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7/10/2015

Miró con desde la panza de Sandra ser golpeada por mi sobrina y pongo muecas cuando ella agarra mi mano y me hace tocarla. Abro los ojos con sorpresa al ver cómo se siente y sonrió.

Clar pone cuatro platos de comida enfrente de nosotros y su esposa comienza a comerlo inmediatamente.

—Será una gran boxeadora— dice Marcela — Sebastián lo dijo— asentí tomando mi plato. Eran las cinco de la tarde y estábamos sentados en el sofá del balcón mientras Sandra decía que su parto sería el veinte de octubre.

Cuando la noche cayó por completo Sandra llevó a dentro a Marcela mientras yo me quede con Clar en el balcón. Mire la vista que había a la ciudad y sonreí tratando de empezar una conversación.

—Me iré de viaje— le dije haciendo que me mirara.

—¿Dónde?

—Haré algunos negocios por fuera, cuida mucho de Marcela y tu madre...

—Ella no sabía lo que decía— intentó excusar a Laura.

—Tiene razón, he escuchado que los niños y los borrachos siempre dicen la verdad. Papá ya no está y no tiene porqué seguir soportando a alguien que no tiene nada que ver con ella— suspire. La noche estaba calmada, eran pocos los carros que pasaban por este sector y el cielo estaba estrellado.

Incline una vez más la cerveza a mi boca y miro al cielo haciéndole una pregunta ¿Es el fin de mi desgracia o aún quedan muchas cosas más? Mire la hora en mi reloj, eran las nueve. Tengo que irme a las dos.

—Me iré a las dos— volví a decir— me estaré comunicando contigo, me informaras de Marcela, de tu hija y de Laura siempre.

—No deberías irte, podrías migrar la empresa a España o dejar a alguien allá. Además tienes que estar en el nacimiento de tu sobrina— negué. Saqué un cigarrillo y lo enciendo.

—No quiero estar aquí— murmuré. Eran tantos motivos que no sabía ni por dónde empezar.

—¡Clar!— la voz de Sandra sonó y Clar me miró con el ceño fruncido antes de correr a donde su esposa que venía sosteniendo su panza y llorando.

—¿Hey, qué sucede?— le ofrecí una silla y ella se sentó, Clar se agacho a su altura echándole aire.

—¿Qué sucede amor?— murmuró Clar.

— Mi hermano murió— la chica se abrazó del cuello de Clar mientras lloraba. Los miré sorprendido mientras ella sollozaba y Clar la abrazaba y decía que lo siente mucho —quiero ir por favor, quiero ir— los ojos de la chica estaban rojos y sus manos estaban temblando cuando intento llevárselas a la boca. Clar me miro.

—Ve, yo te esperaré aquí— él asintió ayudándola a levantar empezar a alistarse para ir a su pueblo.

Mi mente viajó al recuerdo de una chica castaña la cual me imagino su dolor al saber cuánto adoraba a su hermano. Un dolor se instala en mi pecho; miró a Clar y la chica listos para irse, ella no para de llorar, Clar la agarra haciendo que ella lo abrace y solloce contra su cuerpo mientras caminan.

Me siento un poco mal al verla tan vulnerable, pues no es que me caiga muy bien pero igual siento pena por ella y su familia.

Pero más por mi Bonita.

Miro que no sé qué hice con el cigarrillo que tenía en mis manos y no tenía más. Camine a la cocina y mire en la nevera muchos dulces y comida que debía ser reciente; agarre unas fresas que estaban dentro de ellas y caminé al balcón donde me senté a comerlas con el computador en la mano.

Lo Siento, Francés #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora