Capítulo Veintiocho

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NARRA THEO

Colgué la llamada con una sonrisa, Liam definitivamente tenía razón. Al principio fue extraño, no voy a negarlo, pero a medida que fuimos hablando se comenzó a sentir un poco  más cómodo, hasta el punto en donde quiero llamarla más seguido, intentar tener una buena relación con ella. Va a ser bueno que venga el fin de semana, intentaré que todo salga bien, además, extraño a los niños, no los veo desde la navidad de hace casi dos años, justo antes de conocerlo a Liam. Suspiré bajo y salí de la cocina para volver al comedor encontrándome a todos con una sonrisa.

-¿Escucharon mi conversación con Tara? -Indagué con una sonrisa.

-Sólo diré que yo fui arrastrado. -Soltó Liam riendo.

-Yo sólo agregaré que arrastré a Liam. -Aseguró Scott riendo.

-¿Así que Tara vendrá? -Preguntó mi madre con una sonrisa.

-Sí. -Asentí sonriendo mientras me sentaba junto a Liam.- Llegará el sábado por la mañana, y quiere conocerte. -Volteé a ver al rubio.

-Yo también quiero conocerla, y me alegra mucho que hayas atendido el teléfono. Por un momento creí que no lo harías. -Contestó Li sonriente.

-No iba a hacerlo, pero no quiero enfrentarte luego de no hacerlo. Por cierto, tenías razón... Gracias... -Murmuré viéndolo a los ojos.

-No hay de qué... Y mis padres sí saben de ti, por cierto... -Agregó riendo bajo.

-¿Oíste todo? -Sentí como el pánico comenzaba a subir por mi cuerpo y a recorrerme la sangre.

-Sí... La gran mayoría... -Contestó tomándome la mano por debajo de la mesa.

-¿Por qué presiento que ésta noche no me irá muy bien contigo? -Pregunté nervioso.

-Porque sabes que me debes una conversación y tenemos que hacer nuestra tarea de Literatura que a penas y la iniciamos hoy. -Suspiró riendo.

-Sí, lo supuse...

Juntamos la mesa mientras Scott lavaba los trastes. Yo me dispuse a barrer el comedor tarareando una canción mientras mi padre pedía helado y mi madre secaba lo que mi amigo lavaba. Al terminar con todo, Scott se despidió para volver a su casa, hoy su madre salía más temprano y habían arreglado para ver una película juntos, mi amigo estaba muy feliz por eso me alegraba aún más a mí. Se fue dándome una carta, era la que Liam le había dejado en la mañana, la cual guardé en mi bolsillo para leerla cuando esté solo. Luego de comer helado y hablar un largo rato con mis padres, fuimos nuevamente a mi cuarto, cerré la puerta tras de mí sonriente y caminé hacia a cama, pero una mano en mi hombro me detuvo.

-Ni siquiera lo pienses. A penas y son las diez treinta, tenemos tiempo para seguir con nuestra tarea. -Me regañó el pequeño con una amplia sonrisa en su rostro.

-No planeaba irme a dormir, tranquilo. 

Suspiré bajo sentándome en el suelo para seguir haciendo las láminas que deberíamos exponer. El menor volvió al escritorio sin decir nada. Ambos nos mantuvimos en silencio por un largo rato, diría que fue como media hora, tal vez más, era un ambiente cómo y tranquilo, pero aun así me alteraba que el pequeño estuviera sin hablar.

-¿Está todo bien, Li? -Indagué sin dejar de hacer mi trabajo.

-Sí guapo, ¿Por qué lo preguntas? -Se volteó a verme con una sonrisa. -¿Te molesta el silencio? -Preguntó burlón haciéndome reír.

-Claro que no, pero te noto muy pensativo desde que nos quedamos solos y eso me preocupa.

-¿Pensativo? No, sólo intento terminar con esto rápido. Prefería vernos por gusto y no por un trabajo estúpido. -Soltó con una sonrisa que podría quitarle el aliento a cualquiera.

-¿Así que quieres seguirme viendo luego de esto? -Sabía la respuesta pero aun así quería escucharla saliendo de esos dulces y suaves labios, con esa voz tan melodiosa que me enloquecía tanto.

-Claro que sí, tonto. Sino no hubiera aceptado salir contigo, ¿No crees? -Contestó con una amplia sonrisa.

-Lo sé, pero me gusta cómo suena cuando tú lo dices... -Solté acompañado de un casi imperceptible suspiro.

-Como tú digas... -Murmura con un poco de timidez, algo no muy propio de él, o al  menos cuando se refiere a mí.

-Liam Dunbar ¿Tímido? Eso no puede ser posible... ¿Te sientes bien? ¿Quieres que llame a tus padres o a un médico? -Bromeé con preocupación fingida arrancándole una sonora carcajada.

-Ya basta, no es mi culpa, es tuya. -Sentenció sonriente.

-¿Mía? ¡Yo no hice nada! O eso creo... ¿Hice algo? -Indagué dubitativo.

-Claro que sí... Ser tan atractivo debería ser un delito. -Contestó coqueto, ese chico sí que era todo un misterio.- Ahora que lo recuerdo, me debes una charla, ¿Cierto?

-No sé de qué estás hablando... -Murmuré con nervios, definitivamente no quería tener ésta conversación con él, y menos ahora que estábamos tan a gusto. 

-Claro que sabes, no te hagas el idiota. 

Canturreó mientras seguía buscando información en mi laptop. Suspiré bajo y volteé a verlo, sabía que nos esperaba una larga conversación respecto a todo lo que oyó hoy por parte de Scott, mis padres y mi charla con Tara. Sonreí con ternura mientras me preparaba mentalmente para lo que se avecinaba.

-Bien, te escuchó. ¿Qué quieres saber? -El rubio volteó a verme, parecía el gato sonriente por la mueca extraña que tenía en su rostro.

-Con que me hostigabas por miedo, ¿Eh? 

-Sí, bueno, no diría hostigar, diría que si me acerco a intentar coquetearte y tú me ignoras o me insultas, yo no reaccionaría bien. No es por completo culpa mía. Además, ¿No te parecía extraño que intenté arreglar las cosas entre nosotros más de una vez? ¿o Qué te interceptara por los pasillos desérticos más de una vez? ¿En serio nada de eso te parecía extraño? -Indagué con el ceño fruncido acompañado de una sonrisa ladina en mi rostro.




Amor a primera pelea ||THIAM||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora