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Limpio las mangas de mi camisa con rapidez y saco mi teléfono mirando la hora. Apenas son las seis y se supone que Clar debería estar aquí afuera esperándome y no adentro.

—Ya regreso— le sigo a Eladio que asiente y entró a la empresa donde quedan pocas personas alistando para marchar. Marco el número de Clar y no contesta; entró al ascensor y marcó el piso presidencial.

Mueve mi pies con inquietud mientras el ascensor se detiene en mi piso y está jodidamente vacío. Clar debe estar en alguna oficina de esas y yo no me voy a poner a buscarlo.

—¡Clar ¿Donde carajos esta?!— digo lo suficientemente fuerte para que pueda escucharme pero en vez de eso escucho un ruido provenir de la oficina de en medio y camino a ella mirando que la puerta de un archivero está siendo cerrada con rapidez y mucha fuerza mientras un grito se escucha salir.

Me acerco a ella precavido ¿Se supone que debe estar alguien aquí a estas hora? Abro la puerta y me llevo una sorpresa encontrar a una bonita castaña con los ojos cerrados.

—¿Oye, estás bien?— El lugar está poco iluminado. Ella abre los ojos mirándome por un momento, duda el hablar.

—No, no quiero morir— toma muchas respiraciones y aunque me parece chistosa también me da un poco de angustia que me mire como lo está haciendo. Le devuelvo la misma mirada y habló:

—¿Morir?— me parecen absurdas sus palabras así que entro al lugar y me causa mucha más gracia lo que dice.

—No entres, el aire es poco y lo necesito yo, no voy a compartirlo— evitó reír.

—¿Te puedo ayudar en algo?

—Sácame de aquí.

—¿Por qué no lo haces sola?— digo en tono burlón.

—Que mal que Clar tenga este lugar así— digo con sinceridad mirando como el lugar está a oscuras.

—¡Joder solo sácame de aquí! Voy a morir— jadea y maldigo porque en esta situaciones me suena excitante. Intento jalar la blusa pero está atorada con el cajón.

—No te muevas, el borde del cajón tiene un pedazo de tu piel atrapada— murmuró— quítate la camisa.

—¿Qué? No voy a dejar que veas mis senos pervertidos— si quiero verlas, pero ahora me interesa más salir de aquí.

—Si no te la quitas no vas...— las puertas se vuelven a cerrar de golpe. Camino a ella Intentando abrirlas pero no ceden. Vale esto tiene una parte buena, ella y yo, solos, en un lugar pequeño y a oscuras, nuestros cuerpos a poca distancia — joder, están atascadas.

—Yo... yo ne-ne-necesitó s-sali-lir— murmura, me giró a ella un poco alarmado y agarrando su barbilla.

—Oye mírame ¿eres claustrofóbica?— asiente agarrando mis manos con fuerza, no quita la mirada de mis ojos— ¿No tienes o sabes algo qué podamos hacer para qué puedas normalizar tu respiración? 

No puedo leer sus pensamientos pero si sus acciones y el que baje su mirada a mis labios me pone nervioso. No sé en qué momento se hizo pero sus palabras fueron dinamita para mí, mis manos empezaron a sudar y la necesidad de tocarla surgieron.

—Bésame — tenía que controlarme— lo siento...

La corto pegando sus labios a los mío ¡Joder son tan suaves! Muevo mis labios con delicadeza sobre los de ella para que se calme y podamos pensar mejor. No quiero soltarla por lo que paso mis manos alrededor de su cintura y la atraigo más a mi, mis manos se mueven por sí solas al querer bajar pero las detengo para no incomodarla.

Lo Siento, Francés #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora