Capítulo Veintinueve

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NARRA LIAM

Me quedé pensativo unos minutos, sabía que él tenía razón, pero no iba a aceptar mi derrota tan rápido. Un recuerdo llegó a mi mente en ese momento, era de hace dos años, al poco tiempo de que nos conociéramos.

Iba caminando por uno de los pasillos mientras recordaba esos extraños pero llamativos ojos tricolor; Verdes, celestes y grises. No sabía que podían existir unos orbes tan hermosos como esos, era una pena que pertenecieran a un tipo tan apuesto e imbécil al mismo tiempo. Estaba tan inmerso en mis pensamientos que terminé por chocar a un chico, no caímos al suelo, pero sí lo acorralé, sin querer, a una de las paredes del angosto pasillo.

-Vaya... Si querías hacer esto sólo debías decírmelo, cariño...

Esa voz. De todas las personas que podía chocar, tenía que ser él. Suspiré bajo y me decidí a mirarlo directamente a los ojos. Theo Raeken parecía encontrarse en todos lados a donde yo iba últimamente. Me separé abruptamente de su cuerpo sin quitarle la vista de encima.

-No fue mi intención y lo sabes. -Gruñí con molestia mientras me cruzaba de brazos.

-No lo sé, se te veía muy cómodo ahí. -Bromeó con su ya conocido coqueteo.- En fin... ¿Quieres que almorcemos juntos?

-¿Tú y yo? ¿Almorzar? ¿Juntos? -Pregunté irónicamente entre risas.- ¡Antes muerto que pasar media hora a tu lado! -Escupí como pude entre risas. 

-Como tú digas... -Suspiró bajo viéndome a los ojos.- ¿Ya me dirás por qué me odias e intentaremos resolverlo? ¿O sólo seguirás odiándome por mucho más tiempo? -Indagó cruzándose de brazos como yo.

-Ya te lo dije, Raeken. No me interesan los tipos de tu clase. así que, si me disculpas, tengo cosas más importantes que hacer que hablar con un completo imbécil. 

Sin decir más me alejé de allí a toda velocidad, él me parecía muy atractivo, pero no podía darme el lujo de caer ante un tipo tan idiota y ególatra como Theodore.


Recordé aquello con una sonrisa para voltearme a verlo nuevamente, ya que, al recordar, mi vista se pegó inintencionalmente a la pared. Suspiré levantándome de mi asiento para ir a sentarme junto a él.

-Sí, siempre lo noté, sólo que tenía miedo de enamorarme de ti, pero sin darme cuenta, lo hice de todas formas. -Contesté con simpleza.

-¿Estás enamorado de mí? -Preguntó con ese brillo tan intenso en sus ojos grises que me dejaba sin aliento.

-Sí... Estoy enamorado de ti. -Acepté en voz alta, más para mí que para él.

-Yo también estoy enamorado de ti, Liam... 

Aseguró sonriente para luego depositarme un suave beso en los labios, ese sabor a menta mezclado con nicotina me enloquecía, no puedo negarlo. estuvimos así un largo rato, eran besos suaves y tiernos que demostraban lo que mil palabras no podrían hacer jamás. Sentía que mis labios estaban hechos para los suyos, encajaban a la perfección. Al separarnos lo miré a los ojos, ambos sabíamos con certeza que la conversación no había acabado, pero disfrutábamos del silencio y la compañía del otro. El que decidió romper el silencio fue él, creo que no le gusta estar con la boca cerrada mucho tiempo, me atrevería a decir que el silencio lo abruma.

-¿Cómo es eso de que tus padres saben sobre mí? -Indagó curioso el mayor, su voz era suave y tranquila, como si no quisiera arruinar el momento.

-Sencillo, les dije ésta mañana que estaba saliendo con alguien para que no pareciera extraño que estuviera todo el tiempo fuera de casa, sólo que no creí que para el final del día sería cierto. -Contesté dejando salir una pequeña y suave carcajada.

-¿Estás feliz de que tu mentira se haga realidad? -Indagó con lo que parecía miedo en su voz.

-Déjame llegar a mañana y te contestaré. 

Bromeé con una sonrisa haciéndolo reír. Nos quedamos así un largo rato, sólo nos mirábamos y sonreíamos como idiotas, hasta que de pronto una idea vino a mi mente, ¿Theo realmente se acordaba a la perfección cómo nos habíamos conocido? Eso, muy a mi pesar, me sorprendía. Era muy dulce de su parte recordarlo, pero ahora tenía otra duda que atormentaba mi mente, y no dudé ni un segundo en permitir que aquella cuestión saliera de mi boca.

-Theo, ¿Por qué me defendiste de Brett luego de cómo te había tratado? -Indagué confundido.

-Porque allí fue donde todo lo que me habías dicho encajó, tú creías que yo era igual de imbécil que él y por eso me trataste mal, estabas protegiéndote a ti mismo para no volver a transitar un momento horrible como el que ese idiota te hizo sufrir. Supe que debía protegerte, algo en mí me impulsó a hacerlo y no dudé en hacerle caso. Lo hice porque sabía que debajo de toda esa rudeza había un niño asustado que necesitaba ayuda, un amigo  o quizás alguien que lo ayude a lidiar las batallas que no podía pelear solo, y yo quería, y quiero, ser esa persona. Por eso fue que te defendí, y porque me parecías atractivo, pero concéntrate en lo primero. -

Dijo con una amplia sonrisa, sabía que lo último era broma, pero aun así, yo tenía razón, Theo era un tesoro que se había perdido en el fondo del amor y estaba esperando a alguien que lo encuentre. Sabía que todavía faltaban muchas cosas por hablar, pero creí que por el momento ya había sido demasiado. Decidí comenzar a juntar las cosas para irnos a dormir, eso sería lo mejor.

-¿Qué haces? -Preguntó el mayor con cautela comenzando a ayudarme.

-Ordenar todo para irnos a dormir. Ya es tarde y tengo sueño. 

Contesté con simpleza haciendo reír al castaño. Terminamos rápido a decir verdad, tardamos más en debatir con que ropa dormiría yo que en otra cosa. Finalmente Theo me prestó una camiseta suya, la cual me quedaba inmensa, y unos pantalones de pijama que me quedaban un poco largos, pero de cintura me quedaban bastante bien. Ahora venía la parte más difícil, acostarnos en la cama. Debo admitir que un rayo de nervios recorrieron todo mi cuerpo, nunca en mi vida creí que algo así pasaría y por eso no estaba mentalmente preparado para esto, volteé la vista encontrándome a Theo quitándose la camiseta, ésta sería una noche muy complicada para mí.


Amor a primera pelea ||THIAM||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora