—Nana debes ponerte bien. Tu eres fuerte, yo se que puedes con esto— murmure con su mano mano libre entres las mías.
Apenas había llegado acá había tenido que llenar un registro de visita que me pareció insoportable, yo solo quería ver a mi nana. Pero al entrar a la habitación me rompí, mis ojos estaban llenos de lágrimas al ver a mi nana dormida, con muchas aguas en su piel, paila y sin rastro de despertar.
Me senté a su lado mientras mamá esperaba afuera, solo podía entrar una.
Ya tenía rato acá, esperando, esperando que despertara algo que no sucedía. El doctor me dijo que ella solo recobra la conciencia por momentos y luego volvía a perderla.
—¿Puedes escucharme nana?— solloce— soy yo, Liza, tu niña— apreté un poco más su mano— debes despertar, debes regalarme y decirme que debo seguir mis sueños. Por favor nana— mi corazón late con fuerza, un terror se instala en mi pecho.
Otra vez no, ya no quiero perder a nadie más por favor.
—Eliza, ya se ha acabado el tiempo de visita— niego, no quiero dejar a mi nana acá sola y abandonada— eliza tenemos que irnos— mamá habla firme y tengo que luchar contra mi voluntad de quedarme al levantarme de la silla y encaminarme al doctor que me mira curioso.
—¿Podré venir mañana a verla?— él asintió.
—Cuando quieras, siempre que sea en el horario establecido— asiento murmurando un gracias y saliendo de la habitación junto a mamá.
El lugar era gigante y se veían personas muy agradables, había muchas personas mayores jugando, viendo televisión y otras actividades más que parecen hacerlos felices. Me imaginé a mi nana jugando junto a ellos, pero ella está en un estado crítico.
—Liza— me llamo mamá cuando salimos del lugar— la hija de nana no permite que la saquen de este lugar, al ser ella su hija tiene el derecho a decidir sobre ella— suspire abrazando a mamá.
—No quiero que mi nana se muera— susurré sobre su hombro.
—Todos moriremos en algún momento, unos antes, unos después pero viviremos en el corazón de las personas que nos amaron— negué.
—No quiero que nadie que amo muera mamá, no podría soportarlo— me aleje de mamá quien secó mis lágrimas con su pulgar.
—Debes ser fuerte hija y verás que todo estará bien.
•••
Corto más fresas a la mitad tal como me lo pidió mamá. Estaba ida, solo me concentraba en cortar fresas mientras pensaba en mi nana. Perder otra persona me aterraba, sentía que me quedaría totalmente sola cuando no es así.
Eran las cuatro y cero minutos de la tarde según lo que indicaba el reloj.
Mamá estaba haciendo una torta de chocolate de dos pisos, le agregaría las fresas que estoy cortando. Ahora mismo me encontraba sola en la cocina porque ella se había ido apresurada a comprar lo que faltaba jurando que estaba retrasada.
Suspiro una vez más siguiendo mi tarea. Realmente me había afectado ver a mi nana así, el pensamiento de que así estuve yo durante cuatro años llega a mi mente y un escalofrío recorre mi cuerpo. Dios, de solo imaginarme el sufrimiento de mamá, de papá, de mi familia me hace sentir realmente mal.
—Liza ¿qué sucede?— el cuchillo cae de mi mano haciéndome un corte en el dedo pequeño cuando alguien toca mi hombre— joder— veo a Matthew tomar mi mano y con una servilleta limpiar la sangre que salía.
—¿Qué sucede?— Hago una mueca por el ardor.
—La herida no es grave— murmuró viéndola ahora que ya había dejado de sangrar— para ser pequeña votó mucha sangre— sonreí.
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Lo Siento, Francés #3
Teen FictionA veces los sueños se vuelven reales. Publicado: 12/09/2021 Hora: 11:37 NO PERMITO COPIA, PLAGIO U DISTRIBUCIÓN SIN MK CONSENTIMIENTO O HABRAN CONSECUENCIAS LEGALES.