Capítulo Diecinueve

1.9K 233 0
                                    


NARRA THEO

-Hablo en serio, que seas atractivo no te da el derecho de intentar enamorarme para luego desplazarme cuando te canses de mí. -Dijo con suma tranquilidad mientras yo sentía que iba a explotar.

-¿Crees que tú eres igual a las otras personas con las que salí?. No, mejor, ¿Crees que realmente haría todo lo que hice por una estúpida conquista?. -Pregunté sonriendo con evidente ironía, creo que estaba más molesto que cuando me llamó cerdo delante de todos.

-¿A caso estamos saliendo?. -Me interrogó elevando una ceja, ¿No podíamos pasar al menos un maldito día sin una discusión?

-Escucha, tú quisiste besarme ésta vez, ¿Por qué ya no quieres hacerlo?. -Indagué confundido por su repentina actitud.

-¿Por qué tú quieres hacerlo?. 

Para ser sincero todo esto parecía una guerra de preguntas que no acabaría hasta que alguno cediera y,  por mi estabilidad mental, decidí hacerlo yo. Sonreí levemente soltando de a poco el aire de mis pulmones para por fin darle una respuesta.

-¿Te digo la verdad? No tengo idea. -Contesté con honestidad mirando esos ojos celestes que tanto me hipnotizaban.- Sólo sé que contigo es muy diferente que con cualquier otra persona, y para ser sincero me gusta. Tú me conoces más que muchas personas, aunque sólo empezó ayer, siento como si hubiera sido hace meses. Contigo puedo ser simplemente yo, no Theo "Rompecorazones" Raeken. Sólo Theo, y eso realmente me gusta... -Confesé con una sonrisa en mi rostro mientras descruzaba mis brazos.

-¿Eso es lo que le dices a todas las personas?. -Volvió a preguntar arrugando la nariz.

-Primero, no. No le he dicho eso a nadie porque usualmente no hablo mucho, soy más reservado con mi vida personal. Sólo dos personas vinieron a ésta casa, tú y Tracy. Aunque la segunda fue para hacer un trabajo y por pura obligación, a ti te invité porque quería pasar tiempo a solas contigo y conocer al chico detrás de todos esos insultos absurdos. Y segundo, ¿Contestarás mis preguntas o las vas a seguir esquivando?. -Pregunté con una sonrisa sin dejar de mirarlo.

-Bien, supongo que tienes razón... -Suspiró bajo.- Creo que haces lo que haces por redención. Quieres que te perdone para que deje de llevarte la contra todo el tiempo y...

-Espera... ¿Qué?. -Lo interrumpí con molestia, no podía creer que después de todo aún pensara tan mal de mí.- Eso no me interesa en lo absoluto, de eso puedes estar muy seguro. No me interesa que tú sigas insultándome en los pasillos, sólo quiero conocerte un poco, ¿Qué tiene de malo?. -Cuestioné frunciendo el ceño.

-Que es extraño, Theo. De hecho toda ésta situación lo es... Llevamos peleando por dos malditos años, ni siquiera entiendo el porqué, no recuerdo cómo comenzó, pero no puedes cambiar tan repentinamente por un beso. Por Dios, ¡Tú has besado a docenas de personas! ¿Qué tengo yo de especial para ti?. -Preguntó levantándose de la cama pero sin dejar de mirarme.

-¿Quieres saberlo? ¡Bien! ¡Te lo diré!. -Escupí levantándome para quedar frente a él y poder apreciar esos hermosos ojos.- Porque tú me enloqueces. Me sacas de eje, ¡Me vuelves completamente loco porque cada vez que te beso siento una corriente eléctrica por todo mi cuerpo y desde que nos besamos no puedo sacarte de mi maldita cabeza!. En todo lo que pienso es en ti y eso me está llevando a la locura. -Elevé la voz por fin soltando todos esos pensamientos que me estaban torturando.- Ahora dime algo, y quiero que lo contestes ahora... ¿Tú no sientes nada al besarme?. 

-Yo... -Parecía nervioso, mordía su labio inferior y evitaba mi mirada. Gruñí bajo y me atreví a agarrar su mentón consiguiendo que su vista se dirigiera a mis ojos.- ¡Está bien! ¡Sí! Siento la misma corriente eléctrica por todo el cuerpo cuando me besas, me abrazas, me tocas... Siento lo mismo que tú...

-Entonces, ¿Por qué haces esto?... -Murmuré confundido.

-Porque no sé si puedo confiar en ti... Tú eres así con todos y yo no quiero terminar herido por tu maldita culpa. 

Contestó con tristeza y no podía culparlo, era lo malo de haberme convertido en un idiota con todos, que cuando me empezaba a gustar alguien realmente, él no confiaba en mí, siempre fue mi miedo, pero jamás pensé que podría convertirse en realidad, o al menos no tan pronto. Me aparté lentamente de él caminando hacia la cama para agarrar mi camiseta.

-Tranquilo, supuse que eso pasaría... -Dije riendo con amargura mientras agarraba la prenda sin voltear a ver al chico, pero cuando estaba por ponérmela él me la quitó de las manos.- ¿Qué haces?... -Pregunté desganado sin mirarlo a la cara, me sentía devastado, sentía que mis pequeñas ilusiones se iban rompiendo de a poco por un golpe de cruel realidad.

-No hagas esto... -Murmuró con tristeza alejando la camiseta de mí.

-Vamos Liam, devuélvemela... -Dije con voz suave y apagada acercándome al menor para tomarla pero no me dejó, volvió a alejarla.

-No. No lo haré hasta que dejes de hacer eso. -Soltó tajante sorprendiéndome un poco.

-No estoy haciendo nada, ahora dame mi camiseta por favor... -Imploré por fin mirando al chico a los ojos encontrándome con su molesta expresión.

-¿Desde cuando pides por favor? ¿Quién eres y qué le hiciste a Theo Raeken?. -Preguntó burlón como si nuestra pequeña discusión no hubiera pasado, como si mi corazón no se estuviera rompiendo a pedazos en mi pecho.

-¿Qué diablos te pasa? ¡Dame mi maldita camiseta, Dunbar!. -Exigí enojándome por la extraña actitud infantil del rubio.

-Oh, ahí está el chico lindo que me gusta... Pero aún así no te la daré. -Ese chico en serio era un imbécil y estaba haciéndome enojar.

-¿Por qué no? En serio, ¿Qué te pasa, idiota?. -Cuestioné mirándolo con el ceño fruncido.

-¿Quieres tu camiseta? Bueno, ¡Tendrás que atraparme primero!

Gritó con una amplia sonrisa para luego salir corriendo de mi cuarto, no podía creerlo. Suspiré bajo y sonreí levemente para comenzar a correrlo por toda la casa, pasamos de mi cuarto a las escaleras, de allí a a cocina y al living, por alguna razón ya estábamos corriendo hacia el patio trasero. El menor no paraba de reír mientras me llamaba "Tortuga" sin parar de correr. Volvimos hacia el cuarto, una vez allí, él tropezó con uno de mis zapatos cayendo directamente a mi cama, me preocupé tanto porque él se lastimara que terminé cayéndome yo también a su lado sin parar de reír.

Amor a primera pelea ||THIAM||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora