Parte 17

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Los ojos le pesaban demasiado. La mirada perdida. Sin ganas de salir de las cuatros paredes que construían su cuarto. Remoloneaba por la casa, aun con algunas lágrimas cayendo por sus mejillas.

Aunque ya habían transcurrido dos días, podía sentir las palabras de Nathan y la foto rodeando su mente. No es que lo creía capaz de engañarla, aunque era buen actor, es que le dolía verlo tan perdido y sin rumbo al igual que ella.

Después de todo, no pudo dejar de darle celos con Mark, sabía que lo estaba utilizando pero era su momento para hacerle sentir lo mismo. Que pasara toda la noche pensando en lo que habían vivido, en sus besos, sus caricias, cuando sus labios rozaban sus pieles y se erizaban, en el instante que se rendían delante del otro, como solo un lejano recuerdo que nunca más volvería.

Parece que lo había conseguido.

No tenía ganas de ir a la fiesta de despedida pero Mark la había invitado.

Pudo sentir la mirada de Nathan sobre ella, intentando ignorarle. Mark la llevaba de la mano por el salón, solo como un caballero, pero podía sentir como los ojos de él se le clavaban.

Su mirada aún le dolía, la hacía sentirse tonta y decepcionada.

Lo que había pasado le había dejado con la sensación de que todo lo ocurrido fue su culpa por pensar que algo entre ellos podía funcionar.

Levantó la vista y sus ojos la hicieron estremecer. No pudo evitar recordar las veces que le miraron, haciéndole sentir segura, deseada... ahora solo pudo pensar en las ganas que tenia de pegarle. Y esas ganas aumentan cuando notó que cogió la mano de Krista y entrelaza sus dedos con los suyos.

¿Cuándo había regresado? En realidad ya ni le importaba...o ¿sí?

Apretó la mandíbula y giró la vista.

- ¿Quieres algo de tomar? - dijo Mark sacándola de sus pensamientos, mientras que ella solo asentía.

En eso, Tamala se acerca.

- ¿Cómo estas?

- Bien...supongo...viéndolo como se besa con Krista delante de mí, y recordando las fotos...de maravilla, para ser exactos.

- Perdona.

- No, está bien.

- Sabes que tiene que hacer. – miro a Mark y después a la feliz pareja.

- Tam, se lo que estás pensando y no pienso usarlo para darle celos a ese imbécil.

- Y no es eso lo que has hecho todo este tiempo – ella solo rio, mientras Mark regresaba con las bebidas.

- Aquí tienes.

- Gracias. – Tam le acecho con una mirada.

- ¿Puedo robarte a Stana una rato? – ella asistió – ¿Quieres bailar esta canción conmigo?

- Claro.

Cuando los ojos de Nathan vieron lo cerca que estaban bailando, con su mano puesta en su baja espalda, y Stana sonriéndole de la misma forma con la que le sonreía a él, no pudo evitar apretar los puños con fuerza.

Entonces, el juego comenzó.

Tomo a Krista, que está charlando con Juliana, y se acercó a la pista, realizando los mismos movimientos que ellos.

Ambos iban retándose poco a poco, con sus ojos concentrados en los del otro, aunque bailando con diferentes personas.

La fiesta estaba bien ambientada, entonces un hombre de media edad, que parecía ser el animador, dice:

Cambio de parejas, os toca bailar con la persona que tenéis a la derecha.

Nathan-Stana...Krista-Mark.

Se quedaron en mismo lugar unos segundos, tratando de escabullir aquel ridículo juego, aunque él deseaba tenerla otra vez en sus brazos, sintiendo su aroma y sus pieles estremecerse.

La música volvió a comenzar y por destino o casualidad su canción sonaba.

- Tana, – dijo cuándo su boca quedo cerca de su oreja – Necesitamos hablar.

- No, no necesitamos.

- Por favor...

- No hablare contigo y si sigues insistiendo te dejo bailando solo.

Nathan apretó la mandíbula y la cogió por el brazo con facilidad.

- ¿Qué haces?

- Hablaremos... - la llevó un salón aparte donde la música ya no era tan fuerte y las personas no merodeaban a su lado. – escúchame...

- No! No voy a escucharte, no quiero escucharte – su mentón tiembla pero se mantenía firme, sus ojos lo miraban con rabia. - Me has decepcionado, además vienes con tu noviecita para recordarme que no signifique nada en mi vida.

- Aquel comentario le molesto – Y tú viniste con Mark.

- Al menos sé que él no me va engañar con su exnovia.

- Joder, cuantas veces tengo que decirte que yo no la bese, ni si quiera hablamos de nosotros. – la agarró fuertemente del brazo.

- Me haces daño.

- Stana...

- levantó la mano, zafándose - Está claro que lo nuestro no podrá funcionar, solo fui una estúpida que...

- No digas eso...

- Es la verdad.

- No – se acercó aún más, aunque cada milímetro que él se movía, ella se corría más atrás, hasta que la pared hizo que sus caderas le dolieran. – Babe, sin ti me muero. Sin ti...- la voz se le apago – ya no sé qué hacer para demostrarse que esa foto es falsa, además no puedo verte con otro, no puedo verte sonriéndole a nadie más. Me muero de celos ¿entiendes?

- ¿Eso es? ¿Por eso estas así? ¿Por qué otro está tocando lo que es tuyo? No es porque este enojada por la foto o porque hallamos roto, solo es que tu ego herido te impide verme con otro.

- Si... no – Suspiró - Te amo...Eres todo... eres... Stana he estado enamorado de ti desde que te conocí y ahora que por fin te tengo... ahora que por fin... – sus dedos acarician su mejilla – no puedo dejar que todo se vaya a la mierda por algo que ni he hecho.

- Vale, pensemos que la foto en falsa...sigues con Krista o ¿no?

- Se quedó callado – si pero...

- Nada, lo de nosotros se acabó...para siempre.

- ¿Eso es lo que de verdad quieres? - sus labios se acercaron a los de ella.

- Nate...

- Eso es lo que quieres. Verme con otras mujeres, cuando sabes que a la única que deseo es a ti. Ver como las llevo de la mano como alguna vez tus manos entrelazaron las mías, como sus narices chocan con deseo – cubrió la distancia entre ellos – como mis labios juegan con los suyos. Que sea en ti en la que piense cuando les hago el amor, cuando mis manos – empezó acariciar cada parte de su cuerpo - hagan el mismo recorrido que alguna vez hicieron en ti.

Ella intentó empujarle pero el cogió su brazo con fuerza y la empujo hasta que quedo nuevamente atrapada entre su cuerpo y la pared.

- Déjame ir...

- ¿Para qué? ¿Para que vayas corriendo a los brazos de ese imbécil? No lo haré. No voy a perderte – dijo firmemente y terminó juntando sus labios con los de ella.

Nathan sintió sus manos en sus hombros intentando apartarle, hasta que sus lenguas se encuentran, sintiendo como su cuerpo se rendía y sus brazos se enredaban en su cuello.

Aunque Stana intentaba no ceder, había extrañado muchos sus manos, sus labios, su aroma. Empezó a quitar su saco, tirándolo al suelo, mientras el acaricia sus piernas pero...la imagen de aquella foto regreso a su mente, empujando, logrando que él se balanceara unos minutos.

- Stana...

- No puedo...

Y Si Te Quedas, Qué? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora