⓿❾

1.5K 260 40
                                    

Al día siguiente, Renjun despertó junto con Chenle que lo tenía abrazado, Renjun se giró para mirar el rostro hermoso de aquel alfa. Se levanta con cuidado para evitar despertarlo ya que no había descansado al volver de su viaje.

Hace la rutina mañanera para luego ponerse un lindo atuendo, su favorito, ya que iría en busca de su tercera joya. Renjun miró a Chenle, que aún estaba plácidamente dormido, así que tomó un plumón y encontró una hoja para escribirle una nota.

Dejó la nota encima de la mesa de luz para luego salir de la habitación.
Yangyang se encontraba parado frente su puerta.

—Desde cuando estás ahí? — preguntó Renjun, raro, por qué no había percibido su aroma.

— primero que nada, buenos días príncipe, y respondiendo a su pregunta, estuve desde muy temprano.

— Sabes que no es necesario tanta sobreprotección, no me pasará nada dentro del palacio — dijo Renjun — Si, si, buenos días.

Yangyang tomó cuidadosamente la mano de Renjun para luego agacharse y darle un beso en el dorso de ésta.
— Es mi deber protegerlo de cualquier cosa, príncipe. Sin importar el día, la hora y el lugar...

Yangyang se reincorpora nuevamente y Renjun se sonrojó.
— Qué bicho te pico?. — Renjun se soltó de su agarre.

— te has puesto rojito — Yangyang le dice sonriendo, pellizcandole las mejillas.

Renjun se dispuso a caminar hacia dirección de la salida del palacio.
— Irás junto con Na? — pregunta el guardia real siguiéndole.

— Así es.

— Pero por lo menos, come algo, aún no haz desayunado.

— Por ahora no tengo apetito, después de volver comeré algo.

Yangyang no volvió a insistir.
Minutos más tarde, ya se encontraban frente de la tienda en donde trabajaba el anterior mercenario.

Renjun abrió la puerta, pero se sorprendió cuando la punta de una espada se posó por su cuello y por inercia le quitó el arma a Yangyang para luego la espada posar por el cuello del alfa.

— Que inoportuna visita, príncipe — dijo entre gruñidos y alejó su espada de Renjun para luego guardarlo.

Renjun le dio nuevamente la espada a Yangyang y éste lo guardo.
— Por qué? Esperabas a alguien que quieres? — preguntó con ironía.

— Si — respondió, importandole poco el tono que uso el príncipe — Y dígame príncipe.. ¿A qué vienes?.. me imagino que tú perro faldero ya te ha comentado que dejé de ser mercenario.

Yangyang gruñó enojado, no le caía para nada bien ese alfa engreído. Renjun le dio un apretón en el brazo para que se calmará, lograndolo, Acto que no paso por desapercibido a Jaemin.

— Quiero proponerte algo — dijo Renjun, recostando su brazo por el mostrador. — Se mío.

— ¿De qué estás hablando?. — preguntó con el ceño fruncido.

— Quiero que formes parte de mi harén.. ¿Ahora sí entiendes?.

— ¿Qué crees que soy?, ¿Un objeto? — preguntó un poco molesto.

— Eres un alfa hermoso, fuerte, manejas armas y tienes valor.. y justo como a mí me gustan. — respondió Renjun. — ¿Qué quieres a cambio?, ¿Riquezas?.. pues eso vas a tenerlo sin hacer nada difícil, solo tienes que estar ahí cuando te necesite.

— Espera, espera — le detuvo Jaemin, que no estaba entendiendo absolutamente nada — Por qué un príncipe.. querría a un plebeyo para ser uno de su consortes.

El Harén de Renjun. [omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora