Cuando los ojos de Stana se abrieron y divisaron a Nathan, una sonrisa apareció en sus labios, aún no se acostumbraba a despertar y ver su rostro.
- Hola, amor. - Nathan recorrió su cara, adorada ese trayecto, besándola.
- Hola.
- ¿Cómo dormiste? - esta vez fue ella quien disfruto de sus manos rodando sus mejillas.
- Siempre que duermo contigo, duermo bien.
- Entonces, ¿estas preparada?
- ¿Para? - preguntó confundida.
- Nuestro increíble fin de semana, juntos.
- Súper preparada. - sus labios volvieron a unirse.
A ambos le esperaba un día increíble. Se vistieron lo más rápido posible y tomaron camino a su primera parada.
Los deportes extremos iban a ser su meta ese día. Tomados de la mano, con gafas, caminaron por la playa, hacia una pequeña casa donde rentaban jet-ski. Mientras que hacían el papeleo para adquirir aquellos vehículos de agua, el dependiente preguntó:
- Señor y Señora Fillion? - a lo que ambos se miraron unos instantes...
Cuando los labios de Stana empezaban abrirse para denegar la pregunta, el solo se volvió a girar:
- Si - respondió Nathan. Ella esta vez, con una sonrisa, se acercó lentamente para colocar un dulce beso en su mejilla. Sin saber porque había respondido positivamente, su corazón se aceleró, sin otro motivo.
Todo estuvo listo. Los enamorados tomaron su camino a la aventura, aun con sus manos entrelazadas y algunos besos de testigo.
Recorrieron kilómetros de mar, tratando de encontrar algo, el fin, pero el océano al igual que su amor, no tenía límites. El azul alrededor de ambos, los envolvía, siempre con el agua a sus pies y el cielo encima, casi flotando, casi soñando, aunque siendo conscientes de la realidad. Mientras que el motor hacia un suave movimiento, revolucionando con un color blanco en el agua, hacían competencias. Stana no pudo resistirse a tenerlo tan cerca y a la vez lejos. Lo llamo para que se aproximara, mientras que Nathan disminuía la velocidad hacia ella.
Cuando estuvieron a la distancia adecuada, los pies de Stana se movieron hacia una misma dirección, para después hacer presión en su hombro, cruzando el espacio entre JetSki-Mar-JetSki, ahora acomodándose detrás de este. Nathan solo miró. Los brazos de ella abrazaron su pecho, poniendo su rostro en su espalda. Ahora, ambos recorrían el mismo camino.
Después de una pequeña excursión por la isla en bicicleta y del descubrimiento del mundo marino, también, estaban agotados.
Subieron a su habitación. Mientras que Stana se daba un baño, para relajarse, en la pequeña terraza atrás de la habitación Nathan preparada algo para que ambos disfrutaran. Dos copas de vino y el sol poniendo atrás de aquel pequeño sofá, lo hacían perfecto.
El la espero, el tiempo prudente, ansioso. Stana hacia su entrada, quitándose los zapatos y acomodándose a su lado, ambos mirando al mismo punto, con los mismos pensamientos.
- Babe, gracias de nuevo por esto. - dijo esta, tomando su copa.
- De nada, siempre es un placer ver esa sonrisa en tu rostro - ella se ruborizó - ¿Salud?
- Salud
- Por nosotros.
- Porque este momento nunca termine. - sus copas hicieron un ruido, bajo, pero determinante.
Cuando el ambiente estaba más lleno de amor que nunca, aunque Jake interrumpió, por el móvil.
- Hey Jake.
- Nate, ¿estas ocupado?
- miro a Stana - No para nada. ¿Que quieres?
- Solo quería preguntar si por fin podía ir contigo a la Premiere. Es este lunes.
- La Premiere...Ya se me había olvidado, pero sí claro, además te lo había prometido.
- Vale, entonces nos vemos.
- Adiós.
Mientras que colgaba, Stana no hacía más que echarle ojitos.
- ¿Que? - preguntó este.
- No nada, me da gusto que compartas con tu hijastro y que hagas de niñera - mientras Nathan soltaba un risita, se dio cuenta que no era el momento.
- ¿En serio Tana? - ella no se movió - Venga ya, no me digas que estas enojada.
- Para nada, me alegra que hagas buenas relaciones con tu futura familia. - esta vez el no pudo contener la risa, con intenciones de acercarse a ella.
- Por favor, ya se lo había prometido, además eso no significa nada.
- Vale. - ella empezaba a levantarse cuando Nathan la tiro del brazo, hacia él.
- Sabes que te vez linda cuando te enojas - ella lo miró confundida - pero no cuando te enojas conmigo - al final una pequeña sonrisa se posó en su rostro, mientras que se acercaba y la besaba, con ternura - Eres tontita.
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Y Si Te Quedas, Qué?
FanfictionLe quiero, por como es, por como me mira, aunque no seamos nada. Me duele cuando sus labios no solapan los míos, como sonríe al verla. Quiero decirte, pero tengo miedo a su rechazo, a su cambio y sobre todo a que nunca mas volvamos a ser los míos. N...