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Línea del tiempo Cap32 "Es Imposible".

Eliza me da una sonrisa mientras firmó el contrato que cierra mi negocios aquí en Las Vegas. Alzó una ceja y miró con desde la tanga roja que me enseña, trago grueso y disimulo dándole la mano al señor que se retira dejándome sola con ella.

—¿Qué pretendes?— le quito la tanga de la mano y las huelo— delicioso— ella se ríe.

–Los hombres son como los gatos, les gusta el olor a pescado— sonrió y alzó su falda tocando su desnudez.

—No todos, pero a mí me encanta ese pescado— pellizco su clítoris sin lastimarla, jadea.

—¡Oye, eso me gusta!— sonrió y la siento sobre la mesa— ¿Qué te parece si vamos un rato al casino?— bajo mis pantalones haciendo que ponga los pies sobre la mesa y le doy una mirada.

—¿Qué me ofreces?

—Una noche divertida— mueve la cabeza pensativo y llevo mi grande a su entrada acomodándola mejor a mi cuerpo cuando la penetro.

—¿Más que esto?— le doy una estocada dura y ella salta soltando una risita escandalosa.

—Ah, si, mucho más que esto— muerte mi labio y sonrió acariciando sus piernas.

—Eso espero— beso su frente y rompo su camisa.

—¡Oye, no traje nada!

—Te pones mi americana, así todos van a saber a quién perteneces.

—No le pertenezco a nadie— le doy una embestida que la hace tartamudear.

—Eres mía y listo.

—Si sigues así voy a...— se calla cuando la vuelvo a embestir— hijo de puta.

...

—¿Se supone que vamos a divertirnos, a reventarme los pantalones o tener que cuidar que nadie mire demás a mi mujer?— alzó una ceja y ella niega terminando de pintar sus labios.

—La primera, además no soy tu mujer — me indignó y me acerco moviendo mis labios indeciso de si salir o quedarme follandola toda la jodida noche.

El vestido plateado más arriba de sus muslos no deja mucho a la imaginación y las tiras brillantes que enrollan sus muslos me invitan a quitarlas. Su cabello va suelto y sus labios de un rojo que me urge quitar; y si, la polla se me puso dura. 

Metí mi mano por lo corto de su vestido dándome cuenta de que trae tangas.

—Muchos van a mirarte— dije ganando su atención— pero tú eres mía y voy a ser el hombre más envidiado esta noche porque mi mujer está jodidamente como para comérselas.

—¡No soy tu mujer!— chilla sacando mi mano.

—Quieta— murmuró metiendo mi mano para meter el pequeño aparato que la hará chillar toda la noche— lo eres, siempre lo has sido. Mi mujer, solo mía.

–¿Qué es? Me incomoda— dice y con el control los enciendo haciendo que abra sus ojos y suelte un suspiro cuando el pequeño aparato empieza a vibrar — ¡No! Mierda no voy a poder caminar.

—Y yo quiero follarte— digo al ver que ella no me dejó en toda la noche — solo las voy a encender cuando seas una niña mala— parpadea y me acercó besando su frente– vamos— le ofrezco mi brazo, la miró apretar las piernas comenzando a caminar juntos al casino.

Como es de esperarse un casino en las Vegas está lleno y la música es alta, Eliza se aferra a mi brazo y mira todo dudosa.

—Todo estará bien — ella asiente— ¿Quieres uno?— le preguntó y me miró dudosa.

Lo Siento, Francés #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora