Los días habían marcado su paso, algo que Stana había agradecido más que nadie; por el nuevo inicio que eso incluía y, sobre todo, por pasarlo con su verdadero motor.
Caminaba por los pasillos del plató, en busca de la caravana de Nathan. Sentía el cálido viento acariciar y remover su cabello, a la vez que la pequeña Sophia no paraba de murmurar palabras sueltas a su muñeca.
Suspiró, al observar cómo ella se desprendía de su agarre, de sus manos, y corría por aquel diminuto espacio restante. Sonrío al verla dar vueltas en el aire en los brazos de Nathan, y como esta soltaba pequeñas carcajadas incrustadas a sus hombres. No necesitaba nada más; era sumamente feliz.
Su corazón comenzó a experimentar sensaciones indescriptibles e inigualables. Unas, que no quería soltar jamás. Había deseado tanto, en aquellos lejanos años, poder solo contemplar algo así, algo que la llevara al comienzo de una vida con su verdadera familia, que ahora todo parecía un verdadero sueño; del cual no tuviera la desgracia de despertar.
- Hola... - saludó, y se quedó en su sitio.
- Hola. - Nathan expresó aún causándole cosquillas a Sophia. - Pasamos dentro?
Todos aceptaron.
- Shi, que mami me dijo que tenías que hablar... - explicó Sophi, mientras que cada palabra, corta o larga, lograba unos segundos de aceptación y entendimiento.
- Si, cariño.
Se acomodaron en el pequeño salón, junto al abrir la pequeña puerta de madera.
Stana y Nathan se miraron unos largos minutos. Estaban muy seguros del paso que darían, pero su cuerpeo era invadido por nervios de la reacción de la más enana.
- pues mi niña.... - comenzó ella.
- Dime Mama... - sonrío, y molestó un poco a Nathan, mientras jugaba con su cabello.
- A ver, tiempo atrás, - suspiro - él y yo, - se señaló - fuimos muy felices...
- río muy fuerte. - Tenía razón, - dijo satisfecha. - Nathan me debe un refresco.
- Que? Has apostado con ella? - Stana estaba demasiado confundida.
- No; no, para nada... - movió la cabeza.
- No, es mi primo Nathan, tontillos... - bufó.
- Pues sí que tiene tu carácter. - jugó Nate.
- vale, pues entonces, ocurrió algo que hizo que el no pudiera estar conmigo, pero ya tú estabas en mi vientre...
- la interrumpió.. - no... - se colocó las manos en la pequeña boca. - él es mi papá. - miró varias veces a ambos, seguidamente. - es decir, yo soy su hija.
- Si, lo eres... - sonrío.
- Que guay!!!!! - lo abrazó.
- En serio? - Nathan, en realidad nunca imaginó que ella reaccionaria así. Conocía la relación entre Mark y Sophia, y podía entender que le fuera difícil la noticia, pero nunca predijo esas palabras.
- Shiiii....
- Pero Mark siempre será... - comenzó a hablar Stana.
- Claro, ahora lo que tengo es dos padres. - besó la mejilla de Nathan. Algo que, logró que cada pequeña célula de su cuerpo se estremeciera por el contacto y ese bonito gesto.
- Te quiero, princesa. - su mano se deslizó por cada pedacito de piel.
- Y yo a ti(...) papá.
Stana se acercó a ambos y los abrazó tan fuerte que creyó que su vida se iba en ello.
- Gracias por todo.
Entonces, se besaron, por primera vez, como la familia que debieron de ser siempre, como aquella felicidad que tanto miedo tenían, pero que tanto deseaban.
Eran, por fin, felices, con retos y millones de dudas e incertidumbre enfrente, pero dispuestos a todo, por su familia.
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Y Si Te Quedas, Qué?
FanfictionLe quiero, por como es, por como me mira, aunque no seamos nada. Me duele cuando sus labios no solapan los míos, como sonríe al verla. Quiero decirte, pero tengo miedo a su rechazo, a su cambio y sobre todo a que nunca mas volvamos a ser los míos. N...