Antes | Sacrificios

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Drake

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Drake

Avancé por los pasillos de la escuela de humanos. Se encontraba en la frontera de nuestro territorio y se sabía que era frecuentado por los vampiros, especialmente Descendientes de Imm. Un par de grupos de cazadores habían sido asignados a esa zona, sin embargo, no vi ni a uno solo desde mi llegada. Así de ineficientes eran.

Casi al final del corredor, con casilleros en ambos lados y decoración con colores de la institución, la luz del gimnasio se filtraba por los cristales de la entrada. Esa señal visible y el olor a sangre confirmaron que la información suministrada por Wallace era acertada.

Me detuve en la puerta, considerando mi última oportunidad para retractarme. Desde que había aceptado la ayuda de Zigor para obtener el poder que necesitaba, iba rompiendo mis límites morales cada vez más. Siempre había otra situación que ponía a prueba cuánto deseaba lograr mis objetivos. La verdad era que los grandes cambios requerían fuertes sacudidas.

En el gimnasio había varios cuerpos inconscientes en el suelo. Adolescentes atraídos a un destino maldito. De cuclillas junto a uno de ellos, estaba el causante de esa la escena. No tardó en percibir mi aroma y alzar su mirada hacia mí. De nuevo, ya no había vuelta atrás.

—¿Qué trae a un renombrado Hijo de Diana a mi presenciar mi obra maestra? —preguntó cuando crucé las puertas.

No era la primera vez que tenía frente a mí a Thomas Siden. Impulsivo, despiadado y escurridizo. Tiempo atrás traté de vincularlo con una masacre, pero para los cazadores no hubo suficientes pruebas para crear tensión con uno de los clanes más poderosos del continente. Y él era la mano derecha de su reina, Monique.

—Venta de promesas vacías, mas bien —dije.

Esos humanos tenían mordidas en sus cuellos y sangre de Thomas recorriendo sus venas. Pronto despertarían como Descendientes de Imm.

—Te sorprendería la cantidad de adolescentes ingenuos que fantasean con ser como nosotros —contestó poniéndose de pie—. Yo les cumplo el sueño, a cambio de que sean sirvientes del clan.

Habiendo conocido a Wallace y la secta que lideraba, ya eso no me sorprendía. Incluso sabía que había humanos reclutadores que los ayudaban a buscar prospectos fáciles de manipular y someter. Como si su propio vínculo de conversión no fuera suficiente.

Thomas rodeó a sus nuevas adquisiciones para acortar la distancia entre nosotros. Atento y listo para responder a cualquier ataque de mi parte. Pero yo no estaba allí para detenerlo, ni enfrentarlo. A pesar de la repulsión que me generaba, lo necesitaba.

—¿Por qué viniste solo? —continuó hablando—. ¿Quieres que sea yo quien acabe con tu miseria?

—Quiero un cofre que Monique tiene —repliqué yendo directo al punto. No podía quedarme demasiado—. El Recolector de Almas.

Thomas ladeó ligeramente la cabeza, despertando su interés en la conversación—. ¿Por qué el honorable futuro alfa de los Cephei quiere un cofre antiguo que se dice sirve para succionar la vida de sus víctimas?

Porque para poder desafiar a los cazadores necesitaba hacer sacrificios imperdonables. Porque para trazar un mejor camino para Vanessa y para mí, tenía que llegar al punto de casi perderme.

—Sé que hay algo que quieres y que yo puedo darte —continué ignorando en voz alta su interrogante y siguiendo las instrucciones imprecisas de Zigor.

Thomas se tomó su tiempo para meditarlo. Hasta que, detrás de él, su primera convertida reaccionó dando bocanadas de aire y seguramente sintiendo el ardor de la sed incendiándole la garganta. En segundos, Thomas estuvo junto a ella, arrancándole el corazón y arrojándolo lejos, como si se tratara de una pelota.

Tuve que esforzarme por no reaccionar con disgusto. Para él, cada uno de ellos era desechable.

—Qué lástima que nos haya interrumpido —comentó el vampiro volviendo a dirigirse a mí—. Quiero a Clovis.

—¿Clovis, el alfa de los Pólux? ¿Por qué?

Una línea más que debió servir como incentivo para arrepentirme del trayecto que elegí. Los Pólux eran una manada aliada de los Cephei y otra de las más importantes de la región. Entregarle a Clovis a Thomas discrepaba de mis intenciones de crear un futuro mejor para los Hijos de Diana.

—Porque mató a la mujer que amaba. —Extendió su mano todavía ensangrentada hacia a mí—. ¿Tenemos un trato?

Lleno de dudas hasta el último instante, estreché su mano. 


La Redentora | Trilogía Inmortal III [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora