Capítulo Cuarenta Y Siete

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NARRA THEO

Llegué a mi casa con la mente en blanco, tenía muchas cosas en que pensar así que decidí saltarme la cena e irme a mi cuarto con la banal excusa de que había comido demasiado durante el día y estaba muy cansado. Mis padres me creyeron sin problema permitiéndome irme a mi cuarto tranquilo. Le envié un mensaje a Li de que había llegado bien, pero para mi sorpresa, él tardó aproximadamente media hora en contestarme. Ok. Esa fue toda su respuesta, no preguntó porque me demoré casi cuarenta minutos en llegar a mi casa, no se preocupó por mi tardanza, nada. Alejé esos fríos pensamientos de mi mente y le envié otro mensaje. "¿Puedo llamarte?". La respuesta nuevamente tardó en llegar. "No. Estoy ocupado, lo lamento. Hablamos mañana".  Mi corazón se rompió lentamente en ese instante. Respiré hondo y volví a contestar. "Está bien, no te preocupes. Nos vemos para el desayuno, te amo". Los minutos pasaban pero él no respondía, con cada minuto, la tontería de Nolan tenía más y más sentido. "Hablando de eso, tengo algo que hacer antes de la escuela, te veo allí. Te amo y descansa". Esa noche no pude dormir, mi mente vagaba en las palabras de Nolan y las actitudes repentinas que el menor estaba teniendo conmigo. Mi corazón se hundía en mi pecho pensando en que, quizás, el chico tenía razón, y yo solamente era un juego para Liam, una suave y agría venganza por todo lo que yo había hecho en el pasado. Para cuando la alarma sonó, yo ya me estaba terminando de cambiar. Salí temprano de mi casa y me fui hacia la de mi mejor amigo, él siempre era la voz de la razón. Toqué el timbre una vez, no fue necesario un segundo ya que Melissa me había abierto la puerta con una amplia sonrisa.

-Hola Mel, buenos días... -Murmuré con una sonrisa, aunque la enfermera no dejaba de mirarme de forma extraña.- ¿Todo bien?

-Yo sí, pero tú te ves muy mal. Pasa que te prepararé el desayuno y si  no lo comes, te voy a dar un sedante tan fuerte que no podrás reaccionar en tres semanas.

Ella era muy dulce y maternal conmigo, pero sus amenazas daban pavor a cualquiera. Asentí sin objetar quejas para luego entrar y dirigirme hacia la cocina, donde ya se ecnotraba mi mejor amigo.

-Buenos días. -Dije con una media sonrisa.

-Amigo, te ves muy mal. ¿No dormiste o te sientes mal? -Preguntó el moreno para luego abrazarme.

-Ambas. ¿Te sirve? -Contesté con una pequeña sonrisa mientras correspondía el abrazo.

-¿Qué pasa, cariño? -Indagó curiosa la Señora McCall mientras me servía el desayuno en la mesa, a la par que Scott y yo nos sentábamos frente a ella.

-Tengo pánico. -Contesté con simpleza, ambos me miraron extrañados y algo preocupados. Suspiré bajo y les conté todo lo que había paso en la noche anterior, lo de Nolan y las contestaciones de Liam. Tanto madre como hijo me escucharon atentamente hasta que por fin terminé de hablar.

-Ese hijo de... -Comenzó Scott con Rabia, pero fue cortado severamente por una mirada de su madre.- Lo lamento, pero tengo razón.

-Si ese fuera el caso, sí que la tienes. Pero dudo que ese chico haga tanto teatro barato como para hacerte sufrir, dudo que sea así. Lo mejor va a ser que hables con él en el almuerzo o luego de la escuela, preguntarle si está todo bien, si él te ama, sacarte todas las dudas posibles y luego decirle lo que creas necesario. -Murmuró con una sonrisa viéndome con ternura.- Si tienes razón, yo misma le quitaré esa dulce sonrisa con mis propias manos.

El desayunó termino entre risas y bromas, Melissa trató de animarme toda la mañana, pero fue algo inútil, en mi cabeza no paraba de girar la idea de que Liam estuviera jugando conmigo. Esa inseguridad me destrozaba por dentro. Stiles pasó a buscarnos en su Jeep para ir a la escuela, en el camino le comentamos lo que había pasado la noche anterior, consiguiendo que el pelinegro apretara el volante con fuerza y claro enojo.

-Ese maldito bastardo... Te dije que no confiaras en él. Pero no te preocupes, nosotros nos encargaremos de ésto... -Gruñó Stiles con molestia sin apartar la vista del camino.

Amor a primera pelea ||THIAM||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora