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Abro la puerta dándole paso a los señores Andrades que miran a su hija acostada mirándolos a ellos también, la señora Angela apenas dio un paso dentro de la habitación y ya estaba llorando mientras el señor Arturo trataba de darle apoyo dando caricias en su espalda.

Me rasco la nuca antes de entrar con ellos, no puedo dejarlos solos y no es por nada malo o porque no quiera darles privacidad, es por el motivo de que ella puede alterarse si no llega a reconocerlos y hay que dar una reacción rápida. Me cree su amigo.

—Liza, mi vida— veo como Liz mueve sus ojos hacia mí y asiento, la señora Ángela se sienta a su lado abrazándola mientras llora— Dios mío, yo sabía que en algún momento volverías a abrir esos ojitos hermosos— Arturo se sienta al otro lado de ella.

—Hola— murmura ella mucho más claro. Doy una sonrisa, ¡por fin joder, hemos practicado tanto! Que escucharla decir una palabra con total claridad me hace sentir orgulloso.

—¡Ella está hablando, mi vida, está hablando!— dice su madre con el rostro lleno de lágrimas hacia su esposo que sonríe.

—Si cariño, nuestra hija está hablando.

—Eliza— dice ahora ella y mi sonrisa crece— bonita— me mira y luego a su padre que le sonríe. 

—Si, esa eres tú, una chica muy bonita, nuestra Eliza.

—Matthew— dice y ambos me miran, me enderezó poniéndome serio aunque por dentro estoy celebrando. Ellos vuelven la mirada a ellos.

—Me han dicho que no recuerdas nada, pero yo se que puede sentir aquí— su madre pone su dedo en el lado donde se encuentra su corazón— aquí en tu pecho como yo siento la conexión que tenemos mi pequeña— nos quedamos en silencio cuando una lágrima corre por la mejilla de Liz, doy un paso pero me detengo cuando la miro alzar su mano con lentitud y esfuerzo.

—M-a-ma— dice y la señora asiente, ella sostiene la mano de Liza contra su mejilla— n-o r-ec-u-er-do— su madre suelta un sollozo haciendo que Liz también lo haga, sus ojos están llenos de lágrimas mientras mira a su madre también llorar— l-o s-s-si-ent-o— Angela asiente mientras solloza.

—Está bien cariño, ahora no lo haces, pero pronto lo harás y verás como todo marcha mucho mejor ¿Vale? Traje fotos de ti cuando eras una bebé.

Angela empieza a mostrarle fotos mientras llora, Arturo la mira con los ojos cristalizados, pero no llora en ningún momento en el que estuvo sentado a su lado mirando las fotos. Ella estaba escuchándolos con atención, cada palabra que ellos decían ella parecía estudiarla y luego repetirla muchas veces hasta poderla decir con más entendimiento. Angela aplaudía y tomaba sus manos para que ella hiciera lo mismo.

Así que cuando era hora de irse se despidió de ella con lágrimas en los ojos mientras la abrazaba y la hacía llorar a ella también, no paraba de abrazarla por lo que su esposo tuvo que decirle que ya estaba anocheciendo y tenían que irse.

Ella me miró esperando que le dijera o explicara algo, la confusión estaba pegaba en su rostro.

—Ella es Angela y Arturo, tus padres— murmuró sentándome a su lado, subo un poco las la cama para darle la sopa— ya lo sabes y sé que no lo recuerdas, pero no está mal, cuando tus recuerdos vuelvan verás que todo cambiará— meto la segunda cucharada de sopa a su boca.

—Q-ui-e-ro que vu-e-lvan— tomó su mano.

—Volverán— vuelvo otra cuchara a su boca— veo que ya puedes mover tu brazo, progresas muy rápido.

—Soy fu-er-te— murmuró levantando su brazo.

—Lo eres.

...

Lo Siento, Francés #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora