Jullie
Lo primero que me quitaron fue la venda de mis ojos. La iluminación en la habitación era escasa, por lo que el cambio no fue tan fuerte. Las mismas paredes grises, pero la puerta de mi celda abierta.
Lo siguiente que hizo la persona detrás de mí fue quitarme las orejeras que aislaban cualquier ruido. Cuando liberó mis muñecas de las esposas, comprendí que no era uno de mis captores. Se posó frente a mí antes de soltar mis tobillos y también retirar la mordaza. Era un cazador. Lo sabía por su uniforme. Una máscara le cubría el rostro.
—Te voy a sacar de aquí, pero tenemos que ser silenciosos —dijo—. ¿Entiendes, Jullie?
Asentí.
Se hizo cargo de los últimos impedimentos para volver a ser dueña de mi cuerpo. Tenía los músculos entumecidos y por unos instantes no fui capaz de ponerme de pie. No recordaba cuánto llevaba así: viviendo a oscuras y en completo silencio.
—Vamos. Sé que estás débil, pero necesito que saques fuerza de algún lado.
Me tendió sus manos y las tomé para aceptar su ayuda. Estando levantada, creí que sería capaz de avanzar, pero mi cuerpo no cooperó. No respondía como quería.
—Maldición. Los efectos de las drogas no han pasado. —Me regresó a la silla—. Ven. Sube a mi espalda.
Ya no deseaba continuar estando en esa prisión. Creí que la convivencia con el profesor era desagradable, pero estando en manos de los cazadores descubrí que habían cosas peores. Me temían y por eso me encarcelaron. Tenía vagos recuerdos de las veces que me extrajeron sangre o intentaron alguno de sus experimentos.
Obedecí a mi salvador. Cualquier otro lugar era mejor que allí. Ya me había resignado a terminar muerta.
Fuera de la celda, el aumento de la intensidad de la luz sí me afectó. También sentí frío. Lo que cubría mi cuerpo era un mono y camiseta de tela similar al plástico.
Dimos algunos giros hasta llegar a una escalera. Al subir nos encontramos con unas rejas bloqueando el paso, sin embargo, el cazador conocía la contraseña. No pude captar demasiados detalles de nuestra ruta de escape. Batallé con aferrarme a su espalda y no dormirme. Estaba siendo demasiado agite para mí.
De un momento a otro me sobresalté por el choque de mi espalda con una pared.
—Disculpa —murmuró.
El ruido de un grupo de pisadas pasando de prisa resonó. Ya seguro habían notado mi ausencia.
Volvimos a movernos. No obstante, no fue por mucho. Una silueta obstruía nuestro paso.
—Quítate. Te mataré de ser necesario —amenazó mi salvador.
Hasta ese momento no me había dado cuenta del arma larga en sus manos. La alzó para apuntarle al otro cazador al no recibir una reacción de inmediato.
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La Redentora | Trilogía Inmortal III [COMPLETA]
WerewolfLa traición de Vanessa destruyó la última esperanza de salvación para Drake. Ya no tendrá freno para su sed de poder y el brujo que lo acompaña se esforzará por poner el mundo a sus pies. Alejados del mundo, armarán su plan para obtener lo faltante...