entre sus ganas de matarlo y permanecer en calma. - solo quería recordarte que aún estás casada,  y que tu hija la has dejado sola.... Sólo digo,  podría ir a un juez,  decirle que me engañas,  que eres una mala madre y quitártela.

- A mi hija ni la toques imbécil.  -  le da varios golpes en el pecho.  - Todavía no sabes lo que puedo llegar a hacer.  - los pensamientos anteriores desaparecieron,  en ese instante se volvió a dar cuenta que era un idiota y pensó en como alguna vez pudo sentir amor o agradecimiento por ese hombre. 

- Tu tampoco sabes todavía que puedo llegar a hacer yo. Sólo digo, ten cuidado. - la amenaza.

- Como te acerques a alguna de las dos,  no creo que vayas a salir tan bien como hoy.  - Nathan no resiste más y su puño hace contacto con la mandíbula de Mark, la cual al momento se colorea de sangre.  -  Así que vete ya.

- Esto no se va a quedar así.  Recuerdalo.

Se difumina entre el aire tan fresco que acariciaba el pasillo del hotel y el contacto de las olas al final, creando una sensación demasiado extraña en aquel momento.

Mientras esté se va, Stana se desvanece por completo entre los brazos de Nathan. Es tan tonta, y se siente tan impotente en aquel momento. No se merece eso,  ninguno.  Mucho lucharon para ahora estar así,  con todo arruinado. Y sobre todo,  tiene miedo por su hija,  se odiaria el resto de la vida si le pasara algo por su culpa, por buscar la felicidad excluyendola a ella.

Nathan solo acariciaba su pelo suavemente, tratando de protegerla,   de hacerla fuerte. Para que por lo menos lo sintiera a su lado.

Odia tanto verla así.

- Vamos a entrar mejor. -  este expresa.

- No,  solo llévame a casa,  con mi hija.

-Stana....  - la entiende,  porque el también está preocupado por Sophia,  pero ellos merecen más, necesitan más.

- No puedo dejarla sola,  te quiero pero ella importa más ahora,  esto puede seguir después. - y entra al cuarto para cambiarse de ropa lo más rápido posible y tomar un avión hasta su hogar.




Stana no habla en todo el viaje.  Está tan encerrada en su mente e ideas,  que logra en Nathan un sentimiento de miedo. La conoce demasiado y sabe que es capaz de poner cualquier cosa por delante de su felicidad para  proteger a su pequeña, incluso a ellos. Pero a pesar de estar tan temeroso con ella, la deja así, mientras solo disfruta observándola.

Sus manos se juntan solo un momento,  ya en el coche.  Sus miradas se cruzan por primera vez en muchas horas,  y ambos sonríen,  ambos anhelaban de nuevo ese contacto,  ese momento siendo ellos y nada más, pero Katic al recordar a Mark en aquel hotel la retira.

- Pequeña...  - grita por la casa.

- Mami, que haces aquí? Pero vosotros no estabais lejos en aquella isla? Mis tíos están en el coche,  ya nos vamos.

-Si si,  pero te echaba de menos.  - la abraza. Se siente tan segura teniéndola así que no quiere soltarla jamás.

- Se te está pegando lo cursi de Nathan.  - se ríe.  Este solo observaba desde lo lejos.  - Te pasa algo papi?

- Nada corazón,  - la abraza también.  - Ve y disfruta con los tíos,  nosotros te esperamos. - la besa.

- Ten cuidado princesa. - Stana vuelve a tenerla en sus brazos,  y huele su pelo.

- Siiii... - grita ya a lo lejos.

El silencio vuelve a invadir el ambiente. Ambos se acomodan a lados diferentes de la sala, pero sin pronunciar sonido alguno. Ambos piensan, ambos esperan.

El momento se volvía cada vez más insoportable. Cómo pueden estar así ahora, cuando sólo horas antes se estaban diciendo lo mucho que se querían, por que la vida les estaba haciendo eso otra vez,  por que se empeñaba tanto es tenerlos luchando por sus sentimientos?

- Stana...  - Nathan ya estaba cansado de esa situación,  quería saber que pasaba por su mente,  quería estar ahí para ella.

- Creo que es mejor terminar con esto que tenemos. - interrumpe, aunque su mirada estaba caída. Le duele decirlo,  pero será lo mejor para todos, para su pequeña.

- Estas loca.  -  se acerca y le sujeta el mentón.  - Te escuchas? Después de todo lo que hemos pasado,  para terminar así,  haciendo lo que el idiota ese quiere?

- se levanta, y vuelve a alejarse. -  no es lo que el quiere,  es lo que hay que hacer.  -lo mira.  - Sophia es lo más importante para mi,  y sacrificaria lo que fuera por que este bien. -  grita,  lo que logra que una lágrima se le escape.

- Yo también,  - sube el tono.  -  Crees que no es importante para mi? Es también mi hija,  y pero te quiero y no quiero perderte joder.- se acerca, y juega con su nariz.

- Lo que nosotros queramos no importa ahora. - dice en un suspiro.

- No,  no voy a permitir que te alejes de mi por su culpa, ya hemos sufrido demasiado por él, me niego.  - la sujeta fuertemente.  - no voy a permitirlo.

-Sueltame,  me haces daño. - ruega.

- Lo siento,  pero...

- La decisión ya está tomada, no quiero que mi hija este alejada de mi. - cúpulas de agua vuelven a apropiarse de sus mejillas.

- Tiene de haber otra solución.

- se gira.  - Pues yo no la veo.  - vuelve a gritar.

- No te rindas, por favor, no en nosotros. - le suplica.

- No lo hago,  pero es lo mejor. -  le lanza una última mirada,  y sus pies comienzan a caminar por la larga alfombra que lleva hasta la puerta.

- Cásate conmigo.  - Nathan grita, logrando que Stana se detenga en seco,  que deje de pensar otra vez,  que su mente no comprenda las palabras que acaba de oír. Si había pensado en casarse,  ya lo estaba con aquel gilipollas,  pero nunca pensó después de tanto tiempo en aquella opción a su lado.  - Dejame protegerlas,  que nada os pase, estar ahí, que Mark nos os pueda hacer nada malo nunca jamás. Estar en vuestras vida siempre. Cásate conmigo. - repite.

Y Si Te Quedas, Qué? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora