—No! Un, dos, tres! Porqué estás tocando así?
Mi maestro de piano, Maxwell Lord gritaba mientras se movía de un lado a otro al rededor de la sala. Llevábamos repasando los mismos cinco compases por media hora...
— Suena mal... Digame, cuál es la indicación de tiempo?
—Tempo Giusto... En tres cuartos....—Respondí.
—Entonces porqué está tocando así?... —Tomó una de las sillas y se sentó a mi lado. —Qué sucede, señorita Danvers? Es de mis mejores alumnas, sabe que el día de su examen de admisión los sinodáles no le dieron el visto bueno, pero yo insistí... No me haga arrepentirme.
Maxwell era el mejor maestro de piano en Juilliard y no solo eso, él tenia su propia compañía discográfica. A nivel mundial solo había dos disqueras que siempre peleaban la una con la otra por obtener las mejores ventas, Lord Records y Catco Records...
Básicamente Maxwell Lord era dueño de la industria musical en el este y Cat Grand en el oeste... Aunque con él nunca se podía hablar de eso... Era extraoficial intentar obtener un contrato aprovechándose de estar en Juilliard, él siempre dejaba claro que no por estar en Juilliard significaba que tenias un disco asegurado...
Había tenido tanta suerte el día del examen, ellos dijeron que había reprobado el examen de solfeo, y en Juilliard tenias que ser perfecto para entrar, pero Maxwell apostó por mí...
Él solo atendía a cinco alumnos en toda la escuela, y yo era una de ellas... Sus clases las impartía en su casa, así podía tomar el tiempo necesario para revisar, había días en los que pasaba hasta cuatro horas ahí... Su chofer iba y regresaba a mi casa, Maxwell vivía en una de las residencias más exclusivas de NewYork. Era muy difícil no distraerse al ver sus premios, tenia en las paredes discos de oro, platino, había producido a muchos de los grandes... Incluso firmó a Taylor Swift para uno de sus discos... Que después Cat Grand aprovechó ofreciéndole un contrato aun mejor....
En una de sus salas, tenia un Steinway & Sons increíble... Era la primera vez que tocaba uno, era como un auto deportivo... Y no era lo único, se sabia que algún sitio de su casa tenia un pequeño estudio de grabación, en donde pasaba la mayor parte del día intentando arreglar la canción perfecta.
—Cómo va con sus maestros de composición?...
—Bien... Bastante bien de hecho...
—No se puedes quedar atrás en el piano...
—Es que es la pieza... Creo que no logro conectar...
Él se levantó nuevamente y se puso enfrente del piano.
—En qué piensa cuando toca?... —Preguntó.
—Pienso en la partitura... En todo lo que tiene, las notas, el pedal, las dinámicas...
—Sí.. Pero todo eso ya se lo sabe de memoria... —Dijo levantándose nuevamente. —Esa es la parte técnica... Ya no deberías pensar en eso, ya está resuelto. —Caminó al rededor de la sala y fue directo al mini bar. —Esta pieza, que estas tocando, Chopin la compuso un poco antes de su muerte... Es un vals muy aristócrata, la elegancia esta en él... Pero sobre todo, la compuso para una mujer, una mujer elegante... Para la señora Rothschild... —Dijo mientras ser servía un Whisky. —Alguna vez has conocido a una mujer así?... Una mujer cuya elegancia te cautive y te haga dudar de tus necesidades como ser humano?...
Por un momento no pude creer que fuera en serio su pregunta. Pero me impresionó más que sí tuviera una respuesta...
—No contestes... Está bien, su vida privada es completamente suya... —Regresó al piano con el vaso en su mano y lo puso en una de las mesas. —Pero supongamos que esta mujer elegante de la que tienes recuerdos causó un gran impacto en usted.... No debe tocar la partitura... Debe tocarla a ella... La música que produzca este piano, debe ser ella...