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Liam sacó de la caja un estuche de terciopelo rojo, dentro de él había una tiara con cristales incrustados, digna de una princesa.

Mis piernas flaquearon y casi caigo al piso de no haber sido por Rich, quien me sostuvo con fuerza entre sus brazos.

-Tranquila, estoy aquí- dijo mientras me sostenía.

-Liam...- mi voz salio entrecortada -Llévate eso de aquí, y si llega otro paquete así avísame a mi, no le digas a los niños, por favor- dije casi sin aliento.

-Por supuesto señora- guardo todo nuevamente en la caja y salio de la casa sin decir más.

-Creí que tu ex no tenía permitido comunicarse con ustedes- dijo Rich un tanto preocupado.

-Lo tiene prohibido- me sapere de él y saqué mi celular del bolsillo trasero de mi pantalón -necesito hacer una llamada. ¿Puedes esperarme?- recordé que él tenía que irse.

-No te preocupes, estaré aquí el tiempo que necesites. Llamaré a mi asistente para que cancele mi reunión, prefiero quedarme contigo- sacó su celular tan pronto como pudo.

-Rich, no es necesario que te quedes...-

-Lo es, no te dejaré sola con ese loco rondando- se alejo de mi mientras realizaba la llamada.

Fui a mi habitación casi corriendo. Estaba furiosa. Cómo se atrevía a enviar eso y a escribirle tantas mentiras a mi hija.

Busque en lo más alto del closet una caja vieja donde tenía documentos míos y de los niños. Bajo todos ellos estaba la tarjeta del padre de Chris. Las orillas estaban desgastadas y su color había cambiado a uno amarillento, los números apenas y eran visibles pero aun se podían distinguir. Marqué el número en mi teléfono esperando que aun fuera el mismo. Los tonos de espera me demostraron que el número aun existía y apenas unos segundos después escuché que contestaron.

-Creí que le había dejado en claro a su hijo que no nos volviera a buscar- dije furiosa sin siquiera esperar el típico saludo.

-Que gusto volver a escucharte Adele- tan pronto como escuche su voz caí al piso incrédula.

-¿Chris?- tapé mi boca para ahogar un quejido de sorpresa.

-El mismo querida. Supongo que buscabas a mi padre...-

-¿Qué haces con mi teléfono?- escuche la voz de otro hombre de fondo.

Escuché un leve forcejeo y después silencio.

-¿Quién habla?- dijo de repente.

-¿Señor Rayne?- dije dudosa.

-Si, soy yo ¿quién habla?- insistió.

-Soy Adele- dije volviendo a retomar mi seguridad.

-¿Qué hacías hablando con mi hijo?- dijo molesto.

-Su hijo fue quien me contesto, yo quería hablar con usted- dije también molesta.

-¿Qué es lo que quieres? ¿Le pasa algo a mi nieta?- diría que estaba preocupado pero más bien parecía que estaba irritado.

-Si... el idiota de su hijo le envió un regalo a mi hija y usted me prometió que jamás se volvería a acercar a nosotras- iba a ponerme de pie pero me sentí un poco mareada y decidí quedarme en el piso. -Será mejor que le recuerde a su hijo que puedo acabar con su carrera y la de usted en cuanto yo quiera- tomé aire porque sentí que comenzaba a faltarme.

-Tranquila, hablaré con el. Créame que no volverá a pasar- y sin más colgó dejándome con la palabra en la boca.

Deje el celular en el piso y solté un par de lagrimas. No esperaba volver a escuchar su voz. Había traído tantos recuerdos a mi memoria, los mismos que me atormentaban cada noche sin dejarme dormir en paz.

¿Amor u Obsesión? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora